Donald Trump se desploma en las encuestas
Los republicanos piden al candidato que se centre en atacar a Hillary Clinton
Amanda Mars
Nueva York, El País
Si hubiese que elegir una semana horribilis para el republicano Donald Trump desde que empezó su aventura electoral, podría ser esta. Las diferencias con la dirección de su partido han estallado y un sondeo de la cadena conservadora Fox señaló este jueves que los demócratas superan en 10 puntos a los republicanos en intención de voto. Pero todo en el fenómeno Trump tiene reversos y contradicciones. Al mismo tiempo, este julio el candidato batió su récord de recaudación de fondos gracias sobre todo a los pequeños donantes.
En Estados Unidos se suele hablar del efecto convención, que es una subida en las encuestas que experimenta el candidato presidencial tras el cónclave en el que el partido lo ha coronado. La convención puede ser una inyección de optimismo: consiste en cuatro días de discursos y de encuentro de republicanos o demócratas de todo el país que se unen para confirmar lo buenos que son ellos y lo malos que son los contrarios. El mensaje se amplifica en los medios y esa notoriedad positiva se refleja en las encuestas.
Según los datos a nivel nacional difundidos este jueves por la Fox, la pareja republicana, formada por el empresario neoyorquino y su candidato a vicepresidente, Mike Pence, lograría un apoyo del 39% en las elecciones del 8 de noviembre, mientras que el dúo formado por la aspirante demócrata y su número dos, Tim Kaine, se llevaría el 49%.
Esta vez, hubo un efecto convención positivo para Donald Trump, especialmente durante la propia reunión conservadora de Cleveland, pero rápidamente quedó amortiguado por el efecto convención de Hillary Clinton, que se celebró en Filadelfia justo la semana siguiente. Pero el empresario neoyorquino atraviesa estos días también su propio efecto, una tormenta desatada dentro de su partido a cuenta de las polémicas por su enfrentamiento a la familia de un caído en combate o con dos pesos pesados republicanos como Paul Ryan y John McCain.
Otras encuestas recientes, a nivel de Estado, otorgan ventajas notables a Clinton en puntos clave, que pueden tener una importante influencia en el resultado final, como Pensilvania (11 puntos), New Hampshire (15 puntos), Michigan (nueve puntos) o Florida (seis puntos).
Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, advirtió este jueves en una entrevista de radio de que el apoyo que brindó a Trump “no es un cheque en blanco”, y recalcó la necesidad de reenfocar la campaña republicana “en Hillary Clinton, en todas sus deficiencias”. También Ben Carson, uno de los aspirantes más conservadores en las primarias, aseguró que a partir de ahora se iba a ver a un Trump más centrado en su oponente demócrata y menos propenso a meterse en jardines.
Poca estructura
Los problemas de Trump con el establishment, sin embargo, contrastan con la buena racha de las donaciones modestas, lo que refleja la contradicción. El dinero recaudado para elevar al magnate hacia la Casa Blanca es algo más que un símbolo, porque la diferencia de fondos respecto a Clinton era más que considerable. Un rasgo característico de la estrategia del candidato conservador es que, durante toda la fase de primarias, tenía poca estructura y se beneficiaba de su permanente presencia gratuita en los medios de comunicación.
Este julio, según informaron desde su campaña, ha batido su máximo de recaudación con 80 millones de dólares, frente a los 90 que logró Hillary Clinton, una diferencia mucho más estrecha que en el pasado. Pero, aparte de los dólares contantes y sonantes que cada uno recaude, Clinton cuenta con el respaldo público de grandes magnates como Warren Buffett o Michael Bloomberg. También hay big money del lado de Trump, como Sheldon Adelson, dueño del imperio de casinos radicado en Las Vegas; Carl Icahn, uno de los inversores más influyentes en las decisiones de las empresas cotizadas, o Peter Thiel, accionista de varias firmas de Silicon Valley.
Mientras, el que parece haber logrado su propio efecto convención es el presidente, Barack Obama, que este jueves cumplió 55 años con una buena noticia: según la CNN, su ratio de aprobación está en el máximo de su segunda legislatura, en el 54%.
Amanda Mars
Nueva York, El País
Si hubiese que elegir una semana horribilis para el republicano Donald Trump desde que empezó su aventura electoral, podría ser esta. Las diferencias con la dirección de su partido han estallado y un sondeo de la cadena conservadora Fox señaló este jueves que los demócratas superan en 10 puntos a los republicanos en intención de voto. Pero todo en el fenómeno Trump tiene reversos y contradicciones. Al mismo tiempo, este julio el candidato batió su récord de recaudación de fondos gracias sobre todo a los pequeños donantes.
En Estados Unidos se suele hablar del efecto convención, que es una subida en las encuestas que experimenta el candidato presidencial tras el cónclave en el que el partido lo ha coronado. La convención puede ser una inyección de optimismo: consiste en cuatro días de discursos y de encuentro de republicanos o demócratas de todo el país que se unen para confirmar lo buenos que son ellos y lo malos que son los contrarios. El mensaje se amplifica en los medios y esa notoriedad positiva se refleja en las encuestas.
Según los datos a nivel nacional difundidos este jueves por la Fox, la pareja republicana, formada por el empresario neoyorquino y su candidato a vicepresidente, Mike Pence, lograría un apoyo del 39% en las elecciones del 8 de noviembre, mientras que el dúo formado por la aspirante demócrata y su número dos, Tim Kaine, se llevaría el 49%.
Esta vez, hubo un efecto convención positivo para Donald Trump, especialmente durante la propia reunión conservadora de Cleveland, pero rápidamente quedó amortiguado por el efecto convención de Hillary Clinton, que se celebró en Filadelfia justo la semana siguiente. Pero el empresario neoyorquino atraviesa estos días también su propio efecto, una tormenta desatada dentro de su partido a cuenta de las polémicas por su enfrentamiento a la familia de un caído en combate o con dos pesos pesados republicanos como Paul Ryan y John McCain.
Otras encuestas recientes, a nivel de Estado, otorgan ventajas notables a Clinton en puntos clave, que pueden tener una importante influencia en el resultado final, como Pensilvania (11 puntos), New Hampshire (15 puntos), Michigan (nueve puntos) o Florida (seis puntos).
Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, advirtió este jueves en una entrevista de radio de que el apoyo que brindó a Trump “no es un cheque en blanco”, y recalcó la necesidad de reenfocar la campaña republicana “en Hillary Clinton, en todas sus deficiencias”. También Ben Carson, uno de los aspirantes más conservadores en las primarias, aseguró que a partir de ahora se iba a ver a un Trump más centrado en su oponente demócrata y menos propenso a meterse en jardines.
Poca estructura
Los problemas de Trump con el establishment, sin embargo, contrastan con la buena racha de las donaciones modestas, lo que refleja la contradicción. El dinero recaudado para elevar al magnate hacia la Casa Blanca es algo más que un símbolo, porque la diferencia de fondos respecto a Clinton era más que considerable. Un rasgo característico de la estrategia del candidato conservador es que, durante toda la fase de primarias, tenía poca estructura y se beneficiaba de su permanente presencia gratuita en los medios de comunicación.
Este julio, según informaron desde su campaña, ha batido su máximo de recaudación con 80 millones de dólares, frente a los 90 que logró Hillary Clinton, una diferencia mucho más estrecha que en el pasado. Pero, aparte de los dólares contantes y sonantes que cada uno recaude, Clinton cuenta con el respaldo público de grandes magnates como Warren Buffett o Michael Bloomberg. También hay big money del lado de Trump, como Sheldon Adelson, dueño del imperio de casinos radicado en Las Vegas; Carl Icahn, uno de los inversores más influyentes en las decisiones de las empresas cotizadas, o Peter Thiel, accionista de varias firmas de Silicon Valley.
Mientras, el que parece haber logrado su propio efecto convención es el presidente, Barack Obama, que este jueves cumplió 55 años con una buena noticia: según la CNN, su ratio de aprobación está en el máximo de su segunda legislatura, en el 54%.