Llega la televisión en la que no pasa nada
Sakte-TV, o tele lenta, es un invento de la cadena pública noruega en la que emiten en directo horas de pesca de salmón o de confección de un jersey. Y triunfa en audiencia
Kristin Suleng
Oslo, El País
18 horas seguidas de pesca de salmón. 134 horas libres de cortes en barco por la costa de norte a sur. Las mareas, la tala de árboles, la vida de las aves en nidos prefabricados o la confección de un jersey desde la oveja hasta la prenda. La lectura de la Constitución en su segundo centenario o los salmos interpretados por los coros de todo el país. Retransmitir en directo y en prime time cualquier actividad cultural que apele a los valores de la nación, dure lo que dure y aunque casi nunca pase nada, es el innovador concepto audiovisual de Sakte-TV, traducida como televisión lenta, nacida en 2009 en la Norsk Rikskringkasting (NRK), la radiotelevisión pública noruega.
Aunque es una de las pocas denominaciones catódicas que escapa del inglés, la televisión lenta no se ha librado de chanzas. “Los amigos nórdicos tienen una fama que contradice su pasado, por su decencia y modestia. Pero allí pueden pasar cosas un poco locas. Por ejemplo, uno de los mayores éxitos televisivos de Noruega es un programa en el que se quema leña en una chimenea horas y horas”, bromeaba sobre Sakte-TV el presidente Obama en una cena durante la cumbre con los países nórdicos en Washington el pasado mayo.
Locura o no, la apuesta por esta fórmula arriesgada en los tiempos de la alta velocidad surgió en una de las reuniones habituales de comedor del equipo de editores, cuando a uno de ellos se le ocurrió emitir un programa de radio para conmemorar la invasión alemana del país escandinavo en 1940, reconstruyendo durante la noche la duración y el lugar exactos de la víspera del ataque.
En la caza de historias cuya extensión original pudiera reproducirse en directo, llegó la propuesta de un documental televisivo del trayecto de siete horas de Bergen a la capital con cuatro cámaras en el tren, intercalándolo con imágenes de archivo. Aquel viaje ferroviario, Bergensbanen-minutt for minutt, que celebraba el centenario del tren, atrapó a 1,2 millones de espectadores noruegos, la cuarta parte de la población.
“Todo sueño húmedo de un canal de televisión es atraer la atención y destacar entre la multitud. Los directores aceptaron porque la idea era tan brutal que no se podían negar. Lo más peligroso para una televisión pública es apostar por ideas locas. Sin embargo, si esas locuras vienen de sus empleados, entonces se trata de una apuesta valiente. Hay que arriesgarse, aunque solo sean dos días al año”, explica a este diario el productor Thomas Hellum, uno de los responsables de Sakte-TV.
Similar a un maratón de documentales, el ingrediente clave es una línea del tiempo ininterrumpida en la que nada se edita y todo se emite en directo. “Nunca se sabe lo que puede pasar, aunque lo más probable es que no suceda nada. El espectador, que lo contempla como cualquier otro programa o como un cuadro de paisaje en su salón, debe saber lo que es interesante y lo que es aburrido. Gran parte de la historia está en la cabeza de los espectadores. Hacerlo en horario de máxima audiencia es una manera decir que es importante, no lo escondemos, y para eso se requieren directivos valientes”, indica Hellum.
Ventas internacionales
Según el responsable de Sakte-TV, este género reposado ha impulsado el sentimiento de unidad, animando a muchos espectadores a visitar otras partes del país. Pero, advierte, no hace falta ser noruego para atreverse a verlo. De hecho, el formato se ha exportado a Estados Unidos, tras comprar los derechos la productora LMNO de Los Ángeles, y ha inspirado a canales como el británico BBC 4. “Puede ser implementado en muchos países, de culturas diferentes. Es un programa económico que se basa en la credibilidad y la atención de los espectadores. Los canales privados podrían recurrir a patrocinios y a colocar productos”.
En julio, el gran proveedor de televisión por Internet Netflix adquirió los derechos de dos programas del sello Sakte-TV, Telemarkskanalen-minutt for minutt ("Un viaje por el canal de Telemark") y Nasjonal strikkekveld ("La noche nacional de hacer punto"). “Para nosotros solo significa más espectadores, y eso está muy bien, pero no beneficios económicos. El tiempo ha demostrado que es una manera de contar historias, y seguimos buscando nuevos temas que se emitan una o dos veces al año”, señala Hellum. El próximo proyecto seguirá en directo a varios miles de renos y una familia sami en su migración de invierno a los pastos de verano, un acontecimiento que se da en primavera en la región de Finnmark, al norte de Noruega, con profundas raíces en la tradición sami. El plan de la ruta, de seis días, consistirá en enviar continuamente imágenes de noche y día.
Kristin Suleng
Oslo, El País
18 horas seguidas de pesca de salmón. 134 horas libres de cortes en barco por la costa de norte a sur. Las mareas, la tala de árboles, la vida de las aves en nidos prefabricados o la confección de un jersey desde la oveja hasta la prenda. La lectura de la Constitución en su segundo centenario o los salmos interpretados por los coros de todo el país. Retransmitir en directo y en prime time cualquier actividad cultural que apele a los valores de la nación, dure lo que dure y aunque casi nunca pase nada, es el innovador concepto audiovisual de Sakte-TV, traducida como televisión lenta, nacida en 2009 en la Norsk Rikskringkasting (NRK), la radiotelevisión pública noruega.
Aunque es una de las pocas denominaciones catódicas que escapa del inglés, la televisión lenta no se ha librado de chanzas. “Los amigos nórdicos tienen una fama que contradice su pasado, por su decencia y modestia. Pero allí pueden pasar cosas un poco locas. Por ejemplo, uno de los mayores éxitos televisivos de Noruega es un programa en el que se quema leña en una chimenea horas y horas”, bromeaba sobre Sakte-TV el presidente Obama en una cena durante la cumbre con los países nórdicos en Washington el pasado mayo.
Locura o no, la apuesta por esta fórmula arriesgada en los tiempos de la alta velocidad surgió en una de las reuniones habituales de comedor del equipo de editores, cuando a uno de ellos se le ocurrió emitir un programa de radio para conmemorar la invasión alemana del país escandinavo en 1940, reconstruyendo durante la noche la duración y el lugar exactos de la víspera del ataque.
En la caza de historias cuya extensión original pudiera reproducirse en directo, llegó la propuesta de un documental televisivo del trayecto de siete horas de Bergen a la capital con cuatro cámaras en el tren, intercalándolo con imágenes de archivo. Aquel viaje ferroviario, Bergensbanen-minutt for minutt, que celebraba el centenario del tren, atrapó a 1,2 millones de espectadores noruegos, la cuarta parte de la población.
“Todo sueño húmedo de un canal de televisión es atraer la atención y destacar entre la multitud. Los directores aceptaron porque la idea era tan brutal que no se podían negar. Lo más peligroso para una televisión pública es apostar por ideas locas. Sin embargo, si esas locuras vienen de sus empleados, entonces se trata de una apuesta valiente. Hay que arriesgarse, aunque solo sean dos días al año”, explica a este diario el productor Thomas Hellum, uno de los responsables de Sakte-TV.
Similar a un maratón de documentales, el ingrediente clave es una línea del tiempo ininterrumpida en la que nada se edita y todo se emite en directo. “Nunca se sabe lo que puede pasar, aunque lo más probable es que no suceda nada. El espectador, que lo contempla como cualquier otro programa o como un cuadro de paisaje en su salón, debe saber lo que es interesante y lo que es aburrido. Gran parte de la historia está en la cabeza de los espectadores. Hacerlo en horario de máxima audiencia es una manera decir que es importante, no lo escondemos, y para eso se requieren directivos valientes”, indica Hellum.
Ventas internacionales
Según el responsable de Sakte-TV, este género reposado ha impulsado el sentimiento de unidad, animando a muchos espectadores a visitar otras partes del país. Pero, advierte, no hace falta ser noruego para atreverse a verlo. De hecho, el formato se ha exportado a Estados Unidos, tras comprar los derechos la productora LMNO de Los Ángeles, y ha inspirado a canales como el británico BBC 4. “Puede ser implementado en muchos países, de culturas diferentes. Es un programa económico que se basa en la credibilidad y la atención de los espectadores. Los canales privados podrían recurrir a patrocinios y a colocar productos”.
En julio, el gran proveedor de televisión por Internet Netflix adquirió los derechos de dos programas del sello Sakte-TV, Telemarkskanalen-minutt for minutt ("Un viaje por el canal de Telemark") y Nasjonal strikkekveld ("La noche nacional de hacer punto"). “Para nosotros solo significa más espectadores, y eso está muy bien, pero no beneficios económicos. El tiempo ha demostrado que es una manera de contar historias, y seguimos buscando nuevos temas que se emitan una o dos veces al año”, señala Hellum. El próximo proyecto seguirá en directo a varios miles de renos y una familia sami en su migración de invierno a los pastos de verano, un acontecimiento que se da en primavera en la región de Finnmark, al norte de Noruega, con profundas raíces en la tradición sami. El plan de la ruta, de seis días, consistirá en enviar continuamente imágenes de noche y día.