Más 3.100 migrantes mueren en el Mediterráneo en lo que va de año
La gran mayoría de las muertes se produce en la zona entre Libia y Sicilia, según la Organización Internacional para las Migraciones
Madrid, El País
El canal de Sicilia, las aguas mediterráneas entre Libia y la isla italiana, es la zona más mortífera para los cientos de miles de migrantes que intentan alcanzar Europa para poner su vida a salvo del conflicto y la pobreza. De las más de 245.217 personas que cruzaron el Mediterráneo en los primeros siete meses del año, 3.120 han perecido en sus aguas hasta el 21 de julio. Casi el mismo número que en todo 2015, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Grecia, aunque con un menor número de fallecimientos (383 en lo que va de año), sigue siendo el destino elegido por la mayoría de migrantes y refugiados entre los que destacan los sirios, los afganos y los pakistaníes, precisamente por la cercanía geográfica y el menor riesgo que supone cruzar desde Turquía hasta las islas helenas de Kos o Lesbos. Al país heleno han llegado ya 159.319 personas en estos primeros siete meses de 2016. En 2015 la cifra superó el millón, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur, por su acrónimo en español). Italia, país al que se dirigen casi a diario cientos de miles de subsaharianos en barcazas de goma, ha acogido este 2016 a algo más de 84.052 personas, pero en el camino han perecido 2.692, según los últimos datos actualizados.
La clausura oficial de la llamada ruta de los Balcanes que empezaba en Grecia y atravesaba Macedonia, Serbia, Hungría y Austria hasta llegar a Alemania, donde unos 800.000 sirios solicitaron el asilo en el último cuarto de 2015 gracias a un giro en la política migratoria de la canciller Angela Merkel, ha provocado un descenso en la afluencia de migrantes y refugiados por esta vía de casi el 95%, según Frontex, la agencia de control y vigilancia de fronteras exteriores de la UE. En Serbia, por ejemplo, el flujo de personas en tránsito entre el 24 y el 31 de julio de 2016 ha descendido un 79% respecto al año anterior, registra la OIM.
La inestabilidad en Libia, en cambio, no ha hecho sino alentar a los migrantes a pagar hasta 1.200 euros a los traficantes de personas para que les crucen el Mediterráneo, especialmente en verano, cuando las aguas están más tranquilas. Pero a pesar de los rescates que llevan a cabo casi a diario ONG como Médicos sin Fronteras o la Marina Italiana y la Guardia Civil —este último cuerpo bajo el mando de la operación comunitaria Tritón de Frontex—, el riesgo de perecer ahogado o asfixiado es altísimo y sólo en los últimos diez días 120 cadáveres han muerto en aguas libias, frente a Sabratah, de donde salen muchas de las barcas, ha declarado Joel Millman, portavoz adjunto de la OIM.
Madrid, El País
El canal de Sicilia, las aguas mediterráneas entre Libia y la isla italiana, es la zona más mortífera para los cientos de miles de migrantes que intentan alcanzar Europa para poner su vida a salvo del conflicto y la pobreza. De las más de 245.217 personas que cruzaron el Mediterráneo en los primeros siete meses del año, 3.120 han perecido en sus aguas hasta el 21 de julio. Casi el mismo número que en todo 2015, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Grecia, aunque con un menor número de fallecimientos (383 en lo que va de año), sigue siendo el destino elegido por la mayoría de migrantes y refugiados entre los que destacan los sirios, los afganos y los pakistaníes, precisamente por la cercanía geográfica y el menor riesgo que supone cruzar desde Turquía hasta las islas helenas de Kos o Lesbos. Al país heleno han llegado ya 159.319 personas en estos primeros siete meses de 2016. En 2015 la cifra superó el millón, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur, por su acrónimo en español). Italia, país al que se dirigen casi a diario cientos de miles de subsaharianos en barcazas de goma, ha acogido este 2016 a algo más de 84.052 personas, pero en el camino han perecido 2.692, según los últimos datos actualizados.
La clausura oficial de la llamada ruta de los Balcanes que empezaba en Grecia y atravesaba Macedonia, Serbia, Hungría y Austria hasta llegar a Alemania, donde unos 800.000 sirios solicitaron el asilo en el último cuarto de 2015 gracias a un giro en la política migratoria de la canciller Angela Merkel, ha provocado un descenso en la afluencia de migrantes y refugiados por esta vía de casi el 95%, según Frontex, la agencia de control y vigilancia de fronteras exteriores de la UE. En Serbia, por ejemplo, el flujo de personas en tránsito entre el 24 y el 31 de julio de 2016 ha descendido un 79% respecto al año anterior, registra la OIM.
La inestabilidad en Libia, en cambio, no ha hecho sino alentar a los migrantes a pagar hasta 1.200 euros a los traficantes de personas para que les crucen el Mediterráneo, especialmente en verano, cuando las aguas están más tranquilas. Pero a pesar de los rescates que llevan a cabo casi a diario ONG como Médicos sin Fronteras o la Marina Italiana y la Guardia Civil —este último cuerpo bajo el mando de la operación comunitaria Tritón de Frontex—, el riesgo de perecer ahogado o asfixiado es altísimo y sólo en los últimos diez días 120 cadáveres han muerto en aguas libias, frente a Sabratah, de donde salen muchas de las barcas, ha declarado Joel Millman, portavoz adjunto de la OIM.