EE UU eleva la venta de armamento pese a la contracción global
Los grandes clientes en los países en vías de desarrollo limitan la compra de grandes sistemas por los problemas económicos
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
El mundo es un lugar turbulento. Los conflictos se suceden mientras las grandes potencias militares aprovechan la inestabilidad para mostrar su fuerza y, de paso, hacer negocio. Estados Unidos controla el gran bazar del armamento convencional con la firma de contratos por valor de 40.200 millones de dólares en 2015. Es líder con un amplio margen sobre Francia, que el año pasado cerró acuerdos que rondaron los 15.200 millones. La tercera es Rusia, con 11.100 millones.
Los datos forman parte de un estudio elaborado por el Congreso de EE UU en el que analiza las transferencias globales entre 2008 y 2015. Tanto EE UU como Francia lograron incrementar las ventas el pasado ejercicio pese a que el comercio global se redujo a 79.900 millones, unos 9.000 millones menos que en 2014. En el caso estadounidense subieron un 10% mientras que las francesas lo hicieron un 150%.
China aparece aún rezagada pero crece con rapidez, al duplicar hasta los 6.000 millones en 2015. Se coloca así la cuarta. Suecia, Italia, Alemania, Turquía, Reino Unido e Israel completan el grupo de las diez mayores potencias militares por volumen de las transferencias de armamento convencional. El valor combinado de los contratos negociados por estos seis países no llega al total chino.
EE UU no solo genera la mitad de las ventas globales. Es el que vendió también más armas a los países en vías de desarrollo, con el 41% de todos los contratos en 2015. Francia, Reino Unido, Alemania e Italia le siguen como bloque en el segundo lugar, con el 27% de las ventas. Rusia se hizo con el 17% y como señala el estudio está centrándose en el mercado en América Latina, especialmente Venezuela.
En cuanto a las entregas globales, EE UU está a la cabeza con 16.900 millones. De ese total, 11.900 millones tuvieron como destino países en vías de desarrollo. Rusia realizó el pasado ejercicio entregas por valor de 7.200 millones, ligeramente por encima de los 7.000 millones de Francia. Las tres potencias suministraron el 68% del armamento. El valor total de las entregas se redujo a 46.200 millones.
Principales compradores
El 82% del armamento convencional que se vende en el mercado internacional acaba en naciones en desarrollo. Los principales clientes fueron Qatar y Egipto, seguidos por Arabia Saudí, Corea del Sur, Pakistán, Israel, Emiratos Árabes e Irak. Pero el estudio muestra que este grupo de países compraron menos armamento que en 2014, con contratos combinados por valor de 65.200 millones frente a 79.000 millones un año antes.
Como explica Catherine Theohary, la especialista autora del estudio, esta contracción en el comercio internacional de armas se explica por las dificultades económicas por las que atraviesa la economía global y el desplome del valor de las materias primas. Eso está llevando a muchos gobiernos a recortar sus presupuestos de defensa y a limitar las compras de grandes sistemas de armamento.
Pero si la cuenta de Twitter del presidente electo Donald Trump sirve para anticipar el futuro del negocio de la defensa, los próximos años serán movidos. El republicano prometió durante la compaña elevar el gasto militar aunque está marcando el terreno a las grandes contratistas, como Boeing y Lockheed Martin, para que reduzcan los costes.
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
El mundo es un lugar turbulento. Los conflictos se suceden mientras las grandes potencias militares aprovechan la inestabilidad para mostrar su fuerza y, de paso, hacer negocio. Estados Unidos controla el gran bazar del armamento convencional con la firma de contratos por valor de 40.200 millones de dólares en 2015. Es líder con un amplio margen sobre Francia, que el año pasado cerró acuerdos que rondaron los 15.200 millones. La tercera es Rusia, con 11.100 millones.
Los datos forman parte de un estudio elaborado por el Congreso de EE UU en el que analiza las transferencias globales entre 2008 y 2015. Tanto EE UU como Francia lograron incrementar las ventas el pasado ejercicio pese a que el comercio global se redujo a 79.900 millones, unos 9.000 millones menos que en 2014. En el caso estadounidense subieron un 10% mientras que las francesas lo hicieron un 150%.
China aparece aún rezagada pero crece con rapidez, al duplicar hasta los 6.000 millones en 2015. Se coloca así la cuarta. Suecia, Italia, Alemania, Turquía, Reino Unido e Israel completan el grupo de las diez mayores potencias militares por volumen de las transferencias de armamento convencional. El valor combinado de los contratos negociados por estos seis países no llega al total chino.
EE UU no solo genera la mitad de las ventas globales. Es el que vendió también más armas a los países en vías de desarrollo, con el 41% de todos los contratos en 2015. Francia, Reino Unido, Alemania e Italia le siguen como bloque en el segundo lugar, con el 27% de las ventas. Rusia se hizo con el 17% y como señala el estudio está centrándose en el mercado en América Latina, especialmente Venezuela.
En cuanto a las entregas globales, EE UU está a la cabeza con 16.900 millones. De ese total, 11.900 millones tuvieron como destino países en vías de desarrollo. Rusia realizó el pasado ejercicio entregas por valor de 7.200 millones, ligeramente por encima de los 7.000 millones de Francia. Las tres potencias suministraron el 68% del armamento. El valor total de las entregas se redujo a 46.200 millones.
Principales compradores
El 82% del armamento convencional que se vende en el mercado internacional acaba en naciones en desarrollo. Los principales clientes fueron Qatar y Egipto, seguidos por Arabia Saudí, Corea del Sur, Pakistán, Israel, Emiratos Árabes e Irak. Pero el estudio muestra que este grupo de países compraron menos armamento que en 2014, con contratos combinados por valor de 65.200 millones frente a 79.000 millones un año antes.
Como explica Catherine Theohary, la especialista autora del estudio, esta contracción en el comercio internacional de armas se explica por las dificultades económicas por las que atraviesa la economía global y el desplome del valor de las materias primas. Eso está llevando a muchos gobiernos a recortar sus presupuestos de defensa y a limitar las compras de grandes sistemas de armamento.
Pero si la cuenta de Twitter del presidente electo Donald Trump sirve para anticipar el futuro del negocio de la defensa, los próximos años serán movidos. El republicano prometió durante la compaña elevar el gasto militar aunque está marcando el terreno a las grandes contratistas, como Boeing y Lockheed Martin, para que reduzcan los costes.