Netanyahu moviliza al Gobierno ante la amenaza de otro revés internacional
El primer ministro teme que otra decisión de la comunidad internacional pueda acarrear sanciones contra Israel por la expansión de las colonias
Juan Carlos Sanz
Corresponsal en Oriente Próximo
Jerusalén, El País
Benjamín Netanyahu ha llamado a sus ministros a cerrar filas ante las nuevas presiones de la comunidad internacional que, según auguró, se ciernen sobre Israel. El primer ministro advirtió el domingo en la reunión del Gabinete de Seguridad, que agrupa las carteras clave del Ejecutivo, de que en la conferencia de Ministros de Exteriores convocada en París el próximo 15 de enero unos 70 países se disponen a adoptar acuerdos sobre el proceso de paz en Oriente Próximo. El jefe de Gobierno expresó su temor a que dichas medidas puedan ser sometidas al Consejo de Seguridad de la ONU.
De acuerdo con el relato elaborado este lunes por la prensa israelí, el Estado judío puede recibir un nuevo revés antes de que Donald Trump tomé posesión de la presidencia de Estados Unidos, apenas cinco días después de la cumbre en la capital francesa. El viacrucis internacional de Netanyahu no parece haber concluido en Navidad tras el voto de condena en Naciones Unidas a los asentamientos judíos en territorio ocupado palestino.
En el marco de la llamada Iniciativa de Paz francesa, el Gobierno de París ha convocado después de Año Nuevo un cónclave diplomático sin apenas precedentes desde la Conferencia de Paz de Madrid, hace ya un cuarto de siglo. El jefe del Ejecutivo israelí alertó a sus principales ministros para que permanezcan alerta y eviten dar pasos en falso, como los llamamientos a la anexión de parte de Cisjordania o a redoblar la expansión de los asentamientos procedentes de los sectores más radicales de la coalición que le sostiene en la Knesset.
Expertos del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Consejo Nacional de Seguridad informaron al Gabinete de que de las reuniones celebradas por Francia con Estados Unidos y otros países para preparar la conferencia de París en enero se deduce que en la conferencia de ministros de Exteriores pueden ser adoptadas decisiones sobre las fronteras del Estado palestino, la situación de millones de refugiados palestinos, las garantías de seguridad o el estatuto final de la ciudad de Jerusalén, según fuentes diplomáticas citadas por el diario Haaretz.
El primer ministro israelí considera que toda la estrategia ha sido diseñada por la Administración del presidente Barack Obama, de común acuerdo con el Gobierno francés, y por ello trata de anticiparse a las consecuencias de la conferencia de París con la orden tajante de cerrar filas y de evitar cualquier gesto que pueda ser entendido como una provocación a la comunidad internacional.
Netanyahu teme que otra decisión de la comunidad internacional pueda acarrear sanciones contra Israel por la expansión de las colonias, así como contra los productos y servicios israelíes procedentes territorios ocupados. La resolución de la ONU sobre los asentamientos podrá ser también invocada ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra causados por el desplazamiento forzoso de población, como anunció ayer el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat.
El Ayuntamiento de Jerusalén tiene previsto aprobar mañana la construcción de 618 viviendas en tres distritos de la parte este de la ciudad, que fue anexionada por Israel tras la guerra de 1967, según aseguró el lunes The Jerusalem Post, aunque la alcaldía no ha confirmado aún su inclusión en el orden del día de la Comisión de Urbanismo.
“Somos un país con orgullo nacional, y no pondremos la otra mejilla”, advirtió este lunes Netanyahu en un acto celebrado en Galilea. "Es una reacción sabia, agresiva y responsable, queremos dejar claro que lo ocurrido en la ONU es inaceptable. . Esta respuesta tendrá una importancia duradera a pesar de que vaya a haber uno o dos ataques contra nosotros en el mes próximo", dijo según recoge Haaretz.
El ministro de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman, tampoco mantuvo la templanza que reclamaba el jefe del Ejecutivo, al calificar la conferencia de París de un nuevo “caso Dreyfus” contra Israel, en referencia a la condena por un delito que no cometió a un oficial francés judío a finales del siglo XIX, en un escándalo que se convirtió en emblema del antisemitismo. “No va ser una conferencia de paz, sino un tribunal contra el Estado de Israel”, advirtió Lieberman, que reside en un asentamiento de colonos al sureste de Belén.
El Gobierno israelí ha responsabilizado a la Administración Obama del revés sufrido en Naciones Unidas, y así lo proclamaron el propio Netanyahu y varios de sus ministros el sábado y el domingo. El embajador israelí en EE UU, Ron Dermer, fue ayer más explícito en una entrevista con la cadena CNN al anunciar que aportará al nuevo presidente republicano las “pruebas irrefutables” sobre la presunta conspiración del mandatario saliente.
“Estados Unidos orquestó el ataque al frente de una banda [contra Israel]”, dijo Dermer, “Estamos muy decepcionados. Los palestinos libran una guerra diplomática contra Israel y no quieren negociar la paz. Ahora una resolución les ha proporcionado munición para esa guerra”. El embajador aseguró que la Administración Obama se comporta como “un tren sin control”.
Juan Carlos Sanz
Corresponsal en Oriente Próximo
Jerusalén, El País
Benjamín Netanyahu ha llamado a sus ministros a cerrar filas ante las nuevas presiones de la comunidad internacional que, según auguró, se ciernen sobre Israel. El primer ministro advirtió el domingo en la reunión del Gabinete de Seguridad, que agrupa las carteras clave del Ejecutivo, de que en la conferencia de Ministros de Exteriores convocada en París el próximo 15 de enero unos 70 países se disponen a adoptar acuerdos sobre el proceso de paz en Oriente Próximo. El jefe de Gobierno expresó su temor a que dichas medidas puedan ser sometidas al Consejo de Seguridad de la ONU.
De acuerdo con el relato elaborado este lunes por la prensa israelí, el Estado judío puede recibir un nuevo revés antes de que Donald Trump tomé posesión de la presidencia de Estados Unidos, apenas cinco días después de la cumbre en la capital francesa. El viacrucis internacional de Netanyahu no parece haber concluido en Navidad tras el voto de condena en Naciones Unidas a los asentamientos judíos en territorio ocupado palestino.
En el marco de la llamada Iniciativa de Paz francesa, el Gobierno de París ha convocado después de Año Nuevo un cónclave diplomático sin apenas precedentes desde la Conferencia de Paz de Madrid, hace ya un cuarto de siglo. El jefe del Ejecutivo israelí alertó a sus principales ministros para que permanezcan alerta y eviten dar pasos en falso, como los llamamientos a la anexión de parte de Cisjordania o a redoblar la expansión de los asentamientos procedentes de los sectores más radicales de la coalición que le sostiene en la Knesset.
Expertos del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Consejo Nacional de Seguridad informaron al Gabinete de que de las reuniones celebradas por Francia con Estados Unidos y otros países para preparar la conferencia de París en enero se deduce que en la conferencia de ministros de Exteriores pueden ser adoptadas decisiones sobre las fronteras del Estado palestino, la situación de millones de refugiados palestinos, las garantías de seguridad o el estatuto final de la ciudad de Jerusalén, según fuentes diplomáticas citadas por el diario Haaretz.
El primer ministro israelí considera que toda la estrategia ha sido diseñada por la Administración del presidente Barack Obama, de común acuerdo con el Gobierno francés, y por ello trata de anticiparse a las consecuencias de la conferencia de París con la orden tajante de cerrar filas y de evitar cualquier gesto que pueda ser entendido como una provocación a la comunidad internacional.
Netanyahu teme que otra decisión de la comunidad internacional pueda acarrear sanciones contra Israel por la expansión de las colonias, así como contra los productos y servicios israelíes procedentes territorios ocupados. La resolución de la ONU sobre los asentamientos podrá ser también invocada ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra causados por el desplazamiento forzoso de población, como anunció ayer el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat.
El Ayuntamiento de Jerusalén tiene previsto aprobar mañana la construcción de 618 viviendas en tres distritos de la parte este de la ciudad, que fue anexionada por Israel tras la guerra de 1967, según aseguró el lunes The Jerusalem Post, aunque la alcaldía no ha confirmado aún su inclusión en el orden del día de la Comisión de Urbanismo.
“Somos un país con orgullo nacional, y no pondremos la otra mejilla”, advirtió este lunes Netanyahu en un acto celebrado en Galilea. "Es una reacción sabia, agresiva y responsable, queremos dejar claro que lo ocurrido en la ONU es inaceptable. . Esta respuesta tendrá una importancia duradera a pesar de que vaya a haber uno o dos ataques contra nosotros en el mes próximo", dijo según recoge Haaretz.
El ministro de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman, tampoco mantuvo la templanza que reclamaba el jefe del Ejecutivo, al calificar la conferencia de París de un nuevo “caso Dreyfus” contra Israel, en referencia a la condena por un delito que no cometió a un oficial francés judío a finales del siglo XIX, en un escándalo que se convirtió en emblema del antisemitismo. “No va ser una conferencia de paz, sino un tribunal contra el Estado de Israel”, advirtió Lieberman, que reside en un asentamiento de colonos al sureste de Belén.
El Gobierno israelí ha responsabilizado a la Administración Obama del revés sufrido en Naciones Unidas, y así lo proclamaron el propio Netanyahu y varios de sus ministros el sábado y el domingo. El embajador israelí en EE UU, Ron Dermer, fue ayer más explícito en una entrevista con la cadena CNN al anunciar que aportará al nuevo presidente republicano las “pruebas irrefutables” sobre la presunta conspiración del mandatario saliente.
“Estados Unidos orquestó el ataque al frente de una banda [contra Israel]”, dijo Dermer, “Estamos muy decepcionados. Los palestinos libran una guerra diplomática contra Israel y no quieren negociar la paz. Ahora una resolución les ha proporcionado munición para esa guerra”. El embajador aseguró que la Administración Obama se comporta como “un tren sin control”.