‘Juno’ estudia en Júpiter la historia del Sistema Solar
La NASA alcanza hoy el planeta gigante con una sonda que estudiará su magnetosfera, su núcleo y la presencia de agua
Daniel Mediavilla
El País
Júpiter no es una estrella, pero casi. Durante la etapa de formación del Sistema Solar, hace algo menos de 5.000 millones de años, actuó como un hermano egoísta y devoró los restos de gas y polvo que había dejado la formación del Sol. Así se convirtió en un planeta gigantesco, hecho de hidrógeno y helio, como las estrellas.
Ahora, tiene una masa que dobla al resto de planetas combinados y su área de influencia es inmensa. Cuenta con más de 60 lunas, como Ganímedes, mayor que Mercurio, o Europa, un mundo helado con un océano subterráneo en el que algunos consideran posible encontrar vida. Bajo las nubes de ese mundo gigante y sus tormentas descomunales se esconden muchos de los secretos del origen del Sistema Solar y en la composición de su atmósfera se puede encontrar información sobre sus migraciones, en las que pudo arrasar nuestro sistema planetario para hacerlo habitable.
A ese mundo llegará esta noche [madrugada española] Juno, una nave espacial que lanzó la NASA hace cinco años. Ahora le quedan por delante 20 meses de trabajo en condiciones extremas. Colocado en una órbita polar, estará expuesta a los cinturones de radiación de la magnetosfera jupiterina en la que las partículas se aceleran a velocidades extremas convirtiéndose en una amenaza para todo lo que se cruza en su camino. Para que sus instrumentos de observación no queden abrasados por ese bombardeo, están protegidos por una caja de titanio.
La sonda Juno orbitará a unos 5.000 kilómetros de la superficie de Júpiter, diez veces más cerca que cualquiera de las nueve sondas que lo visitaron antes, y funcionará alimentado por paneles solares. Esta tecnología es una rareza en misiones que van más allá del cinturón de asteroides. Hasta ahora, todos los artefactos que han visitado el planeta gigante lo hicieron con plutonio-238, pero la escasez de ese elemento radiactivo, las preocupaciones de seguridad y los avances tecnológicos hicieron que la NASA se decidiese por la energía solar.
Sobre los objetivos científicos de Juno, Agustín Sánchez Lavega, catedrático de la Universidad del País Vasco, comenta la misión trata de resolver tres ideas básicas. Por un lado, “si el planeta tiene un núcleo rocoso y cuál es su estructura interna precisa”. Esto “ayudaría a entender cómo se han formado estos planetas gigantes, que además desempeñan un papel importante en la evolución de los sistemas planetarios”. Hay simulaciones que han planteado que una migración de Júpiter hacia el interior del Sistema Solar poco después de su formación arrasó los planetas que ocupaban las regiones más cercanas al Sol. Después, con los escombros de aquel cataclismo se formaron los planetas terrestres, y entre ellos la Tierra.
Otro de los misterios que Juno pretende resolver es “cómo se genera el campo magnético de Júpiter, el más intenso del Sistema Solar y que desempeña un papel muy importante en su entorno”, explica Sánchez Lavega. La comprensión de ese campo magnético también puede ayudar a entender las posibilidades de albergar vida de algunas de sus lunas, como Europa. “Este campo magnético, con partículas que se mueven a toda velocidad, es muy esterilizante”, señala el investigador vasco.
Por último, el otro gran objetivo de la sonda recién insertada en la órbita del planeta gigante consistirá en evaluar la cantidad de agua que guarda su atmósfera. Atravesando la espesa atmósfera de Júpiter con sus instrumentos, podrá observar lo que es un reservorio del agua que contenía originalmente el Sistema Solar, ofreciendo más datos sobre nuestros orígenes, ayudando a averiguar, por ejemplo, desde dónde llegó el agua que hizo habitable la Tierra. A diferencia de nuestro planeta o de otros cuerpos más humildes del vecindario, la masa descomunal de Júpiter le ha permitido mantener su composición original más o menos intacta, algo que lo convierte en un objeto interesante para aprender sobre el pasado.
El conocimiento que recoja Juno durante los próximos 20 meses, no solo servirá para entender nuestro entorno planetario cercano. Gran parte de los planetas extrasolares descubiertos son gigantes gaseosos como Júpiter y lo que se aprenda con esta misión servirá para interpretar mejor los mundos más allá del Sistema Solar. Además, como siempre sucede con las misiones de exploración, los datos de la sonda depararán sorpresas que modificarán la imagen que tenemos del rey de los planetas.
Daniel Mediavilla
El País
Júpiter no es una estrella, pero casi. Durante la etapa de formación del Sistema Solar, hace algo menos de 5.000 millones de años, actuó como un hermano egoísta y devoró los restos de gas y polvo que había dejado la formación del Sol. Así se convirtió en un planeta gigantesco, hecho de hidrógeno y helio, como las estrellas.
Ahora, tiene una masa que dobla al resto de planetas combinados y su área de influencia es inmensa. Cuenta con más de 60 lunas, como Ganímedes, mayor que Mercurio, o Europa, un mundo helado con un océano subterráneo en el que algunos consideran posible encontrar vida. Bajo las nubes de ese mundo gigante y sus tormentas descomunales se esconden muchos de los secretos del origen del Sistema Solar y en la composición de su atmósfera se puede encontrar información sobre sus migraciones, en las que pudo arrasar nuestro sistema planetario para hacerlo habitable.
A ese mundo llegará esta noche [madrugada española] Juno, una nave espacial que lanzó la NASA hace cinco años. Ahora le quedan por delante 20 meses de trabajo en condiciones extremas. Colocado en una órbita polar, estará expuesta a los cinturones de radiación de la magnetosfera jupiterina en la que las partículas se aceleran a velocidades extremas convirtiéndose en una amenaza para todo lo que se cruza en su camino. Para que sus instrumentos de observación no queden abrasados por ese bombardeo, están protegidos por una caja de titanio.
La sonda Juno orbitará a unos 5.000 kilómetros de la superficie de Júpiter, diez veces más cerca que cualquiera de las nueve sondas que lo visitaron antes, y funcionará alimentado por paneles solares. Esta tecnología es una rareza en misiones que van más allá del cinturón de asteroides. Hasta ahora, todos los artefactos que han visitado el planeta gigante lo hicieron con plutonio-238, pero la escasez de ese elemento radiactivo, las preocupaciones de seguridad y los avances tecnológicos hicieron que la NASA se decidiese por la energía solar.
Sobre los objetivos científicos de Juno, Agustín Sánchez Lavega, catedrático de la Universidad del País Vasco, comenta la misión trata de resolver tres ideas básicas. Por un lado, “si el planeta tiene un núcleo rocoso y cuál es su estructura interna precisa”. Esto “ayudaría a entender cómo se han formado estos planetas gigantes, que además desempeñan un papel importante en la evolución de los sistemas planetarios”. Hay simulaciones que han planteado que una migración de Júpiter hacia el interior del Sistema Solar poco después de su formación arrasó los planetas que ocupaban las regiones más cercanas al Sol. Después, con los escombros de aquel cataclismo se formaron los planetas terrestres, y entre ellos la Tierra.
Otro de los misterios que Juno pretende resolver es “cómo se genera el campo magnético de Júpiter, el más intenso del Sistema Solar y que desempeña un papel muy importante en su entorno”, explica Sánchez Lavega. La comprensión de ese campo magnético también puede ayudar a entender las posibilidades de albergar vida de algunas de sus lunas, como Europa. “Este campo magnético, con partículas que se mueven a toda velocidad, es muy esterilizante”, señala el investigador vasco.
Por último, el otro gran objetivo de la sonda recién insertada en la órbita del planeta gigante consistirá en evaluar la cantidad de agua que guarda su atmósfera. Atravesando la espesa atmósfera de Júpiter con sus instrumentos, podrá observar lo que es un reservorio del agua que contenía originalmente el Sistema Solar, ofreciendo más datos sobre nuestros orígenes, ayudando a averiguar, por ejemplo, desde dónde llegó el agua que hizo habitable la Tierra. A diferencia de nuestro planeta o de otros cuerpos más humildes del vecindario, la masa descomunal de Júpiter le ha permitido mantener su composición original más o menos intacta, algo que lo convierte en un objeto interesante para aprender sobre el pasado.
El conocimiento que recoja Juno durante los próximos 20 meses, no solo servirá para entender nuestro entorno planetario cercano. Gran parte de los planetas extrasolares descubiertos son gigantes gaseosos como Júpiter y lo que se aprenda con esta misión servirá para interpretar mejor los mundos más allá del Sistema Solar. Además, como siempre sucede con las misiones de exploración, los datos de la sonda depararán sorpresas que modificarán la imagen que tenemos del rey de los planetas.