Amnistía denuncia las represalias contra quienes huyen del ISIS en Irak
Milicias y soldados están acusados de torturas, detenciones arbitrarias y ejecuciones sumarias de civiles
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Amnistía Internacional (AI) vuelve a denunciar los abusos tanto de las tropas gubernamentales iraquíes como de las milicias que les apoyan en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS). Ante el asalto a Mosul, la mayor ciudad iraquí bajo control de ese grupo, la organización lanza este martes un nuevo informe en el que recuerda que cada avance contra los yihadistas ha ido parejo a graves violaciones de derechos –incluidos crímenes de guerra- contra los civiles que huían de los combates. AI pide a las autoridades que protejan a la población ante los previsibles actos de venganza.
“Tras escapar de los horrores de la guerra y de la tiranía del ISIS, los árabes suníes de Irak se enfrentan a brutales ataques de venganza a manos de las milicias [chiíes] y de las fuerzas gubernamentales, y son castigados por los crímenes del grupo”, declara Philip Luther, director de investigación y activismo de AI para Oriente Próximo y el Norte de África.
En Castigada por los crímenes del Estado Islámico: La población desplazada iraquí sufre los abusos cometidos por las milicias y las fuerzas gubernamentales, Amnistía ha documentado “torturas, detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas y ejecuciones extrajudiciales de miles de civiles que huían de las zonas controladas por el ISIS” (o Daesh en su acrónimo árabe). La organización, que basa su informe en cerca de medio millar de entrevistas con exdetenidos, testigos, familiares de víctimas, así como funcionarios y activistas, considera que algunas de las violaciones constituyen crímenes de guerra.
“Irak se enfrenta a amenazas de seguridad muy graves por parte del ISIS, pero no puede haber justificación para esas violaciones de derechos”, subraya Luther en un comunicado.
AI teme que vuelvan a repetirse durante la operación para recapturar Mosul. El pasado domingo, la aviación iraquí lanzó miles de octavillas sobre esa ciudad para advertir a sus habitantes de la inminencia del asalto. Los mensajes insistían en que las unidades militares y los bombardeos aéreos no van a tener como objetivo posiciones civiles, y pedían a los habitantes que eviten los edificios del ISIS y que permanezcan en sus casas.
Sin embargo, es de esperar que los civiles traten de huir según avancen los combates. Quienes pueden ya lo están haciendo en dirección a Siria. Y si las operaciones llevadas a cabo desde principios de año en Faluya, Al Sharqat, Hawija o los alrededores de la propia Mosul sirven de guía, el riesgo de nuevos abusos resulta evidente.
Entre los incidentes más graves que examina el informe, destaca la ejecución extrajudicial de 16 miembros de la tribu Jumaila, 12 hombres y 4 adolescentes, que el 30 de mayo, cuando huían con sus familias de Al Sijir, una localidad al norte de Faluya, se entregaron a un grupo de uniformados. Los hombres y los adolescentes fueron separados de las mujeres y los niños, puestos en fila y matados a tiros. Al menos otros 73 hombres y adolescentes de la misma tribu fueron capturados unos días antes y aún se desconoce su paradero.
“Los secuestros y asesinatos masivos que se produjeron cerca de Faluya no son sucesos aislados”, asegura el informe. “Por todo el país, miles de hombres y muchachos suníes que escaparon de territorio controlado por el ISIS han desaparecido tras entregarse a las fuerzas de seguridad iraquíes y los paramilitares.
AI atribuye estos y otros casos a las milicias predominantemente chiíes, conocidas como Unidades de Movilización Popular, pero no descarta la responsabilidad de Ejército y policía. De hecho, esas unidades no solo reciben armas y financiación estatal, sino que desde el pasado febrero forman oficialmente parte de las fuerzas iraquíes. No obstante, también recoge testimonios de detenidos que han sido torturados por soldados o miembros de los servicios secretos, tanto del Gobierno central como del autónomo kurdo.
Aunque el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, ha insistido en que solo el Ejército y la policía van a entrar en Mosul, las declaraciones de algunos líderes de las milicias no resultan tranquilizadoras. Qais Khazali, dirigente de Asaib Ahl al Haq, una de las siete principales integrantes de las Unidades, ha asegurado que en Mosul “vengará a los asesinos de Husein, el nieto de Mahoma”, en referencia a los suníes que constituyen el grueso de los residentes de esa ciudad.
De ahí que AI pida a las autoridades iraquíes que pongan “fin a las desapariciones forzosas, la tortura, las ejecuciones extrajudiciales y las detenciones arbitrarias”. Para ello sugieren una serie de medidas como una mayor transparencia sobre los detenidos, que tengan acceso a un abogado y a sus familias. También pide a los responsables que “combatan la impunidad y aseguren la responsabilidad” de cada uno de los implicados en el proceso y que respeten los derechos de los desplazados internos.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Amnistía Internacional (AI) vuelve a denunciar los abusos tanto de las tropas gubernamentales iraquíes como de las milicias que les apoyan en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS). Ante el asalto a Mosul, la mayor ciudad iraquí bajo control de ese grupo, la organización lanza este martes un nuevo informe en el que recuerda que cada avance contra los yihadistas ha ido parejo a graves violaciones de derechos –incluidos crímenes de guerra- contra los civiles que huían de los combates. AI pide a las autoridades que protejan a la población ante los previsibles actos de venganza.
“Tras escapar de los horrores de la guerra y de la tiranía del ISIS, los árabes suníes de Irak se enfrentan a brutales ataques de venganza a manos de las milicias [chiíes] y de las fuerzas gubernamentales, y son castigados por los crímenes del grupo”, declara Philip Luther, director de investigación y activismo de AI para Oriente Próximo y el Norte de África.
En Castigada por los crímenes del Estado Islámico: La población desplazada iraquí sufre los abusos cometidos por las milicias y las fuerzas gubernamentales, Amnistía ha documentado “torturas, detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas y ejecuciones extrajudiciales de miles de civiles que huían de las zonas controladas por el ISIS” (o Daesh en su acrónimo árabe). La organización, que basa su informe en cerca de medio millar de entrevistas con exdetenidos, testigos, familiares de víctimas, así como funcionarios y activistas, considera que algunas de las violaciones constituyen crímenes de guerra.
“Irak se enfrenta a amenazas de seguridad muy graves por parte del ISIS, pero no puede haber justificación para esas violaciones de derechos”, subraya Luther en un comunicado.
AI teme que vuelvan a repetirse durante la operación para recapturar Mosul. El pasado domingo, la aviación iraquí lanzó miles de octavillas sobre esa ciudad para advertir a sus habitantes de la inminencia del asalto. Los mensajes insistían en que las unidades militares y los bombardeos aéreos no van a tener como objetivo posiciones civiles, y pedían a los habitantes que eviten los edificios del ISIS y que permanezcan en sus casas.
Sin embargo, es de esperar que los civiles traten de huir según avancen los combates. Quienes pueden ya lo están haciendo en dirección a Siria. Y si las operaciones llevadas a cabo desde principios de año en Faluya, Al Sharqat, Hawija o los alrededores de la propia Mosul sirven de guía, el riesgo de nuevos abusos resulta evidente.
Entre los incidentes más graves que examina el informe, destaca la ejecución extrajudicial de 16 miembros de la tribu Jumaila, 12 hombres y 4 adolescentes, que el 30 de mayo, cuando huían con sus familias de Al Sijir, una localidad al norte de Faluya, se entregaron a un grupo de uniformados. Los hombres y los adolescentes fueron separados de las mujeres y los niños, puestos en fila y matados a tiros. Al menos otros 73 hombres y adolescentes de la misma tribu fueron capturados unos días antes y aún se desconoce su paradero.
“Los secuestros y asesinatos masivos que se produjeron cerca de Faluya no son sucesos aislados”, asegura el informe. “Por todo el país, miles de hombres y muchachos suníes que escaparon de territorio controlado por el ISIS han desaparecido tras entregarse a las fuerzas de seguridad iraquíes y los paramilitares.
AI atribuye estos y otros casos a las milicias predominantemente chiíes, conocidas como Unidades de Movilización Popular, pero no descarta la responsabilidad de Ejército y policía. De hecho, esas unidades no solo reciben armas y financiación estatal, sino que desde el pasado febrero forman oficialmente parte de las fuerzas iraquíes. No obstante, también recoge testimonios de detenidos que han sido torturados por soldados o miembros de los servicios secretos, tanto del Gobierno central como del autónomo kurdo.
Aunque el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, ha insistido en que solo el Ejército y la policía van a entrar en Mosul, las declaraciones de algunos líderes de las milicias no resultan tranquilizadoras. Qais Khazali, dirigente de Asaib Ahl al Haq, una de las siete principales integrantes de las Unidades, ha asegurado que en Mosul “vengará a los asesinos de Husein, el nieto de Mahoma”, en referencia a los suníes que constituyen el grueso de los residentes de esa ciudad.
De ahí que AI pida a las autoridades iraquíes que pongan “fin a las desapariciones forzosas, la tortura, las ejecuciones extrajudiciales y las detenciones arbitrarias”. Para ello sugieren una serie de medidas como una mayor transparencia sobre los detenidos, que tengan acceso a un abogado y a sus familias. También pide a los responsables que “combatan la impunidad y aseguren la responsabilidad” de cada uno de los implicados en el proceso y que respeten los derechos de los desplazados internos.