Los últimos médicos de Alepo lanzan una desesperada petición de ayuda
La ONU espera que Rusia amplíe a 48 horas el alto el fuego para enviar convoyes humanitarios
Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
"Ahora solo podemos decidir quién puede sobrevivir y quién tiene que morir”, reza la desesperada carta que los últimos médicos que aún permanecen en la zona rebelde de Alepo han enviado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. El llamamiento de los doctores se produce mientras Naciones Unidas intenta arrancar a Rusia, aliada del régimen de Damasco, una tregua de al menos 48 horas para poder enviar ayuda humanitaria a 1,5 millones de civiles. “Tres horas no es suficiente”, advirtió este jueves el enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, al referirse al alto el fuego ofrecido el día anterior por el Ejército ruso.
Los intensos combates ya habían disipado la esperanza de un cese de hostilidades durante tres horas en la dividida ciudad. La tregua temporal entre las 10 y las 13 horas (una hora menos en la España peninsular), hecha pública el miércoles por la tarde en Moscú por el general Serguéi Rudskoi, no llegó a entrar en vigor. “Como médicos, nos duele que apenas podamos hacer nada por niños que llegan gravemente heridos”, se lee en la misiva a Obama, recogida por la agencia France Presse. La firman 15 de los 35 facultativos que aún siguen atendiendo a más de 250.000 personas en los distritos insurgentes, que han estado cercados por las fuerzas del régimen de Damasco durante tres semanas.
“Sin la apertura permanente de una vía de suministro volveremos a quedar pronto asediados, la hambruna se generalizará y las medicinas y productos sanitarios se agotarán”. Apelan los profesionales sanitarios a la Casa Blanca para que presione a las partes en conflicto a fin de permitir que civiles reciban asistencia. “No nos hacen falta lágrimas ni simpatía, no siquiera oraciones. Basta con que usted [Obama] muestre amistad por el pueblo de Siria”.
El régimen del presidente Bachar el Asad, apoyado por la aviación rusa, se apoderó el 17 de julio de la carretera Castello (noreste), la única vía de suministro para los rebeldes en la ciudad. Las fuerzas insurgentes rompieron el cerco, sin embargo, el pasado fin de semana en la estratégica zona de Ramusa (suroeste), pero aún no han logrado establecer un corredor seguro. Las carreteras de acceso gubernamentales se han visto también comprometidas por esta maniobra envolvente y la vía Castello es ahora un cordón umbilical vital ambos sectores de la ciudad.
Naciones Unidas espera que Rusia amplíe a 48 horas la “pausa humanitaria” en las hostilidades, ha asegurado De Mistura, con el objetivo de poder cubrir las necesidades de la población civil y evacuar a enfermos y heridos. Los continuos cortes de electricidad y la interrupción del suministro de agua desde hace casi una semana amenaza con agravar aún más la situación en Alepo, dividida desde 2012 y donde se libra desde hace semanas una de las batallas clave en más de cinco años de guerra.
El jefe de la misión de ayuda humanitaria de la ONU para Siria, Jan Egeland, precisó a su vez que la carretera Castello está ahora muy dañada por los bombardeos y se halla en parte minada. “Existen demasiados peligros para los largos convoyes de camiones pequeños, lo que dificulta el suministro. Hace falta una tregua de 48 horas para que poder hacer llegar la ayuda”, remachó.
Los médicos de Alepo recuerdan también en su carta que la ONU ha detectado durante el pasado mes de julio 44 ataques contra centros sanitarios en toda Siria, 15 de ellos en sus propios hospitales en la escindida urbe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que, después de más de cinco años de guerra, el país árabe es el lugar más peligroso del mundo para los trabajadores sanitarios.
En la parte este (rebelde), ocho de sus diez hospitales y 13 de sus 28 centros de salud están seriamente dañados o fuera de servicio, según la OMS. Unicef ha alertado también del peligro que corre la vida de unos 100.000 niños en los barrios orientales rebeldes, cuyas familias dependen para sobrevivir del agua no potable de pozos que pueden estar contaminados por materias fecales.
“Estamos siendo testigos de cómo un número incalculable de pacientes, amigos y colegas mueren entre terribles sufrimientos”, afirman los médicos que se han dirigido por carta Obama. Hace dos semanas, un ataque provocó el corte del flujo de oxígeno a las incubadoras de bebés prematuros. Cuatro recién nacidos murieron asfixiados.
Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
"Ahora solo podemos decidir quién puede sobrevivir y quién tiene que morir”, reza la desesperada carta que los últimos médicos que aún permanecen en la zona rebelde de Alepo han enviado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. El llamamiento de los doctores se produce mientras Naciones Unidas intenta arrancar a Rusia, aliada del régimen de Damasco, una tregua de al menos 48 horas para poder enviar ayuda humanitaria a 1,5 millones de civiles. “Tres horas no es suficiente”, advirtió este jueves el enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, al referirse al alto el fuego ofrecido el día anterior por el Ejército ruso.
Los intensos combates ya habían disipado la esperanza de un cese de hostilidades durante tres horas en la dividida ciudad. La tregua temporal entre las 10 y las 13 horas (una hora menos en la España peninsular), hecha pública el miércoles por la tarde en Moscú por el general Serguéi Rudskoi, no llegó a entrar en vigor. “Como médicos, nos duele que apenas podamos hacer nada por niños que llegan gravemente heridos”, se lee en la misiva a Obama, recogida por la agencia France Presse. La firman 15 de los 35 facultativos que aún siguen atendiendo a más de 250.000 personas en los distritos insurgentes, que han estado cercados por las fuerzas del régimen de Damasco durante tres semanas.
“Sin la apertura permanente de una vía de suministro volveremos a quedar pronto asediados, la hambruna se generalizará y las medicinas y productos sanitarios se agotarán”. Apelan los profesionales sanitarios a la Casa Blanca para que presione a las partes en conflicto a fin de permitir que civiles reciban asistencia. “No nos hacen falta lágrimas ni simpatía, no siquiera oraciones. Basta con que usted [Obama] muestre amistad por el pueblo de Siria”.
El régimen del presidente Bachar el Asad, apoyado por la aviación rusa, se apoderó el 17 de julio de la carretera Castello (noreste), la única vía de suministro para los rebeldes en la ciudad. Las fuerzas insurgentes rompieron el cerco, sin embargo, el pasado fin de semana en la estratégica zona de Ramusa (suroeste), pero aún no han logrado establecer un corredor seguro. Las carreteras de acceso gubernamentales se han visto también comprometidas por esta maniobra envolvente y la vía Castello es ahora un cordón umbilical vital ambos sectores de la ciudad.
Naciones Unidas espera que Rusia amplíe a 48 horas la “pausa humanitaria” en las hostilidades, ha asegurado De Mistura, con el objetivo de poder cubrir las necesidades de la población civil y evacuar a enfermos y heridos. Los continuos cortes de electricidad y la interrupción del suministro de agua desde hace casi una semana amenaza con agravar aún más la situación en Alepo, dividida desde 2012 y donde se libra desde hace semanas una de las batallas clave en más de cinco años de guerra.
El jefe de la misión de ayuda humanitaria de la ONU para Siria, Jan Egeland, precisó a su vez que la carretera Castello está ahora muy dañada por los bombardeos y se halla en parte minada. “Existen demasiados peligros para los largos convoyes de camiones pequeños, lo que dificulta el suministro. Hace falta una tregua de 48 horas para que poder hacer llegar la ayuda”, remachó.
Los médicos de Alepo recuerdan también en su carta que la ONU ha detectado durante el pasado mes de julio 44 ataques contra centros sanitarios en toda Siria, 15 de ellos en sus propios hospitales en la escindida urbe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que, después de más de cinco años de guerra, el país árabe es el lugar más peligroso del mundo para los trabajadores sanitarios.
En la parte este (rebelde), ocho de sus diez hospitales y 13 de sus 28 centros de salud están seriamente dañados o fuera de servicio, según la OMS. Unicef ha alertado también del peligro que corre la vida de unos 100.000 niños en los barrios orientales rebeldes, cuyas familias dependen para sobrevivir del agua no potable de pozos que pueden estar contaminados por materias fecales.
“Estamos siendo testigos de cómo un número incalculable de pacientes, amigos y colegas mueren entre terribles sufrimientos”, afirman los médicos que se han dirigido por carta Obama. Hace dos semanas, un ataque provocó el corte del flujo de oxígeno a las incubadoras de bebés prematuros. Cuatro recién nacidos murieron asfixiados.