La Europa del sur pide un impulso económico contra el populismo
Los siete Estados mediterráneos crean un nuevo foro en la UE para reorientar las políticas
Lucía Abellán
Bruselas, El País
La Europa del sur reclama su papel para redefinir el proyecto comunitario. Los líderes de los siete países Mediterráneos (Francia, Italia, España, Portugal, Grecia, Malta y Chipre) se han reunido este viernes en Atenas para definir sus prioridades y tratar de impulsarlas en una UE post-Brexit. A instancias del primer ministro griego, Alexis Tsipras, los mandatarios han pedido una mejor gestión migratoria y un impulso del crecimiento como recetas contra el populismo. A la cita solo ha faltado el presidente español, Mariano Rajoy.
La polifonía de voces con que Europa afronta esta crisis múltiple ha llevado a algunos países a agruparse para ganar relevancia. El llamado grupo de Visegrado, formado por Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, refuerza cada día su mensaje, basado en el rechazo a la migración y a las consignas de Bruselas. Los Estados mediterráneos, con mayor peso en la UE, no han logrado hasta ahora coordinar una visión alternativa. “Necesitamos un programa de crecimiento y es importante enviar un mensaje de cohesión en el momento del Brexit y del crecimiento de los populismos en Europa”, ha resumido el presidente francés, François Hollande, en una comparecencia de los siete mandatarios posterior al almuerzo de trabajo que han mantenido en Atenas.
El flanco sur identifica tres ideas que deben marcar el nuevo rumbo de la Unión Europea: el refuerzo de la seguridad en las fronteras, una gestión más compartida de la migración, que incluya aumentar la ayuda al desarrollo en África, y un impulso económico para que el continente salga del bache en el que cayó hace casi 10 años. “Europa no puede limitarse a meras reglas y tecnicismos de la austeridad”, ha declarado Renzi, que aboga por volver a “una Europa de los ideales, distinta”. El primer ministro portugués, António Costa, ha insistido en la necesidad de compartir la responsabilidad de los refugiados que arriban a suelo europeo.
Los líderes de ese incipiente grupo del sur pretenden trasladar estas ideas a la cumbre de Bratislava, que los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE –sin Reino Unido- celebrarán la semana próxima para comenzar a diseñar la UE a 27. Para consolidar este marco sureño, los organizadores han anunciado que celebrarán un segundo encuentro pronto en Portugal.
Las urgencias del terrorismo, la migración y la decisión británica de abandonar la UE han eclipsado la demanda inicial del sur: impulsar el crecimiento y el empleo. Los siete Estados quieren ahora retomarla y piden duplicar el plan llamado plan Juncker de inversión para Europa (principalmente privada, apoyada en una modesta aportación pública). También aplicar “reformas estructurales orientadas al crecimiento” y combatir la evasión fiscal, según figura en el comunicado acordado por los siete líderes.
Recelos del Partido Popular
Para evitar suspicacias en el resto de la UE, Tsipras ha querido explicar el sentido de este foro. “Tenemos la obligación de ofrecer nuestro propio enfoque para abordar y superar los retos que afrontamos, respondiendo a las fuerzas nacionalistas y xenófobas. No aspiramos a ser otra iniciativa que divida Europa”, ha subrayado.
Los recelos, pese a todo, no han tardado en aparecer. El Partido Popular Europeo –especialmente los miembros alemanes- se ha lanzado a criticar esta iniciativa, que observan como un intento de países más bien de izquierdas (el único dirigente conservador era el presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis) por rebatir la senda de austeridad que ha caracterizado las políticas comunitarias en los últimos años. Aunque Rajoy se ha escudado en que está en funciones para no acudir a la cita, estas reticencias pueden haber pesado más que su situación de interinidad. En representación de España ha participado el secretario de Estado para la UE, Fernando Eguidazu. Este alto cargo ha prometido, pese a todo, que España “siempre apoyará estos encuentros que abordan problemas comunes”.
Lucía Abellán
Bruselas, El País
La Europa del sur reclama su papel para redefinir el proyecto comunitario. Los líderes de los siete países Mediterráneos (Francia, Italia, España, Portugal, Grecia, Malta y Chipre) se han reunido este viernes en Atenas para definir sus prioridades y tratar de impulsarlas en una UE post-Brexit. A instancias del primer ministro griego, Alexis Tsipras, los mandatarios han pedido una mejor gestión migratoria y un impulso del crecimiento como recetas contra el populismo. A la cita solo ha faltado el presidente español, Mariano Rajoy.
La polifonía de voces con que Europa afronta esta crisis múltiple ha llevado a algunos países a agruparse para ganar relevancia. El llamado grupo de Visegrado, formado por Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, refuerza cada día su mensaje, basado en el rechazo a la migración y a las consignas de Bruselas. Los Estados mediterráneos, con mayor peso en la UE, no han logrado hasta ahora coordinar una visión alternativa. “Necesitamos un programa de crecimiento y es importante enviar un mensaje de cohesión en el momento del Brexit y del crecimiento de los populismos en Europa”, ha resumido el presidente francés, François Hollande, en una comparecencia de los siete mandatarios posterior al almuerzo de trabajo que han mantenido en Atenas.
El flanco sur identifica tres ideas que deben marcar el nuevo rumbo de la Unión Europea: el refuerzo de la seguridad en las fronteras, una gestión más compartida de la migración, que incluya aumentar la ayuda al desarrollo en África, y un impulso económico para que el continente salga del bache en el que cayó hace casi 10 años. “Europa no puede limitarse a meras reglas y tecnicismos de la austeridad”, ha declarado Renzi, que aboga por volver a “una Europa de los ideales, distinta”. El primer ministro portugués, António Costa, ha insistido en la necesidad de compartir la responsabilidad de los refugiados que arriban a suelo europeo.
Los líderes de ese incipiente grupo del sur pretenden trasladar estas ideas a la cumbre de Bratislava, que los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE –sin Reino Unido- celebrarán la semana próxima para comenzar a diseñar la UE a 27. Para consolidar este marco sureño, los organizadores han anunciado que celebrarán un segundo encuentro pronto en Portugal.
Las urgencias del terrorismo, la migración y la decisión británica de abandonar la UE han eclipsado la demanda inicial del sur: impulsar el crecimiento y el empleo. Los siete Estados quieren ahora retomarla y piden duplicar el plan llamado plan Juncker de inversión para Europa (principalmente privada, apoyada en una modesta aportación pública). También aplicar “reformas estructurales orientadas al crecimiento” y combatir la evasión fiscal, según figura en el comunicado acordado por los siete líderes.
Recelos del Partido Popular
Para evitar suspicacias en el resto de la UE, Tsipras ha querido explicar el sentido de este foro. “Tenemos la obligación de ofrecer nuestro propio enfoque para abordar y superar los retos que afrontamos, respondiendo a las fuerzas nacionalistas y xenófobas. No aspiramos a ser otra iniciativa que divida Europa”, ha subrayado.
Los recelos, pese a todo, no han tardado en aparecer. El Partido Popular Europeo –especialmente los miembros alemanes- se ha lanzado a criticar esta iniciativa, que observan como un intento de países más bien de izquierdas (el único dirigente conservador era el presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis) por rebatir la senda de austeridad que ha caracterizado las políticas comunitarias en los últimos años. Aunque Rajoy se ha escudado en que está en funciones para no acudir a la cita, estas reticencias pueden haber pesado más que su situación de interinidad. En representación de España ha participado el secretario de Estado para la UE, Fernando Eguidazu. Este alto cargo ha prometido, pese a todo, que España “siempre apoyará estos encuentros que abordan problemas comunes”.