¿Por qué en Alemania es más difícil que en otros países encontrar a un sospechoso de un ataque como el del mercado de Berlín?
Alemania, BBC
Se trata de Anis Amri, de 24 años, señalado por la fiscalía de Alemania como principal sospechoso del ataque con un camión de carga que dejó 12 muertos en un mercado navideño de Berlín, el lunes.Un operativo a gran escala tiene ocupadas a las agencias de seguridad de Europa, que van detrás del hombre "más buscado" del continente.
Las autoridades alemanas alertaron que el hombre, de nacionalidad tunecina, es peligroso y posiblemente esté armado.
Se trata de Anis Amri, de 24 años, señalado por la fiscalía de Alemania como principal sospechoso del ataque con un camión de carga que dejó 12 muertos en un mercado navideño de Berlín, el lunes.Un operativo a gran escala tiene ocupadas a las agencias de seguridad de Europa, que van detrás del hombre "más buscado" del continente.
Las autoridades alemanas alertaron que el hombre, de nacionalidad tunecina, es peligroso y posiblemente esté armado.
Fue un documento de Amri, que llegó a Alemania en julio de 2015 en busca de asilo, lo que puso a la policía tras sus pasos: su permiso de residencia temporaria estaba en la billetera que apareció bajo un asiento del vehículo usado como arma letal en el ataque.
Las autoridades ofrecieron entonces un pago de hasta 100.000 euros (US$104.000) a cambio de cualquier dato que lleve a dar con su paradero.
Toda una rareza en Alemania, donde el sistema de recompensas por información no es una práctica habitual como en otros países del mundo.
Pero, ¿por qué decidieron ofrecerla?
Expertos en seguridad sugieren que es una señal de que el operativo de búsqueda no está consiguiendo los resultados deseados.
"La hipótesis es que no tienen idea de en qué país puede estar", le dijo a la BBC Julian Reichelt, editor en jefe de Bild, el tabloide más popular del país, quien ha estado siguiendo la noticia.
"La traducción de eso (la recompensa) es que difícilmente haya filtraciones que faciliten su investigación".
Fallas "de fondo"
La crítica de fondo que enfrentan las agencias de inteligencia no es por qué se les ha escapado un sospechoso, sino por qué Amri en particular no estaba bajo monitoreo.
Al investigarlo, la policía descubrió que usaba seis seudónimos diferentes y había intentado hacerse pasar por egipcio o libanés.
Pero, antes de eso, al tunecino lo habían estado siguiendo este mismo año, bajo sospecha de estar planeando un robo para luego comprar armas automáticas (aunque la vigilancia le fue retirada después de seis meses por falta de pruebas).
Y más concretamente, estaba en la mira por presuntos vínculos con vertientes del islamismo radical.
"Era sabido que esta persona era un Salafista (rama del Islam) considerado muy peligroso. La policía y los servicios de inteligencia sabían de él", le dijo a la BBC Florian Flade, especialista en cuestiones de seguridad e investigador del periódico alemán Welt.
"En noviembre tuvieron una reunión específica sobre él, cuando en unas redadas fueron detenidas varias personas en el oeste del país, incluido un predicador iraquí muy radical que aparentemente reclutaba voluntarios para ir a Siria a pelear en las filas de Estado Islámico".
Se trataba del Ahmad Abdelazziz A, también conocido como Abu Walaa o "el predicador sin rostro", considerado el número uno de Estado Islámico en Alemania.
Amri "era uno de los seguidores de este predicador y era uno de los que, según fuentes de inteligencia alemana, estaba dispuesto a participar en ataques y adquirir armas", señala Flade.
El sospechoso tiene, además, un prontuario en Túnez, donde fue sentenciado a prisión in absentia por robo agravado por violencia, y en Italia, donde pasó cuatro años en la cárcel por un incendio en una escuela.
Las agencias de seguridad intercambiaron información sobre Amri en noviembre, durante una reunión del Centro Conjunto Anti-Terrorista.
Pero luego se les desapareció del radar.
"Para comienzos de diciembre, la policía no tenía idea de dónde estaba", dice Flade.
"La pregunta que se hace la gente es: si la policía no puede detener a alguien con este perfil, ¿entonces a quién? Tenía todas las señales, tenía el perfil perfecto del yihadista peligroso", agrega Reichelt.
¿Leyes de protección u obstáculo en la búsqueda?
Por el momento, la policía alemana avanza labores de búsqueda en la zona de Emmerichm en Renania del Norte-Westfalia, en el oeste del país, donde fue emitido el permiso de residencia temporaria del sospechoso.
Pero las limitaciones para la información de búsqueda son muchas, apuntan los expertos, y están basadas en la propia legislación alemana.
Tal vez el más controvertido de los ejemplos lo aportan las imágenes que difundió la policía en primera instancia para dar con el prófugo: tenían una tira negra sobre los ojos para impedir la visualización total del rostro... pese a que el objetivo era pedir la colaboración de la ciudadanía para identificarlo.
"Tenemos una política muy estricta en este sentido que no es muy útil en estas circunstancias", reconoce Reichelt.
"Bajo las leyes de privacidad, no se puede mostrar el rostro completo sin pixelar una parte".
Con una historia convulsa, marcada por dos regímenes totalitarios en el siglo XX, la legislación protectora de la privacidad es extremadamente estricta en Alemania.
En Berlín, en particular, la regulación es draconiana: no se permite el uso de cámaras de circuito cerrado en los espacios públicos, por ejemplo, que sí está permitido en otras partes del país.
"No es sólo eso: hay regulaciones muy específicas sobre recolección de datos de llamadas telefónicas", detalla Reichelt, en diálogo con el programa Newsday de la BBC.
"No podemos ir a buscar información de con quién habló (Amri) hace un año, porque esa información no está almacenada en ningún lado. Ni siquiera con una garantía judicial, porque esa información se borra".
"Para muchos berlineses, la primera palabra asociada con su ciudad es libertad. Así, cuando el alcalde Michael Müller califica esta tragedia de 'ataque a nuestra libertad', está diciendo que es un ataque contra el carácter esencial de esta ciudad", apunta Damien McGuinness, periodista de la BBC en Berlín.
El dilema del asilo denegado
También la legislación que regula el asilo político está siendo escudriñada por la opinión pública tras el ataque del mercadillo.
Según trascendió, Amri tenía una tarjeta de residencia temporaria, otorgada en abril de este mismo año, pero la solicitud de asilo que había presentado le había sido denegada por el gobierno alemán en junio.
¿Por qué no había sido deportado, entonces?
Ralf Jaeger, ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, informó que los papeles para llevar adelante su deportación aún no estaban listos.
Y es que la normativa en este sentido es también estricta: Túnez había negado que Anis Amri fuera un nacional de ese país y las autoridades alemanas estaban esperando recibir un pasaporte temporario.
"Hay en realidad muchas razones legales por las que puede ser imposible deportar a alguien cuya solicitud de asilo haya sido rechazada, como el no tener documentos o la negativa de su país de origen a recibirlo", informa McGuinness.
En Alemania, unas 160.000 personas están en una situación similar a la del sospechoso.
Y su estatus divide al país: los grupos anti-inmigración, como el partido Alternativa para Alemania, quieren deportación a cualquier costo, mientras que las organizaciones pro-refugiados denuncian que viven en limbo, por lo general sin derecho a trabajar y con pocas posibilidades de integrarse a la sociedad.
La canciller alemana, Angela Merkel, está en el centro de la disputa, criticada por la política "de puertas abiertas" -como se la ha calificado, en comparación con la de otros países de Europa- que fomenta su gobierno.
Merkel, sin embargo, ha dado pasos para recortar los beneficios de los refugiados, aunque sostiene que el país debe atender a su responsabilidad humanitaria frente a los legítimos pedidos de asilo.
Se ha reunido con el comité de seguridad para discutir cómo continuará la investigación, mientras que el gabinete aprobó planes para permitir una mayor vigilancia mediante cámaras de video en espacios públicos.
La presión tras el ataque al mercado berlinés, señalan algunos, podría llevar ahora a una revisión más exhaustiva de las leyes.
"Ampliar las leyes, por ejemplo, para facilitar el acceso a información de teléfonos", anota Reichelt.
También se habla de la contratación de más efectivos policiales y de propuestas controvertidas para dar un rol más preponderante al ejército en el ámbito doméstico.
"Pero lo que para muchos es motivo de preocupación, o de indignación incluso, es que en Alemania existen leyes que permiten poner a un sospechoso bajo observación y hacerle seguimiento. Esas leyes simplemente no se implementaron en el caso de Amri", señala Julian Reichelt.