Trump vuelve a imaginar actos de violencia contra Clinton
“Sus guardaespaldas deberían desarmarse”, dice para criticar la política demócrata ante las armas
Marc Bassets
Washington, El País
El republicano Donald Trump ha vuelto a evocar escenarios de violencia política en un país en el que circulan millones de armas de fuego, y que ha visto morir por disparos a presidentes y candidatos presidenciales. En un mitin en Miami, el viernes por la noche, Trump imaginó qué ocurriría si su rival demócrata, Hillary Clinton, perdiese la protección de los agentes del Servicio Secreto, el cuerpo policial federal que la protege a ella y a él mismo.
La hipótesis sirve al republicano para denunciar la supuesta hipocresía de Clinton. Sostiene que, puesto que Clinton es contraria al derecho a portar armas, protegido por la Segunda Enmienda de la Constitución, debe renunciar a las armas que le protegen.
Es un argumento falso, porque Clinton, al contrario de lo que afirma Trump, no propone abolir la Segunda Enmienda. La posición de Clinton es otra. Quiere reforzar la regulación que afecta al comercio y la posesión privada de las armas de fuego. De ningún modo propone que las fuerzas policiales públicas tengan que desarmarse.
“Creo que sus guardaespaldas deberían dejar todas las armas. Deberían desarmarse. Inmediatamente. Veremos qué le ocurre a ella. Quitémosles las armas. De acuerdo. Será muy peligroso”, dijo Trump.
Este tipo de insinuaciones equívocas no son nuevas en Trump. En agosto, dio a entender que “las personas de la Segunda Enmienda” —es decir, los defensores del derecho a portar armas— podían actuar para impedir la elección de Clinton. La frase se interpetó como un llamamiento sutil a la violencia, aunque también podía entenderse como un llamamiento a la movilización en las urnas.
Los comentarios de Trump siempre son suficientemente ambiguos y vagos como para permitirle desecharlos después como un sarcasmo, o una frase malinterpretada. Lo inusual, en comparación con otras campañas, es que sea un candidato a la Casa Blanca el que lance estas insinuaciones.
El candidato republicano pronunció estas palabras el mismo día en que, después de cinco años difundiendo la teoría conspirativa de que Obama no había nacido en Estados Unidos, aceptó que no es así. Al distanciarse de esta mentira, lo hizo con otra mentira: que fue Clinton quien inició la teoría conspirativa.
La misma declaración del viernes en Miami es una variación de un estribillo que Trump y el lobby de las armas, la Asociación Nacional del Rifle, usan con frecuencia. El razonamiento, que encuentra un público receptivo entre muchos votantes conservadores, es el siguiente. Si Clinton, el presidente Barack Obama y otros políticos partidarios de la regulación de las armas de fuego están protegidos por armas de fuego, ¿por qué el resto de ciudadanos no tiene derecho a protegerse también?
“Donald Trump, el nominado republicano para presidente, presenta un patrón recurrente de incitar a las personas a la violencia”, dijo Robby Mook, gerente de la campaña de Clinton. “Tanto si lo ha dicho para provocar a los que protestan en un mitin, como si lo ha dicho a la ligera, o incluso como un chiste, es una cualidad inaceptable en alguien que aspira al trabajo de comandante en jefe”.
A falta de menos de dos meses para las elecciones presidenciales, el republicano ha recortado la ventaja de la demócrata en los sondeos. Algunos muestran un empate.
Marc Bassets
Washington, El País
El republicano Donald Trump ha vuelto a evocar escenarios de violencia política en un país en el que circulan millones de armas de fuego, y que ha visto morir por disparos a presidentes y candidatos presidenciales. En un mitin en Miami, el viernes por la noche, Trump imaginó qué ocurriría si su rival demócrata, Hillary Clinton, perdiese la protección de los agentes del Servicio Secreto, el cuerpo policial federal que la protege a ella y a él mismo.
La hipótesis sirve al republicano para denunciar la supuesta hipocresía de Clinton. Sostiene que, puesto que Clinton es contraria al derecho a portar armas, protegido por la Segunda Enmienda de la Constitución, debe renunciar a las armas que le protegen.
Es un argumento falso, porque Clinton, al contrario de lo que afirma Trump, no propone abolir la Segunda Enmienda. La posición de Clinton es otra. Quiere reforzar la regulación que afecta al comercio y la posesión privada de las armas de fuego. De ningún modo propone que las fuerzas policiales públicas tengan que desarmarse.
“Creo que sus guardaespaldas deberían dejar todas las armas. Deberían desarmarse. Inmediatamente. Veremos qué le ocurre a ella. Quitémosles las armas. De acuerdo. Será muy peligroso”, dijo Trump.
Este tipo de insinuaciones equívocas no son nuevas en Trump. En agosto, dio a entender que “las personas de la Segunda Enmienda” —es decir, los defensores del derecho a portar armas— podían actuar para impedir la elección de Clinton. La frase se interpetó como un llamamiento sutil a la violencia, aunque también podía entenderse como un llamamiento a la movilización en las urnas.
Los comentarios de Trump siempre son suficientemente ambiguos y vagos como para permitirle desecharlos después como un sarcasmo, o una frase malinterpretada. Lo inusual, en comparación con otras campañas, es que sea un candidato a la Casa Blanca el que lance estas insinuaciones.
El candidato republicano pronunció estas palabras el mismo día en que, después de cinco años difundiendo la teoría conspirativa de que Obama no había nacido en Estados Unidos, aceptó que no es así. Al distanciarse de esta mentira, lo hizo con otra mentira: que fue Clinton quien inició la teoría conspirativa.
La misma declaración del viernes en Miami es una variación de un estribillo que Trump y el lobby de las armas, la Asociación Nacional del Rifle, usan con frecuencia. El razonamiento, que encuentra un público receptivo entre muchos votantes conservadores, es el siguiente. Si Clinton, el presidente Barack Obama y otros políticos partidarios de la regulación de las armas de fuego están protegidos por armas de fuego, ¿por qué el resto de ciudadanos no tiene derecho a protegerse también?
“Donald Trump, el nominado republicano para presidente, presenta un patrón recurrente de incitar a las personas a la violencia”, dijo Robby Mook, gerente de la campaña de Clinton. “Tanto si lo ha dicho para provocar a los que protestan en un mitin, como si lo ha dicho a la ligera, o incluso como un chiste, es una cualidad inaceptable en alguien que aspira al trabajo de comandante en jefe”.
A falta de menos de dos meses para las elecciones presidenciales, el republicano ha recortado la ventaja de la demócrata en los sondeos. Algunos muestran un empate.