Tailandia contiene el aliento ante una incierta transición
El príncipe heredero Maha Vajiralongkorn, de 64 años, ha pedido más tiempo para hacerse cargo del trono
Macarena Vidal Liy (Enviada Especial)
Bangkok, El País
Mientras cientos de miles de tailandeses, vestidos de negro, se agolpaban en las calles del centro de Bangkok para despedir a Bhumibol Adulyadej, el soberano que reinó sobre ellos durante 7 décadas, muchos ojos buscaban un atisbo del hombre enjuto y engalanado que encabezaba la comitiva fúnebre. El príncipe heredero Maha Vajiralongkorn, de 64 años, que participaba en los rituales con aire solemne, ha pedido más tiempo para hacerse cargo del trono. Mientras tanto es un muy veterano general y antiguo primer ministro, el presidente del Consejo Real, Prem Tinsulanonda, quien se ha hecho cargo de la regencia.
“No consigo imaginar un futuro sin el rey (Bhumibol). Sabíamos que estaba enfermo, pero nos agarrábamos a cualquier esperanza. No queríamos creer que pudiera morir”, explica Kamlai, de 28 años. Como la mayoría de los tailandeses en Bangkok, este viernes se ha vestido íntegramente de negro. Venía con la intención de acercarse lo más posible al palacio real, donde ha quedado el cuerpo el soberano, pero ha tenido que conformarse con un lugar a pleno sol a medio kilómetro de distancia para poder ver pasar la comitiva.
Pero en parte por la conmoción y la tristeza de despedir a un rey al que muchos adoraban, y en parte por las drásticas leyes de lesa majestad, que imponen hasta 15 años de cárcel a quien se perciba que critica la monarquía o a la familia real, la vehemencia de muchos a la hora de describir su dolor por la perdida del rey no es la misma para hablar del príncipe heredero.
Vajiralongkorn, de 64 años, no disfruta de la misma popularidad que su padre. Ha vivido largas temporadas fuera de Tailandia y se ha divorciado en tres ocasiones. Cómo vaya a ser su reinado es aún una profunda incógnita.
Después de sorprender con el anuncio, formulado por el primer ministro, el general Prayut Chan-ocha, de que retrasaría su proclamación como rey para participar en el luto por su padre, el príncipe heredero ha asumido con normalidad su papel en las formalidades de duelo, que durante 30 días impedirán que se celebren actos de gobierno y hará que las banderas ondeen a media asta.
En uniforme de gala, el príncipe se puso al frente de su familia durante los 4 kilómetros de procesión fúnebre, del hospital Sriraja donde falleció Bhumibol, el rey Rama IX, hasta el palacio real. Allí participó, asistido por monjes budistas, en la ceremonia ritual del baño.
El gobierno militar al frente de Tailandia desde el golpe de Estado de 2014 ha restado importancia al hecho de que Vajiralongkorn no haya sido proclamado de inmediato Rama X. En una comparecencia especial en televisión, el viceprimer ministro, Wissanu Krea-ngarm, indicó que la Constitución prevé que el presidente del Consejo Real se convierta en regente de oficio hasta que el nuevo monarca sea coronado. Y el príncipe heredero ha dejado claro, insistió, en que quiere sumarse al pueblo en sus manifestaciones de dolor antes de decidir cómo quiere que se desarrolle esa ceremonia. En un comentario, Gregory Poling, del centro de estudios en Washington CSIS, apunta la posibilidad de que el príncipe “quiera tiempo para apuntalar su popularidad”.
Aunque parece que los militares que asumieron el poder hace dos años ante los disturbios en el fin del gobierno de Yingluck Shinawatra -hermana del magnate Thaksin Shinawatra, ex primer ministro y némesis de la elite cortesana tailandesa- estén dispuestos a ceder un poder que tomaron, según muchos analistas, con vistas a impedir un hipotético retorno de los Shinawatra, populares entre la clase trabajadora, a la vida política tailandesa. Ya lograron en agosto pasado la aprobación de una reforma constitucional que les permite una mayor vigilancia de los gobiernos civiles. Un comentario de la consultora de análisis de riesgo Eurasia Group considera probable que a raíz de la muerte del rey, el gobierno militar retrase las elecciones previstas en principio para 2017 “al menos varios meses, hasta entrado 2018”.
Macarena Vidal Liy (Enviada Especial)
Bangkok, El País
Mientras cientos de miles de tailandeses, vestidos de negro, se agolpaban en las calles del centro de Bangkok para despedir a Bhumibol Adulyadej, el soberano que reinó sobre ellos durante 7 décadas, muchos ojos buscaban un atisbo del hombre enjuto y engalanado que encabezaba la comitiva fúnebre. El príncipe heredero Maha Vajiralongkorn, de 64 años, que participaba en los rituales con aire solemne, ha pedido más tiempo para hacerse cargo del trono. Mientras tanto es un muy veterano general y antiguo primer ministro, el presidente del Consejo Real, Prem Tinsulanonda, quien se ha hecho cargo de la regencia.
“No consigo imaginar un futuro sin el rey (Bhumibol). Sabíamos que estaba enfermo, pero nos agarrábamos a cualquier esperanza. No queríamos creer que pudiera morir”, explica Kamlai, de 28 años. Como la mayoría de los tailandeses en Bangkok, este viernes se ha vestido íntegramente de negro. Venía con la intención de acercarse lo más posible al palacio real, donde ha quedado el cuerpo el soberano, pero ha tenido que conformarse con un lugar a pleno sol a medio kilómetro de distancia para poder ver pasar la comitiva.
Pero en parte por la conmoción y la tristeza de despedir a un rey al que muchos adoraban, y en parte por las drásticas leyes de lesa majestad, que imponen hasta 15 años de cárcel a quien se perciba que critica la monarquía o a la familia real, la vehemencia de muchos a la hora de describir su dolor por la perdida del rey no es la misma para hablar del príncipe heredero.
Vajiralongkorn, de 64 años, no disfruta de la misma popularidad que su padre. Ha vivido largas temporadas fuera de Tailandia y se ha divorciado en tres ocasiones. Cómo vaya a ser su reinado es aún una profunda incógnita.
Después de sorprender con el anuncio, formulado por el primer ministro, el general Prayut Chan-ocha, de que retrasaría su proclamación como rey para participar en el luto por su padre, el príncipe heredero ha asumido con normalidad su papel en las formalidades de duelo, que durante 30 días impedirán que se celebren actos de gobierno y hará que las banderas ondeen a media asta.
En uniforme de gala, el príncipe se puso al frente de su familia durante los 4 kilómetros de procesión fúnebre, del hospital Sriraja donde falleció Bhumibol, el rey Rama IX, hasta el palacio real. Allí participó, asistido por monjes budistas, en la ceremonia ritual del baño.
El gobierno militar al frente de Tailandia desde el golpe de Estado de 2014 ha restado importancia al hecho de que Vajiralongkorn no haya sido proclamado de inmediato Rama X. En una comparecencia especial en televisión, el viceprimer ministro, Wissanu Krea-ngarm, indicó que la Constitución prevé que el presidente del Consejo Real se convierta en regente de oficio hasta que el nuevo monarca sea coronado. Y el príncipe heredero ha dejado claro, insistió, en que quiere sumarse al pueblo en sus manifestaciones de dolor antes de decidir cómo quiere que se desarrolle esa ceremonia. En un comentario, Gregory Poling, del centro de estudios en Washington CSIS, apunta la posibilidad de que el príncipe “quiera tiempo para apuntalar su popularidad”.
Aunque parece que los militares que asumieron el poder hace dos años ante los disturbios en el fin del gobierno de Yingluck Shinawatra -hermana del magnate Thaksin Shinawatra, ex primer ministro y némesis de la elite cortesana tailandesa- estén dispuestos a ceder un poder que tomaron, según muchos analistas, con vistas a impedir un hipotético retorno de los Shinawatra, populares entre la clase trabajadora, a la vida política tailandesa. Ya lograron en agosto pasado la aprobación de una reforma constitucional que les permite una mayor vigilancia de los gobiernos civiles. Un comentario de la consultora de análisis de riesgo Eurasia Group considera probable que a raíz de la muerte del rey, el gobierno militar retrase las elecciones previstas en principio para 2017 “al menos varios meses, hasta entrado 2018”.