Encontrado el segundo meteorito más grande del mundo en el norte de Argentina

La roca pesa 30 toneladas y fue hallada en la zona de investigación astronómica de Campo de Cielo

Cristian Gallegos
Mario Vesconi / El País
El equipo de investigadores de la Asociación de Astronomía de la norteña provincia argentina del Chaco ha hallado un meteorito en un área llamada Campo de Cielo, que hace 4.000 años recibió una lluvia de rocas metálicas. El fragmento pesa 30 toneladas, magnitud que lo convierte en el segundo más grande del mundo, antecedido por el meteorito de Hoba, hallado en 1920 en Namibia, con un peso que superaba las 60 toneladas.


El meteorito Gancedo, como ha sido bautizado por el equipo de investigadores en referencia al municipio donde fue encontrado, tuvo ciertas complicaciones al momento de ser extraído debido a que el pozo donde reposaba la roca tenía una gran cantidad de agua.

“Una de las cosas que hizo difícil poder extraer esta pieza fue que las excavaciones se inundaban. El meteorito estaba en un sector muy bajo del terreno y hay una laguna cerca. Por ese motivo, las investigaciones previas se postergaban, sin embargo, esta vez contamos con equipos que permitieron sacar el agua y eso facilitó el trabajo para llegar a la base del meteorito”, señala a EL PAÍS Mario Vesconi, presidente de la Asociación de Astronomía de Chaco.

El grupo de investigadores estimaba que se trataba de una gran roca, pero no pensaron que iba a tener un peso de 30 toneladas. ”Por los estudios magnéticos previos se puede saber que hay algo importante, pero no se conoce ni el tamaño ni el peso. Solo se puede conocer si el objeto está arriba o más enterrado. Fue una sorpresa porque incluso su dimensión supera al meteorito de Chaco, de 28 toneladas, que hasta este hallazgo era el más grande que habíamos encontrado en Argentina”, explica Vesconi.

El origen del meteorito Gancedo se remonta 4.000 años atrás, cuando un asteroide de entre 600 y 800 toneladas impactó en la atmósfera. La fragmentación de esta roca gigante provocó una lluvia de pedazos que se dirigió al límite de las provincias del Chaco y Santiago del Estero, en la zona norte de Argentina, provocando una treintena de cráteres. Este lugar lleva el nombre de Campo de Cielo y es uno de los rincones terrestres más importantes en investigaciones astronómicas. La roca recientemente extraída es conocida como siderito (meteorito metálico) y posee un 92% de hierro y entre un 6% y 7% de níquel.

El meteorito más grande del mundo es el de Hoba. Esta roca que también es un siderito fue hallada en Namibia y supera por peso al Gancedo. Sin embargo, este gran asteroide no se fragmentó y tuvo un impacto de masa puntual. “La diferencia entre ambos es que lo que tenemos en Campo de Cielo es producto de la fragmentación de un meteorito en caída que termina produciendo un campo de cráteres. La suma de meteoritos que cayeron en suelo argentino supera el de Namibia, pero en masas puntuales sigue el de Hoba primero en el ranking”, argumenta Vesconi.

La fragmentación de esta roca gigante provocó una lluvia de asteroides que se dirigió al límite de las provincias del Chaco y Santiago del Estero, en la zona norte de Argentina, provocando una treintena de cráteres

El Gancedo ha sido trasladado a la reserva natural de Campo de Cielo para su exhibición. La investigación, sin embargo, se está llevando a cabo en el cráter donde fue hallado con el fin de rescatar la información de la estructura original del asteroide de hace 4.000 años con lo que los investigadores intentan conocer los ángulos, velocidades y desarrollo de energía continua que tuvo el meteorito.

Por su parte, el director de gestión del Planetario de Ciudad de La Plata, Diego Bagu, ha explicado a este periódico que el hallazgo es muy importante para comprender la conformación del sistema solar: “Los meteoritos son como cápsulas en el tiempo porque contienen los mismos materiales con los que se formó el sistema solar. Un meteorito que entra al planeta Tierra se ve afectado porque no queda intacto, la incineración al entrar a la atmósfera provoca un cambio, pero no dejan de ser cuerpos del sistema solar atractivos para que la ciencia los estudie”.

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