Cerca de 300.000 aves sacrificadas en Holanda contra propagación gripe aviar
El virus fue identificado primero en patos salvajes encontrados muertos en noviembre y su presencia ha sido confirmada en varias granjas de Biddinghuizen, en Flevoland (centro del país).
La Razón Digital / EFE / Bruselas
Cerca de 300.000 aves (200.000 patos y unas 100.000 gallinas) han sido sacrificadas en el norte de Holanda en las últimas semanas para evitar la propagación de la gripe aviar, informó hoy el portal Dutchnews.
Las autoridades holandesas revelaron hoy que un nuevo brote se detectó en una granja de gallinas en Friesland (noroeste), lo que lleva a seis el número de explotaciones que se han visto afectadas hasta la fecha por la enfermedad.
Como consecuencia, las 28.500 gallinas de la granja infectada serán sacrificadas para prevenir la propagación del brote.
Las autoridades tomaron además muestras en otra granja situada en un radio de tres kilómetros de la explotación afectada para comprobar si ha habido contagios.
El ministro holandés de Agricultura, Martin van Dam, ha impuesto una prohibición de movimiento de aves y huevos en un radio de 10 kilómetros de la granja afectada, conforme establece la normativa para combatir la propagación de la enfermedad.
Por otra parte, también el domingo se detectó la presencia de gripe aviar en una granja de patos en Kamperveen (noroeste), lo que obligará al sacrificio de los 14.000 ejemplares en el recinto.
Previamente, las autoridades holandesas encontraron el virus en distintos patos salvajes en una localidad próxima, en la provincia de Overijssel.
El virus fue identificado primero en patos salvajes encontrados muertos en noviembre y su presencia ha sido confirmada en varias granjas de Biddinghuizen, en Flevoland (centro del país).
Las autoridades han pedido a los ganaderos, así como a los zoológicos y a los dueños de animales que mantengan a sus aves en el interior, por el riesgo de propagación de la enfermedad.
También se ha decretado la prohibición de los espectáculos de aves y la caza de patos.
El último brote de gripe aviar en Holanda ocurrió en 2014, aunque restringido a una serie de granjas, y uno anterior, en 2003, costó a la industria avícola holandesa en torno a 300 millones de euros.
La Razón Digital / EFE / Bruselas
Cerca de 300.000 aves (200.000 patos y unas 100.000 gallinas) han sido sacrificadas en el norte de Holanda en las últimas semanas para evitar la propagación de la gripe aviar, informó hoy el portal Dutchnews.
Las autoridades holandesas revelaron hoy que un nuevo brote se detectó en una granja de gallinas en Friesland (noroeste), lo que lleva a seis el número de explotaciones que se han visto afectadas hasta la fecha por la enfermedad.
Como consecuencia, las 28.500 gallinas de la granja infectada serán sacrificadas para prevenir la propagación del brote.
Las autoridades tomaron además muestras en otra granja situada en un radio de tres kilómetros de la explotación afectada para comprobar si ha habido contagios.
El ministro holandés de Agricultura, Martin van Dam, ha impuesto una prohibición de movimiento de aves y huevos en un radio de 10 kilómetros de la granja afectada, conforme establece la normativa para combatir la propagación de la enfermedad.
Por otra parte, también el domingo se detectó la presencia de gripe aviar en una granja de patos en Kamperveen (noroeste), lo que obligará al sacrificio de los 14.000 ejemplares en el recinto.
Previamente, las autoridades holandesas encontraron el virus en distintos patos salvajes en una localidad próxima, en la provincia de Overijssel.
El virus fue identificado primero en patos salvajes encontrados muertos en noviembre y su presencia ha sido confirmada en varias granjas de Biddinghuizen, en Flevoland (centro del país).
Las autoridades han pedido a los ganaderos, así como a los zoológicos y a los dueños de animales que mantengan a sus aves en el interior, por el riesgo de propagación de la enfermedad.
También se ha decretado la prohibición de los espectáculos de aves y la caza de patos.
El último brote de gripe aviar en Holanda ocurrió en 2014, aunque restringido a una serie de granjas, y uno anterior, en 2003, costó a la industria avícola holandesa en torno a 300 millones de euros.