El Canciller pide ayuda a España para que Europa ya no exija visa a los bolivianos
La Cámara discutirá la postura negociadora antes del arranque del proceso pero los diputados no tendrán derecho a voto
Pablo Guimón
Londres, El País
El Gobierno de Theresa May ha dado marcha atarás y, cediendo a la presión de la oposición laborista, ha aceptado celebrar “un debate completo y transparente” en el Parlamento sobre su estrategia en las negociaciones para salir de la Unión Europea, antes de invocar el articulo 50 que abre el proceso de ruptura. Eso no implica, sin embargo, que vaya a haber un voto formal en la cámara, como vienen pidiendo muchos diputados. May ha reiterado que desvelar sus cartas antes de que empiecen las negociaciones formales, que arrancarán antes del final de marzo de 2017, perjudicaría su posición de partida. Y no quiere empezar las negociaciones con las manos atadas por un mandato parlamentario.
La iniciativa estaba contenida en una moción presentada por los laboristas que debía votarse el miércoles por la tarde. Varios diputados conservadores habían indicado que votarían con la oposición, por lo que Theresa May se vio obligada a aceptar la moción antes de sufrir su primera derrota en la Cámara de los Comunes. Pero añadió, en una enmienda a la moción, que el escrutinio parlamentario "no deberá perjudicar la posición negociadora del Gobierno".
El compromiso de May hacia una mayor transparencia en las negociaciones ha provocado un repunte en la cotización de la libra, severamente castigada en los últimos días por la perspectiva de un Brexit duro, que priorice el control de la inmigración aún a costa de perder el libre acceso al mercado único. Hasta ahora May no ha revelado explícitamente qué tipo de salida de la UE desea. Pero los pasos de su Gobierno y los suyos propios en las últimas semanas apuntan a una ruptura completa con el bloque, como única manera de cumplir el mandato del referéndum que interpretan fue principalmente para reducir la inmigración. La alternativa, conocida como Brexit blando, supondría mantener todo el acceso posible al mercado único, a cambio de seguir contribuyendo al presupuesto europeo y de una mayor flexibilidad con el principio del libre movimiento de personas. El mundo empresarial es partidario, en general, de esta segunda vía, que también cuenta con defensores en el propio Gobierno.
Emily Thornberry, portavoz de Exteriores en la oposición, ha considerado que se trata de una auténtica marcha atrás del Ejecutivo. Los laboristas, ha añadido, forzarán al Gobierno a la transparencia y evitarán “que entre en un cuarto cerrado y salga con un plan secreto”. El Partido Laborista ha presentado 170 preguntas sobre las negociaciones de ruptura con la UE en el Parlamento, al que el Gobierno ha garantizado un “papel importante” en el proceso.
Pablo Guimón
Londres, El País
El Gobierno de Theresa May ha dado marcha atarás y, cediendo a la presión de la oposición laborista, ha aceptado celebrar “un debate completo y transparente” en el Parlamento sobre su estrategia en las negociaciones para salir de la Unión Europea, antes de invocar el articulo 50 que abre el proceso de ruptura. Eso no implica, sin embargo, que vaya a haber un voto formal en la cámara, como vienen pidiendo muchos diputados. May ha reiterado que desvelar sus cartas antes de que empiecen las negociaciones formales, que arrancarán antes del final de marzo de 2017, perjudicaría su posición de partida. Y no quiere empezar las negociaciones con las manos atadas por un mandato parlamentario.
La iniciativa estaba contenida en una moción presentada por los laboristas que debía votarse el miércoles por la tarde. Varios diputados conservadores habían indicado que votarían con la oposición, por lo que Theresa May se vio obligada a aceptar la moción antes de sufrir su primera derrota en la Cámara de los Comunes. Pero añadió, en una enmienda a la moción, que el escrutinio parlamentario "no deberá perjudicar la posición negociadora del Gobierno".
El compromiso de May hacia una mayor transparencia en las negociaciones ha provocado un repunte en la cotización de la libra, severamente castigada en los últimos días por la perspectiva de un Brexit duro, que priorice el control de la inmigración aún a costa de perder el libre acceso al mercado único. Hasta ahora May no ha revelado explícitamente qué tipo de salida de la UE desea. Pero los pasos de su Gobierno y los suyos propios en las últimas semanas apuntan a una ruptura completa con el bloque, como única manera de cumplir el mandato del referéndum que interpretan fue principalmente para reducir la inmigración. La alternativa, conocida como Brexit blando, supondría mantener todo el acceso posible al mercado único, a cambio de seguir contribuyendo al presupuesto europeo y de una mayor flexibilidad con el principio del libre movimiento de personas. El mundo empresarial es partidario, en general, de esta segunda vía, que también cuenta con defensores en el propio Gobierno.
Emily Thornberry, portavoz de Exteriores en la oposición, ha considerado que se trata de una auténtica marcha atrás del Ejecutivo. Los laboristas, ha añadido, forzarán al Gobierno a la transparencia y evitarán “que entre en un cuarto cerrado y salga con un plan secreto”. El Partido Laborista ha presentado 170 preguntas sobre las negociaciones de ruptura con la UE en el Parlamento, al que el Gobierno ha garantizado un “papel importante” en el proceso.