¿Puede el Partido Republicano sustituir a Donald Trump como nominado?
Estas son las vías que existen para reemplazar a un candidato si no abandona, enferma o fallece antes de las elecciones
Cristina F. Pereda
Corresponsal en Estados Unidos
Washington, El País
Donald Trump ha rechazado tajantemente que vaya a abandonar su candidatura a pesar del creciente número de políticos republicanos, incluidos excandidatos a la presidencia, que piden que cese su apuesta para sustituir a Barack Obama en la Casa Blanca. La publicación este viernes de un vídeo en el que presumía de “ligar” con mujeres casadas y de besarles sin permiso ha puesto a prueba el apoyo de Trump entre su partido y renovado las especulaciones sobre el margen de actuación que tienen para sustituirlo.
Estas son las vías para desposeer al millonario de su nominación, si él no abandona antes, todas ellas condicionadas por el hecho de que el voto por adelantado ya ha comenzado en varios Estados y miles de estadounidenses ya han votado a favor de Trump. Cualquiera de estos escenarios, además, debería resolverse en un plazo de un mes, algo altamente improbable.
La Regla 9
Los estatutos de funcionamiento del Comité Nacional del Partido Republicano establecen en la Regla 9 que “el Comité Nacional está autorizado y tiene potestad para llenar todas y cualquiera de las vacantes que puedan ocurrir por causa de muerte, renuncia u otras”.
Es decir, solo pueden sustituir a Trump si fallece, abandona voluntariamente su candidatura, se encuentra incapacitado por enfermedad o accidente, o por “otras causas”. Desechadas todas las opciones anteriores, los expertos debaten estos días sobre el significado de “otras causas”.
Por un lado, está el argumento de que esas causas pueden ser la decisión del propio Comité, en una votación, de que debe ser reemplazado. Por otro, varios expertos aseguran que la interpretación literal de la Regla 9 establece qué debe hacer el partido una vez que exista esa vacante y necesite reemplazarla, no que tenga permiso para crearla.
“No hay autoridad dentro de las reglas del Comité Nacional republicano para eliminar a un candidato a la presidencia o vicepresidencia”, explicó el abogado Jim Bopp al diario The Guardian. “Solo tienen competencia para llenar una vacante si esta ya ha surgido”.
La Regla 12 permite cambiar la Regla 9
El experto James Heaney asegura que el Comité Nacional republicano cuenta con una regla que le permite presentar una enmienda a las normas de funcionamiento vigentes, la número 12. Serían necesarios los votos más de tres cuartos de los miembros del comité, considerada una “supermayoría” a favor de redefinir esas “otras causas” por las que se pueda sustituir a un candidato. “Se podría incluir simplemente una cláusula de moralidad, como la que se introduce en muchos contratos laborales”, escribe Haney, para recoger, por ejemplo, la posibilidad de expulsar al nominado si éste “comete un acto de infamia que sacuda el sentido de decencia de la nación”.
Thomas Balch, miembro del movimiento “Never Trump” y de la iniciativa que intentó bloquear su nominación durante la Convención Nacional republicana, celebrada el pasado mes de julio, escribe que el Comité cuenta con amplia potestad para utilizar esas “otras causas” como justificación para expulsar a Trump. “Dado que esos términos son tan ambiguos y no están definidos en ninguna parte, el Comité puede interpretarlos y decidir lo que representan”.
El obstáculo: el Comité Nacional republicano tiene apenas un mes para reunirse, cambiar las reglas de funcionamiento del partido, votar la expulsión de Trump y elegir un nuevo candidato, para lo que a lo mejor tendría que convocar a todos los delegados del Partido. Todo ello sin poner en peligro la imagen del partido y las candidaturas de todos sus aspirantes a puestos en el Senado y la Cámara de Representantes.
El laberinto del Colegio Electoral, en dos pasos
Primero, ¿qué es el Colegio Electoral? Son el grupo selecto de votantes que elige definitivamente al presidente de Estados Unidos. Cuando los ciudadanos votan, en realidad no lo hacen directamente por un candidato sino que están indicando a los representantes de su Estado en el Colegio Electoral a quién deben trasladar su voto. Si la mayoría de ciudadanos del Estado vota por Trump, el representante del Colegio Electoral hará lo mismo.
Segundo, el número de representantes de cada Estado en el Colegio Electoral depende del número de ciudadanos en ese territorio. Cada Estado, además, tiene distintas reglas de cómo deben actuar y, en algunos casos, su dictamen no está atado al de los ciudadanos.
Esto es lo que el autor de Election Law Blog y profesor de la Universidad de California Irvine, Rick Hasen, define como la última carambola con la que cuenta el Partido Republicano. “Cuando votamos a un presidente, en realidad estamos pidiendo a esos electores [del Colegio Electoral] que le voten. Si Trump es elegido en algunos Estados, esos electores pueden después cambiar su voto por Pence, o Romney o Kasich”, escribe Hasen.
El obstáculo: Este camino no garantiza que los republicanos puedan ganar las elecciones, ya que no todos los Estados cuentan con electores del Colegio Electoral “libres”, es decir, que puedan cambiar su voto. Para llegar a la Casa Blanca, necesitarían que Trump obtuviera una mayoría suficiente de votos como para que los pocos electores “libres” que puedan cambiar su dictamen le ayuden a superar el mínimo necesario, 270, para ser presidente.
¿Qué dice la Constitución?
La Vigésimo Quinta Enmienda de Estados Unidos esconde la solución más rocambolesca para resolver este enigma e implica, además, la participación de Trump. El texto asegura que el presidente puede declararse incapacitado para ejercer el cargo, por lo que el vicepresidente pasa a actuar como tal. Esta opción supone que el Partido Republicano no tendría que involucrarse ahora en un complejo proceso para sustituir al candidato, que seguiría concurriendo a las elecciones de noviembre, podría continuar respaldando al resto de aspirantes al Congreso y al Senado sin asociar estas apuestas a las del empresario, recuperar la Casa Blanca y poner al frente a un político más vinculado al ala tradicional del partido como es Mike Pence.
¿Qué pasa si Trump abandona o le expulsa el Partido Republicano?
El primer problema es la falta de tiempo. La mayoría de Estados ya ha abierto el período de voto por adelantado y la web del U.S. Election Project estima que más de 34.000 votantes republicanos ya se han pronunciado en estas elecciones. 8.000 de ellos son votantes de Carolina del Norte y otros 5.000 de Florida, ambos decisivos para el resultado de noviembre y en los que Trump cuenta con importantes apoyos.
Las Comisión Electoral, la máxima autoridad de EE UU para la convocatoria de elecciones, impone además unos límites a partir de los que los partidos ya no pueden cambiar los nombres de los candidatos en las papeletas que utilizarán los ciudadanos para votar. Esa fecha ya ha pasado en Estados como Florida, Michigan, Ohio, Carolina del Norte, Texas y Virginia, territorios imprescindibles en la carrera hacia la victoria.
¿Esto ha pasado antes?
Sí, según una recopilación de The Washington Post, hay varios casos. En 2000, el gobernador de Misuri falleció en un accidente de avioneta días antes de las elecciones. El partido prometió que su mujer le sustituiría en el cargo si terminaba logrando la reelección y así fue. En 2002, un senador de Minnesota también perdió la vida en un accidente y su partido logró que otro candidato le sustituyese, pero no logró suficientes votos para ganar. Un tercer caso quedó resuelto en el Tribunal Supremo de Nueva Jersey, que dio la victoria a los demócratas después de que el candidato republicano abandonase antes de la votación.
Cristina F. Pereda
Corresponsal en Estados Unidos
Washington, El País
Donald Trump ha rechazado tajantemente que vaya a abandonar su candidatura a pesar del creciente número de políticos republicanos, incluidos excandidatos a la presidencia, que piden que cese su apuesta para sustituir a Barack Obama en la Casa Blanca. La publicación este viernes de un vídeo en el que presumía de “ligar” con mujeres casadas y de besarles sin permiso ha puesto a prueba el apoyo de Trump entre su partido y renovado las especulaciones sobre el margen de actuación que tienen para sustituirlo.
Estas son las vías para desposeer al millonario de su nominación, si él no abandona antes, todas ellas condicionadas por el hecho de que el voto por adelantado ya ha comenzado en varios Estados y miles de estadounidenses ya han votado a favor de Trump. Cualquiera de estos escenarios, además, debería resolverse en un plazo de un mes, algo altamente improbable.
La Regla 9
Los estatutos de funcionamiento del Comité Nacional del Partido Republicano establecen en la Regla 9 que “el Comité Nacional está autorizado y tiene potestad para llenar todas y cualquiera de las vacantes que puedan ocurrir por causa de muerte, renuncia u otras”.
Es decir, solo pueden sustituir a Trump si fallece, abandona voluntariamente su candidatura, se encuentra incapacitado por enfermedad o accidente, o por “otras causas”. Desechadas todas las opciones anteriores, los expertos debaten estos días sobre el significado de “otras causas”.
Por un lado, está el argumento de que esas causas pueden ser la decisión del propio Comité, en una votación, de que debe ser reemplazado. Por otro, varios expertos aseguran que la interpretación literal de la Regla 9 establece qué debe hacer el partido una vez que exista esa vacante y necesite reemplazarla, no que tenga permiso para crearla.
“No hay autoridad dentro de las reglas del Comité Nacional republicano para eliminar a un candidato a la presidencia o vicepresidencia”, explicó el abogado Jim Bopp al diario The Guardian. “Solo tienen competencia para llenar una vacante si esta ya ha surgido”.
La Regla 12 permite cambiar la Regla 9
El experto James Heaney asegura que el Comité Nacional republicano cuenta con una regla que le permite presentar una enmienda a las normas de funcionamiento vigentes, la número 12. Serían necesarios los votos más de tres cuartos de los miembros del comité, considerada una “supermayoría” a favor de redefinir esas “otras causas” por las que se pueda sustituir a un candidato. “Se podría incluir simplemente una cláusula de moralidad, como la que se introduce en muchos contratos laborales”, escribe Haney, para recoger, por ejemplo, la posibilidad de expulsar al nominado si éste “comete un acto de infamia que sacuda el sentido de decencia de la nación”.
Thomas Balch, miembro del movimiento “Never Trump” y de la iniciativa que intentó bloquear su nominación durante la Convención Nacional republicana, celebrada el pasado mes de julio, escribe que el Comité cuenta con amplia potestad para utilizar esas “otras causas” como justificación para expulsar a Trump. “Dado que esos términos son tan ambiguos y no están definidos en ninguna parte, el Comité puede interpretarlos y decidir lo que representan”.
El obstáculo: el Comité Nacional republicano tiene apenas un mes para reunirse, cambiar las reglas de funcionamiento del partido, votar la expulsión de Trump y elegir un nuevo candidato, para lo que a lo mejor tendría que convocar a todos los delegados del Partido. Todo ello sin poner en peligro la imagen del partido y las candidaturas de todos sus aspirantes a puestos en el Senado y la Cámara de Representantes.
El laberinto del Colegio Electoral, en dos pasos
Primero, ¿qué es el Colegio Electoral? Son el grupo selecto de votantes que elige definitivamente al presidente de Estados Unidos. Cuando los ciudadanos votan, en realidad no lo hacen directamente por un candidato sino que están indicando a los representantes de su Estado en el Colegio Electoral a quién deben trasladar su voto. Si la mayoría de ciudadanos del Estado vota por Trump, el representante del Colegio Electoral hará lo mismo.
Segundo, el número de representantes de cada Estado en el Colegio Electoral depende del número de ciudadanos en ese territorio. Cada Estado, además, tiene distintas reglas de cómo deben actuar y, en algunos casos, su dictamen no está atado al de los ciudadanos.
Esto es lo que el autor de Election Law Blog y profesor de la Universidad de California Irvine, Rick Hasen, define como la última carambola con la que cuenta el Partido Republicano. “Cuando votamos a un presidente, en realidad estamos pidiendo a esos electores [del Colegio Electoral] que le voten. Si Trump es elegido en algunos Estados, esos electores pueden después cambiar su voto por Pence, o Romney o Kasich”, escribe Hasen.
El obstáculo: Este camino no garantiza que los republicanos puedan ganar las elecciones, ya que no todos los Estados cuentan con electores del Colegio Electoral “libres”, es decir, que puedan cambiar su voto. Para llegar a la Casa Blanca, necesitarían que Trump obtuviera una mayoría suficiente de votos como para que los pocos electores “libres” que puedan cambiar su dictamen le ayuden a superar el mínimo necesario, 270, para ser presidente.
¿Qué dice la Constitución?
La Vigésimo Quinta Enmienda de Estados Unidos esconde la solución más rocambolesca para resolver este enigma e implica, además, la participación de Trump. El texto asegura que el presidente puede declararse incapacitado para ejercer el cargo, por lo que el vicepresidente pasa a actuar como tal. Esta opción supone que el Partido Republicano no tendría que involucrarse ahora en un complejo proceso para sustituir al candidato, que seguiría concurriendo a las elecciones de noviembre, podría continuar respaldando al resto de aspirantes al Congreso y al Senado sin asociar estas apuestas a las del empresario, recuperar la Casa Blanca y poner al frente a un político más vinculado al ala tradicional del partido como es Mike Pence.
¿Qué pasa si Trump abandona o le expulsa el Partido Republicano?
El primer problema es la falta de tiempo. La mayoría de Estados ya ha abierto el período de voto por adelantado y la web del U.S. Election Project estima que más de 34.000 votantes republicanos ya se han pronunciado en estas elecciones. 8.000 de ellos son votantes de Carolina del Norte y otros 5.000 de Florida, ambos decisivos para el resultado de noviembre y en los que Trump cuenta con importantes apoyos.
Las Comisión Electoral, la máxima autoridad de EE UU para la convocatoria de elecciones, impone además unos límites a partir de los que los partidos ya no pueden cambiar los nombres de los candidatos en las papeletas que utilizarán los ciudadanos para votar. Esa fecha ya ha pasado en Estados como Florida, Michigan, Ohio, Carolina del Norte, Texas y Virginia, territorios imprescindibles en la carrera hacia la victoria.
¿Esto ha pasado antes?
Sí, según una recopilación de The Washington Post, hay varios casos. En 2000, el gobernador de Misuri falleció en un accidente de avioneta días antes de las elecciones. El partido prometió que su mujer le sustituiría en el cargo si terminaba logrando la reelección y así fue. En 2002, un senador de Minnesota también perdió la vida en un accidente y su partido logró que otro candidato le sustituyese, pero no logró suficientes votos para ganar. Un tercer caso quedó resuelto en el Tribunal Supremo de Nueva Jersey, que dio la victoria a los demócratas después de que el candidato republicano abandonase antes de la votación.