La oposición en Venezuela pasa a la ofensiva en las calles y la política
Maduro y sus más cercanos parecen dispuestos a impedir una consulta electoral mientras las encuestas les sigan siendo desfavorables
Alfredo Meza
Caracas, El País
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha llamado a sus seguidores a tomar las calles de Venezuela hasta “restituir la democracia”. Este ultimátum llega después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE), en respuesta a las decisiones de cinco tribunales de provincias, decidiera suspender de momento la organización del referéndum revocatorio contra el presidente, Nicolás Maduro, promovido por la oposición como solución a la generalizada crisis del país.
Lo más destacable de la rueda de prensa ofrecida la noche del viernes por la MUD es la articulación de varias iniciativas que buscan o la rectificación del régimen chavista o su salida del poder en breve. Maduro y sus más cercanos parecen dispuestos a impedir una consulta electoral mientras las encuestas les sigan siendo desfavorables. La apuesta del gobernante venezolano por seguir el camino de su predecesor Hugo Chávez —imponer un modelo centralista, de clara vocación autoritaria y enemigo de la alternancia que supone el ejercicio de la democracia— ha llevado al país al borde del abismo: una criminalidad rampante, la más alta inflación del mundo y la ausencia de un pacto de convivencia entre los venezolanos.
Después de que el excandidato presidencial Henrique Capriles denunciara que ha ocurrido un golpe de Estado, toda la oposición parece estar unida en un mismo propósito. Es una ofensiva que incluye, en primer lugar, una sesión hoy de la Asamblea Nacional para discutir si Maduro, al viajar sin autorización del Parlamento al Oriente Próximo —una práctica muy habitual de la era chavista— ha abandonado su cargo; en segundo, la petición a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que aplique la Carta Democrática Interamericana a Venezuela; y en tercero, una protesta generalizada el miércoles que han llamado la toma de Venezuela. Una frase de la exdiputada María Corina Machado en la protesta de mujeres celebrada en Caracas ayer resume el espíritu imperante en los últimos dos días: “Se inicia una etapa definitiva para la derrota de la dictadura”.
Apoyo internacional
Durante su enérgica intervención Capriles confesó que, el viernes, mientras los seguidores de la MUD esperaban con insistencia la reacción de sus dirigentes, estaba hablando con los gobiernos de la región para denunciar lo que estaba pasando en Venezuela. Luego, aseguró a EL PAÍS que el respaldo de varios gobiernos llegaría con el paso de los días. En menos de 24 horas, 12 de los 35 países miembros de la OEA —Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, México, Perú y Uruguay— expresaron en un comunicado “su profunda preocupación por la decisión adoptada por el CNE de postergar el proceso de recolección del 20% del padrón electoral requerido para activar el referéndum revocatorio”. Agregaron: “La decisión del Poder Judicial de prohibir la salida de territorio venezolano de los principales líderes de la oposición de ese país afecta la posibilidad de establecer un proceso de diálogo entre el Gobierno y la oposición, que permita una salida pacífica a la crítica situación que atraviesa esa hermana nación”.
La decisión del Ejecutivo ha provocado la alerta generalizada en la región. El fin de semana la mediación internacional liderada por el exjefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene pautado reunirse por separado con las partes para seguir explorando un diálogo sobre la crisis. Una resolución concertada entre los actores no está descartada del todo pese a lo que parece sugerir el ánimo en la calle. Uno de los diputados que representa a la oposición en las reuniones con los mediadores confió a EL PAÍS que, al tomar la calle, pretenden “mostrar los dientes al Gobierno” para forzar una salida negociada a la crisis. Venezuela ha entrado en una función continua de duración incierta.
Alfredo Meza
Caracas, El País
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha llamado a sus seguidores a tomar las calles de Venezuela hasta “restituir la democracia”. Este ultimátum llega después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE), en respuesta a las decisiones de cinco tribunales de provincias, decidiera suspender de momento la organización del referéndum revocatorio contra el presidente, Nicolás Maduro, promovido por la oposición como solución a la generalizada crisis del país.
Lo más destacable de la rueda de prensa ofrecida la noche del viernes por la MUD es la articulación de varias iniciativas que buscan o la rectificación del régimen chavista o su salida del poder en breve. Maduro y sus más cercanos parecen dispuestos a impedir una consulta electoral mientras las encuestas les sigan siendo desfavorables. La apuesta del gobernante venezolano por seguir el camino de su predecesor Hugo Chávez —imponer un modelo centralista, de clara vocación autoritaria y enemigo de la alternancia que supone el ejercicio de la democracia— ha llevado al país al borde del abismo: una criminalidad rampante, la más alta inflación del mundo y la ausencia de un pacto de convivencia entre los venezolanos.
Después de que el excandidato presidencial Henrique Capriles denunciara que ha ocurrido un golpe de Estado, toda la oposición parece estar unida en un mismo propósito. Es una ofensiva que incluye, en primer lugar, una sesión hoy de la Asamblea Nacional para discutir si Maduro, al viajar sin autorización del Parlamento al Oriente Próximo —una práctica muy habitual de la era chavista— ha abandonado su cargo; en segundo, la petición a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que aplique la Carta Democrática Interamericana a Venezuela; y en tercero, una protesta generalizada el miércoles que han llamado la toma de Venezuela. Una frase de la exdiputada María Corina Machado en la protesta de mujeres celebrada en Caracas ayer resume el espíritu imperante en los últimos dos días: “Se inicia una etapa definitiva para la derrota de la dictadura”.
Apoyo internacional
Durante su enérgica intervención Capriles confesó que, el viernes, mientras los seguidores de la MUD esperaban con insistencia la reacción de sus dirigentes, estaba hablando con los gobiernos de la región para denunciar lo que estaba pasando en Venezuela. Luego, aseguró a EL PAÍS que el respaldo de varios gobiernos llegaría con el paso de los días. En menos de 24 horas, 12 de los 35 países miembros de la OEA —Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, México, Perú y Uruguay— expresaron en un comunicado “su profunda preocupación por la decisión adoptada por el CNE de postergar el proceso de recolección del 20% del padrón electoral requerido para activar el referéndum revocatorio”. Agregaron: “La decisión del Poder Judicial de prohibir la salida de territorio venezolano de los principales líderes de la oposición de ese país afecta la posibilidad de establecer un proceso de diálogo entre el Gobierno y la oposición, que permita una salida pacífica a la crítica situación que atraviesa esa hermana nación”.
La decisión del Ejecutivo ha provocado la alerta generalizada en la región. El fin de semana la mediación internacional liderada por el exjefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene pautado reunirse por separado con las partes para seguir explorando un diálogo sobre la crisis. Una resolución concertada entre los actores no está descartada del todo pese a lo que parece sugerir el ánimo en la calle. Uno de los diputados que representa a la oposición en las reuniones con los mediadores confió a EL PAÍS que, al tomar la calle, pretenden “mostrar los dientes al Gobierno” para forzar una salida negociada a la crisis. Venezuela ha entrado en una función continua de duración incierta.