Clinton acusa a Trump de difundir ideas de la “derecha alternativa”

Repasamos las claves de un movimiento radical que considera a los blancos víctimas de un genocidio

Cristina F. Pereda
Corresponsal en Estados Unidos
Washington, El País
En un nuevo intento para descalificar a su rival, la candidata demócrata Hillary Clinton ha acusado a Donald Trump de “integrar el odio en su campaña” y de “llevarlo a nuestras comunidades”, una estrategia que califica de "profundamente peligrosa". En un nuevo anuncio electoral distribuido antes de su discurso este jueves en Nevada, la campaña demócrata asegura que “hay una razón por la que la derecha más radical respalda a Trump: porque creen que él les representa”.


El empresario ya se ha visto obligado a desvincularse en el pasado del apoyo de ex miembros del Ku Klux Klan y de supremacistas blancos, y esta tarde, antes de que interviniera Clinton, pidió a sus seguidores, "millones de americanos decentes", que no dejen que la demócrata les acuse de "racistas". El republicano ha intentado moderar su mensaje en los últimos días apelando al voto de los hispanos y los afroamericanos, dos comunidades a las que ha atacado en el pasado. El discurso de su rival demócrata buscaba frenar esta iniciativa al vincularle con la derecha más extremista.

Y así es como este movimiento, denominado como “Alt-right”, puede consolidar su entrada en la narrativa de la carrera electoral. Sus principales pilares son el rechazo al conservadurismo tradicional del Partido Republicano —el establishment—, la inmigración y la diversidad racial que deriva de ella, interpretados como amenazas a la mayoría blanca. Formado principalmente por una mayoría de hombres y articulado a través del contenido de blogs y las redes sociales, también se apoya sobre la recesión económica que ha atravesado Estados Unidos en la última década.

Su creador, Richard Spencer, ha declarado a The Wall Street Journal que “cuando tu movimiento va a ser mencionado por el candidato presidencial que lidera las encuestas, puedes decir con toda seguridad que has triunfado”. Pero ni Spencer ni ninguno de sus seguidores son tan tajantes a la hora de definir lo que es y lo que no es esta derecha “alternativa”, acusada por los demócratas y por numerosos expertos como una nueva versión del racismo y supremacismo blanco que, según ellos, amenaza con dividir a la sociedad estadounidense si la campaña de Trump se convierte en su trampolín.

¿Ha nacido una nueva derecha?

Según datos del Southern Poverty Law Center (SPLC), la institución especializada en detectar, estudiar y clasificar organizaciones supremacistas y radicales en EE UU, Spencer acuñó el término “derecha alternativa” en 2008, cuando lideraba el grupo supremacista National Policy Institute. El activista hacía referencia a los conceptos de “identidad blanca”, la necesidad de preservar “la civilización occidental” y los valores “tradicionales”.

En un texto publicado en 2014 por la web de Spencer, la inmigración es descrita como una “guerra encubierta” que puede convertirse “en la última oportunidad para los americanos blancos que, con mucho dolor, se están dando cuenta de que a menos que se tomen medidas dramáticas, sus nietos vivirán en un país que les es extraño y hostil”.

Otros conservadores como Jared Taylor, editor de American Renaissance; Milo Yiannopolis, columnista de Breitbart, y su director y ahora presidente de la campaña de Trump, Steve Shannon, también forman parte de este movimiento.

Taylor asegura que no sabe lo que significa el término “supremacista” pero defiende que, en Estados Unidos, “los descendientes del grupo de fundadores tienen derecho a resistir su desposeimiento”. Trump reitera “nos están matando” para referirse a la supuesta presión migratoria en la frontera o los acuerdos comerciales con China y México.
Yiannopolis, autor de la Guía de la derecha alternativa para los conservadores, declaró a Fox News que “si la gente se levanta ahora y dice que todo esto de la justicia social, la policía del lenguaje, los espacios seguros, las microagresiones… eso es mierda, si suficientes personas lo aplastan en un espacio público, nunca se recuperará”. Yiannopolis hablaba de la misma “corrección política” que rechaza Trump.
Y Shannon ha escrito columnas como ésta en las que acusa a la izquierda estadounidense de liderar una iniciativa para “destruir América” o sugiere que los muertos por disparos de la policía “quizás hicieron algo para merecerlo” porque en este mundo “hay personas naturalmente agresivas y violentas”.

Otros miembros

La derecha alternativa ha encontrado a sus nuevos fieles en un grupo de población, en su mayoría hombres blancos, de zonas rurales y conservadoras, afectados por la crisis económica y el declive industrial en algunos sectores, y con bajo nivel educativo. A ellos va dedicado el “Make America great again” de Trump y su promesa de crear empleo y castigar a los indocumentados.

Inmigración, crisis económica y poder militar

Uno de los mensajes que hace referencia al "genocidio blanco" bajo la etiqueta #AltRight

Estos son los tres pilares de la derecha “alternativa”, que asocia con la inmigración —como también hace Trump— el resto de los males que afectan a los estadounidenses. Según este movimiento, la amenaza es aún mayor contra los blancos: el mundo está “hiper-racializado”, son víctimas de un “genocidio blanco” y la diversidad que caracteriza a Estados Unidos busca en realidad hacerles desaparecer.

Trump habla de “Hacer América grande de nuevo”, ellos acusan a Obama de traer a EE UU “más musulmanes llenos de odio” y se declaran enemigos de la corrección política. El candidato republicano promete castigar a los indocumentados y expulsarles del país, la “derecha alternativa” considera que la globalización favorece a los extranjeros y perjudica a los “verdaderos americanos”.

El contexto

Los especialistas del SPLC han documentado a lo largo de la presidencia de Obama nuevos intentos de las organizaciones supremacistas para reclutar a nuevos miembros, así como una estrategia para reinventarse en internet. El nombre de “derecha alternativa” puede ser la respuesta. Para Heidi Beirich, la directora de inteligencia del SPLC, “el movimiento supremacista blanco se ha visto reforzado por Trump. En el pasado los extremistas han rechazado a los dos partidos porque no acogían sus ideas. Pero las propuestas de Trump contra los musulmanes y los inmigrantes, así como otras afirmaciones xenófobas, les han motivado a implicarse en el sistema político como no habían hecho antes”. Su consolidación como una narrativa electoral más, asegura Beirich, “puede tener un legado terrible”.

El rechazo al conservadurismo tradicional

Trump se presentó durante las primarias como un candidato alternativo a los aspirantes más tradicionales del Partido Republicano, que identificaba con un ‘establishment’ agotado y carente de ideas para responder a los desafíos de los ciudadanos. Esos políticos son los mismos de los que reniega esta nueva derecha. Los ven como “traidores que se han vendido al apoyar la globalización y algunas ideas progresistas”, según el SPLC.

Un movimiento digital

Los ataques a los medios de comunicación son frecuentes entre la derecha alternativa.

La “derecha alternativa” no es un movimiento homogéneo, pero se compone principalmente de jóvenes blancos, en su mayoría hombres, que comparten en las redes sociales consignas nazis y supremacistas, y que atacan frecuentemente a periodistas y expertos judíos. En las últimas semanas, un reportero de Breitbart que abandonó la publicación en protesta por su apoyo a Trump, ha sido atacado con textos que piden que tanto él como su mujer y sus dos hijos sean “enviados a la cámara de gas”.

Los participantes en este movimiento utilizan habitualmente en Twitter la etiqueta #AltRight en Twitter. Este jueves, los últimos mensajes incluían defensores de Trump que quieren que gane “para poder trabajar construyendo el muro” en la frontera, repetían el lema “Lock her up” para defender una condena a prisión contra Clinton, alegan que el republicano “cree en América, algo ausente en los últimos ocho años” o critican a los medios de comunicación tradicionales. Todos estos argumentos han encontrado su eco en la campaña de Trump, que los ha convertido en argumentos para llegar a la Casa Blanca. Este jueves Clinton ha trazado una línea directa entre ambos, alegando que no se puede entender el ascenso de la derecha más radical sin Trump, y acusando a su rival de "retuitear mensajes supremacistas a 11 millones de seguidores".

¿Es Trump su nuevo aliado?
Dos seguidores de Trump disfrazados de presos con los nombres de Bill y Hillary. El lema
Dos seguidores de Trump disfrazados de presos con los nombres de Bill y Hillary. El lema "Lock Her Up" defendido en la convención republicana se ha extendido para pedir prisión para la candidata demócrata". C. A. REUTERS

Clinton no es la primera en asegurar que el candidato republicano es “el héroe de la derecha alternativa”, como también defiende el SPLC. Numerosos expertos advierten desde hace varios meses que los grupos supremacistas están utilizando el éxito de Trump como argumento para conseguir nuevos seguidores, recaudar dinero y reivindicar que sus ideas sí tienen cabida más allá de las páginas web minoritarias que frecuentan.

La derecha alternativa ve en el éxito de Trump la consolidación de sus ideas. David Duke, ex miembro del Ku Klux Klan y candidato republicano al Senado, provocó una pequeña crisis en la campaña presidencial de Trump cuando tardó varios días en rechazar el respaldo oficial del supremacista. Duke defiende, sin embargo, que “la derecha alternativa no es algo que se inventara Trump, sino que se ha aprovechado de ella”, según declaró al Journal.

La derecha alternativa + Breitbart News + Donald Trump

Si realmente se puede describir a la derecha alternativa como una tendencia consolidada, su verdadera entrada en la carrera electoral ocurrió hace dos semanas, cuando Trump nombró como director de su campaña a Stephen Bannon, director de la web conservadora Breitbart News. Él mismo la ha descrito como “la plataforma de la derecha alternativa”, sus titulares reiteran mensajes asociados al movimiento y Trump acostumbra a compartir esas noticias en su cuenta de Twitter.

Dos de sus afirmaciones más controvertidas de esta campaña fueron respaldadas con noticias en Breitbart, cuando puso en duda la imparcialidad de un juez que estudia un caso del empresario “por ser mexicano”, y sus alegaciones de que tras los ataques del 11-S se pudo ver a musulmanes celebrando el atentado en Nueva Jersey.

Trump se defiende

“Nunca ha empleado el término [derecha alternativa] ni lo ha apoyado y sigue rechazando cualquier grupo o individuo asociado con mensajes de odio”, ha declarado una de las portavoces de Trump, Hope Hicks. La directora de la campaña, Kellyane Conway, se mostró este jueves “confundida” por las acusaciones de pertenecer a un movimiento que, según ella “ni siquiera hemos discutido entre nosotros”.

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