Los estadounidenses blancos que creen que todo tiempo pasado fue mejor
Donald Trump apela a un sector del electorado desencantado con su país, preocupado por la inmigración y que se considera víctima de discriminación contra los blancos
Cristina F. Pereda
Washington, El País
Donald Trump, el empresario que ha roto con todos los moldes en esta campaña electoral, apela especialmente a un grupo de la población, la que fuera mayoría blanca cristiana está hoy cerca de perder ese estatus entre los votantes norteamericanos y se muestra preocupada por la influencia de la inmigración, se considera víctima de discriminación y cree que su país está a la deriva desde la década de 1950.
“La América actual no refleja aquella en la que crecieron”, explica Robert P. Jones, autor de El fin de la América cristiana blanca y presidente de una de las principales casas de sondeos de EE UU. Jones asegura que este grupo del electorado que también forma una de las bases republicanas "vive hoy en la nostalgia” y a ellos va dirigida la promesa de Trump para “hacer que América sea grande de nuevo”.
Según Jones, esa nostalgia está marcada especialmente por la inmigración y por el descenso en el número de estadounidenses afiliados a alguna religión —especialmente entre los cristianos— y la falta de un relevo generacional en las prácticas religiosas. Este es un repaso a los principales asuntos que caracterizan a uno de los grupos del electorado protagonista de estas elecciones.
1. ¿A la deriva desde 1950?
La población estadounidense se muestra profundamente dividida ante la pregunta de si su país ha mejorado o empeorado desde la década de 1950. La opinión pública general se reparte en dos mitades iguales, pero las proporciones varían cuando se trata de la clase trabajadora blanca y, especialmente, al preguntar a los votantes del candidato republicano. Según un estudio del Public Religion Research Institute (PPRI) que preside Jones, el 62% de los estadounidenses de clase trabajadora y el 70% de los protestantes evangélicos consideran que el país ha empeorado en las últimas seis décadas. El porcentaje aumenta aún más entre los republicanos y los seguidores de Trump, ya que un 68% de ellos creen que la vida en EE UU ha ido a peor. En contraste, un 66% de demócratas considera que ha mejorado.
2. ¿Discriminación contra los blancos?
El candidato republicano se ha visto obligado en los últimos meses a distanciarse de grupos supremacistas y nacionalistas blancos que le han declarado su apoyo. El último ha sido el presidente del Partido Nazi Americano. Los expertos aseguran, además, que Trump repite consignas que apelan a la preocupación de un sector del electorado por la influencia de la inmigración, los cambios demográficos y lo que ellos consideran como un “discriminación a la inversa”.
Los estadounidenses están divididos a partes iguales entre los que creen que la discriminación contra blancos es un problema igual de grave que la que sufren los afroamericanos y otras minorías raciales. Pero, una vez más, los blancos de clase trabajadora (un 66%) y los blancos en general (un 57%) se consideran víctimas de un trato desigual.
La división es aún mayor si se tienen en cuenta las afiliaciones políticas de los votantes: siete de cada diez republicanos, frente a tres de cada diez demócratas, aseguran que la discriminación contra blancos se ha convertido en un problema equiparable a la que sufren los afroamericanos.
3. La inmigración como causa del declive
La inmigración es uno de los factores que más ha influido en el cambio demográfico que sufre Estados Unidos desde hace décadas y que más preocupa a los seguidores de Trump. Sin embargo, según apunta el PPRI y tal y como se observa en la gráfica, esta preocupación no está inspirada en la transformación que puedan ver los ciudadanos a nivel local, ya que no consideran que ahí esté la mayor influencia de los inmigrantes.
El último estudio del PPRI sobre inmigración descubrió que un 59% de los votantes de Trump y un 51% de los republicanos, en comparación con un 39% de los estadounidenses en general, considera que los inmigrantes están cambiando “mucho” la sociedad americana. Solo un 27% de demócratas opina lo mismo.
La propuesta del republicano para construir un muro en la frontera con México cala entre este sector de votantes. Mientras que seis de cada diez estadounidenses y un 77% de los demócratas están en contra, dos tercios de los republicanos y el 82% de los votantes de Trump respaldan esta controvertida idea para detener la inmigración ilegal a EE UU.
4. La desaparición de la mayoría blanca cristiana
La idea de que EE UU ya no refleja el país en el que creció este grupo de votantes está relacionada también con el descenso de personas que se declaran afiliadas a una creencia religiosa o que la practican activamente. Una importante grupo del electorado republicano es mayor de 70 años, el único sector que sigue definiéndose como un miembro “sólido” de su religión. El resto se mantienen estables o en descenso, mientras que poco más de un tercio (37%) de la Generación del Milenio afirma lo mismo.
Durante la presentación de su libro en Washington, Jones analizó las consecuencias políticas de este cambio, especialmente para el Partido Republicano. Nunca se ha visto de una manera tan clara como en las presidenciales de 2012. Mientras que los votantes blancos cristianos representaron el 86% del electorado republicano en 1992 y el 80% en 2012, en el caso de los demócratas descendió de un 60% hasta el 37% en el mismo período. Ese declive, sin embargo, no impidió que Barack Obama ganara la reelección gracias al voto de las minorías raciales y los más jóvenes, sectores aún inquebrantables para los republicanos y que Trump parece haber dado ya por perdidos.
Cristina F. Pereda
Washington, El País
Donald Trump, el empresario que ha roto con todos los moldes en esta campaña electoral, apela especialmente a un grupo de la población, la que fuera mayoría blanca cristiana está hoy cerca de perder ese estatus entre los votantes norteamericanos y se muestra preocupada por la influencia de la inmigración, se considera víctima de discriminación y cree que su país está a la deriva desde la década de 1950.
“La América actual no refleja aquella en la que crecieron”, explica Robert P. Jones, autor de El fin de la América cristiana blanca y presidente de una de las principales casas de sondeos de EE UU. Jones asegura que este grupo del electorado que también forma una de las bases republicanas "vive hoy en la nostalgia” y a ellos va dirigida la promesa de Trump para “hacer que América sea grande de nuevo”.
Según Jones, esa nostalgia está marcada especialmente por la inmigración y por el descenso en el número de estadounidenses afiliados a alguna religión —especialmente entre los cristianos— y la falta de un relevo generacional en las prácticas religiosas. Este es un repaso a los principales asuntos que caracterizan a uno de los grupos del electorado protagonista de estas elecciones.
1. ¿A la deriva desde 1950?
La población estadounidense se muestra profundamente dividida ante la pregunta de si su país ha mejorado o empeorado desde la década de 1950. La opinión pública general se reparte en dos mitades iguales, pero las proporciones varían cuando se trata de la clase trabajadora blanca y, especialmente, al preguntar a los votantes del candidato republicano. Según un estudio del Public Religion Research Institute (PPRI) que preside Jones, el 62% de los estadounidenses de clase trabajadora y el 70% de los protestantes evangélicos consideran que el país ha empeorado en las últimas seis décadas. El porcentaje aumenta aún más entre los republicanos y los seguidores de Trump, ya que un 68% de ellos creen que la vida en EE UU ha ido a peor. En contraste, un 66% de demócratas considera que ha mejorado.
2. ¿Discriminación contra los blancos?
El candidato republicano se ha visto obligado en los últimos meses a distanciarse de grupos supremacistas y nacionalistas blancos que le han declarado su apoyo. El último ha sido el presidente del Partido Nazi Americano. Los expertos aseguran, además, que Trump repite consignas que apelan a la preocupación de un sector del electorado por la influencia de la inmigración, los cambios demográficos y lo que ellos consideran como un “discriminación a la inversa”.
Los estadounidenses están divididos a partes iguales entre los que creen que la discriminación contra blancos es un problema igual de grave que la que sufren los afroamericanos y otras minorías raciales. Pero, una vez más, los blancos de clase trabajadora (un 66%) y los blancos en general (un 57%) se consideran víctimas de un trato desigual.
La división es aún mayor si se tienen en cuenta las afiliaciones políticas de los votantes: siete de cada diez republicanos, frente a tres de cada diez demócratas, aseguran que la discriminación contra blancos se ha convertido en un problema equiparable a la que sufren los afroamericanos.
3. La inmigración como causa del declive
La inmigración es uno de los factores que más ha influido en el cambio demográfico que sufre Estados Unidos desde hace décadas y que más preocupa a los seguidores de Trump. Sin embargo, según apunta el PPRI y tal y como se observa en la gráfica, esta preocupación no está inspirada en la transformación que puedan ver los ciudadanos a nivel local, ya que no consideran que ahí esté la mayor influencia de los inmigrantes.
El último estudio del PPRI sobre inmigración descubrió que un 59% de los votantes de Trump y un 51% de los republicanos, en comparación con un 39% de los estadounidenses en general, considera que los inmigrantes están cambiando “mucho” la sociedad americana. Solo un 27% de demócratas opina lo mismo.
La propuesta del republicano para construir un muro en la frontera con México cala entre este sector de votantes. Mientras que seis de cada diez estadounidenses y un 77% de los demócratas están en contra, dos tercios de los republicanos y el 82% de los votantes de Trump respaldan esta controvertida idea para detener la inmigración ilegal a EE UU.
4. La desaparición de la mayoría blanca cristiana
La idea de que EE UU ya no refleja el país en el que creció este grupo de votantes está relacionada también con el descenso de personas que se declaran afiliadas a una creencia religiosa o que la practican activamente. Una importante grupo del electorado republicano es mayor de 70 años, el único sector que sigue definiéndose como un miembro “sólido” de su religión. El resto se mantienen estables o en descenso, mientras que poco más de un tercio (37%) de la Generación del Milenio afirma lo mismo.
Durante la presentación de su libro en Washington, Jones analizó las consecuencias políticas de este cambio, especialmente para el Partido Republicano. Nunca se ha visto de una manera tan clara como en las presidenciales de 2012. Mientras que los votantes blancos cristianos representaron el 86% del electorado republicano en 1992 y el 80% en 2012, en el caso de los demócratas descendió de un 60% hasta el 37% en el mismo período. Ese declive, sin embargo, no impidió que Barack Obama ganara la reelección gracias al voto de las minorías raciales y los más jóvenes, sectores aún inquebrantables para los republicanos y que Trump parece haber dado ya por perdidos.