Los candidatos Clinton y Trump recibirán información confidencial
Todo nominado presidencial recibe, tras oficializar la candidatura, informes de inteligencia
Silvia Ayuso
Filadelfia, El País
“En la mañana, el presidente recibirá su informe presidencial diario”. Este punto de la agenda de Barack Obama no ha variado en los casi ocho años que lleva en la Casa Blanca. También sus predecesores en el último medio siglo recibieron durante sus mandatos el reporte clasificado con el que el presidente de Estados Unidos se desayuna cinco o seis días a la semana con la información y análisis de inteligencia más confidencial del mundo.
La tradición, iniciada por John F. Kennedy, continuará tras la marcha de Obama. Entonces, bien el presidente Donald Trump o la presidenta Hillary Clinton, serán los receptores del libro, carpeta o incluso tableta —cada mandatario puede elegir el formato— por cuyo contenido muchos espías internacionales matarían.
Solo uno de los candidatos llegará a sentarse en el Despacho Oval. Para que cualesquiera de los dos estén listos para asumir las decisiones que como comandante en jefe deberán tomar, todo finalista en una elección presidencial comienza a recibir una o varias sesiones de información confidencial poco después de ser formalmente nominados. El momento ha llegado. Pero aunque esta tradición es tan antigua como la de los informes presidenciales, en este inusual ciclo electoral se han levantado voces manifestando su miedo porque alguien tan imprevisible como Trump —argumentan los demócratas— o tan poco fiable como Clinton —según los republicanos— vaya a tener en sus manos una información tan sensible para la seguridad nacional.
La nueva batalla electoral está servida.
El nivel de confidencialidad de los informes de Trump y Clinton no será igual de alto que los que recibe Obama en su Despacho Oval cada mañana. Pero sí contienen información lo suficientemente delicada como para que más de uno haya expresado su inquietud. Las declaraciones de Trump alentando a Rusia a piratear correos electrónicos de Clinton en su etapa como secretaria de Estado han reavivado esos temores.
“Cuesta creer” que pudiera decir eso, dijo el exfiscal general Eric Holder a Yahoo News tras conocer las palabras de Trump, que horas después matizó afirmando que habían sido sarcásticas. Pero los demócratas no piensan dejarle librarse de este desliz político tan fácilmente.
“¿Cómo van a informar la CIA y las otras agencias de inteligencia a este tipo? ¿Cómo podrían hacerlo?”, le preguntó el senador por Nevada, Harry Reid, al Huffington Post.
Los republicanos también tienen sus dardos contra Clinton.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, pidió a comienzos de mes al director de inteligencia nacional, James Clapper, que le deniegue a Clinton acceso a información clasificada “mientras sea candidata”. El trasfondo: el escándalo, ampliamente explotado por la oposición republicana, desatado a raíz del descubrimiento de que Clinton usó un servidor privado para enviar miles de correos electrónicos como secretaria de Estado. El director del FBI, James Comey, la calificó de “extremadamente descuidada”, aunque no recomendó que se presentaran cargos contra ella.
Clapper le respondió a Ryan con un rotundo no, aplicable ahora también a Trump. El máximo responsable de la inteligencia estadounidense le replicó a Ryan que “no tiene intención de retener los informes para ninguno de los nominados y, por tanto, candidatos elegibles”.
También la Casa Blanca confirmó el jueves que esta tradición “desde hace más de 60 años” continuará y que los dos candidatos recibirán la misma información en sendas sesiones con los responsables de inteligencia.
“La Administración se siente confiada en que (la comunidad de inteligencia) puede proporcionar suficientes sesiones informativas relevantes a los dos principales candidatos presidenciales a la vez que protege información nacional de seguridad sensible”, dijo el portavoz de Obama, Josh Earnest.
El senador demócrata Reid propuso a los responsables de dar estos informes una alternativa ante Trump: “Finjan, pretendan que le están dando un informe, pero a este hombre no se le puede dar ninguna información, es peligroso”, insistió.
Silvia Ayuso
Filadelfia, El País
“En la mañana, el presidente recibirá su informe presidencial diario”. Este punto de la agenda de Barack Obama no ha variado en los casi ocho años que lleva en la Casa Blanca. También sus predecesores en el último medio siglo recibieron durante sus mandatos el reporte clasificado con el que el presidente de Estados Unidos se desayuna cinco o seis días a la semana con la información y análisis de inteligencia más confidencial del mundo.
La tradición, iniciada por John F. Kennedy, continuará tras la marcha de Obama. Entonces, bien el presidente Donald Trump o la presidenta Hillary Clinton, serán los receptores del libro, carpeta o incluso tableta —cada mandatario puede elegir el formato— por cuyo contenido muchos espías internacionales matarían.
Solo uno de los candidatos llegará a sentarse en el Despacho Oval. Para que cualesquiera de los dos estén listos para asumir las decisiones que como comandante en jefe deberán tomar, todo finalista en una elección presidencial comienza a recibir una o varias sesiones de información confidencial poco después de ser formalmente nominados. El momento ha llegado. Pero aunque esta tradición es tan antigua como la de los informes presidenciales, en este inusual ciclo electoral se han levantado voces manifestando su miedo porque alguien tan imprevisible como Trump —argumentan los demócratas— o tan poco fiable como Clinton —según los republicanos— vaya a tener en sus manos una información tan sensible para la seguridad nacional.
La nueva batalla electoral está servida.
El nivel de confidencialidad de los informes de Trump y Clinton no será igual de alto que los que recibe Obama en su Despacho Oval cada mañana. Pero sí contienen información lo suficientemente delicada como para que más de uno haya expresado su inquietud. Las declaraciones de Trump alentando a Rusia a piratear correos electrónicos de Clinton en su etapa como secretaria de Estado han reavivado esos temores.
“Cuesta creer” que pudiera decir eso, dijo el exfiscal general Eric Holder a Yahoo News tras conocer las palabras de Trump, que horas después matizó afirmando que habían sido sarcásticas. Pero los demócratas no piensan dejarle librarse de este desliz político tan fácilmente.
“¿Cómo van a informar la CIA y las otras agencias de inteligencia a este tipo? ¿Cómo podrían hacerlo?”, le preguntó el senador por Nevada, Harry Reid, al Huffington Post.
Los republicanos también tienen sus dardos contra Clinton.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, pidió a comienzos de mes al director de inteligencia nacional, James Clapper, que le deniegue a Clinton acceso a información clasificada “mientras sea candidata”. El trasfondo: el escándalo, ampliamente explotado por la oposición republicana, desatado a raíz del descubrimiento de que Clinton usó un servidor privado para enviar miles de correos electrónicos como secretaria de Estado. El director del FBI, James Comey, la calificó de “extremadamente descuidada”, aunque no recomendó que se presentaran cargos contra ella.
Clapper le respondió a Ryan con un rotundo no, aplicable ahora también a Trump. El máximo responsable de la inteligencia estadounidense le replicó a Ryan que “no tiene intención de retener los informes para ninguno de los nominados y, por tanto, candidatos elegibles”.
También la Casa Blanca confirmó el jueves que esta tradición “desde hace más de 60 años” continuará y que los dos candidatos recibirán la misma información en sendas sesiones con los responsables de inteligencia.
“La Administración se siente confiada en que (la comunidad de inteligencia) puede proporcionar suficientes sesiones informativas relevantes a los dos principales candidatos presidenciales a la vez que protege información nacional de seguridad sensible”, dijo el portavoz de Obama, Josh Earnest.
El senador demócrata Reid propuso a los responsables de dar estos informes una alternativa ante Trump: “Finjan, pretendan que le están dando un informe, pero a este hombre no se le puede dar ninguna información, es peligroso”, insistió.