El nuevo ministro de Hacienda promete relajar la austeridad
Hammond anuncia que estudiará cómo estimular la economía, enfriada tras el voto por romper con Europa, y evitar la temida recesión
Pablo Guimón
Londres, El País
La austeridad fue la respuesta adecuada a la crisis financiera de 2008, pero la economía entra en “una nueva fase” que aconseja revisar la receta. Así lo aseguró ayer, en una entrevista en la BBC, el nuevo canciller del Exchequer, Philip Hammond. Quien hasta el miércoles estuvo al cargo del Foreign Office se distanciaba así de George Osborne, descartando además presentar unos severos Presupuestos de emergencia que su predecesor al frente de la Economía dijo que serían necesarios si el país decidía, como finalmente decidió, abandonar la UE.
Hammond anunció que en los próximos meses estudiará con Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, cómo estimular la economía, enfriada tras el voto por romper con Europa, y evitar la temida recesión. Pero poco después de la intervención de Hammond, el Banco de Inglaterra anunciaba su decisión de mantener los tipos de interés en el 0,5%, descartando por el momento la bajada que los mercados y muchos analistas pronosticaban para impulsar la economía tras la sacudida del Brexit.
Los miembros del Comité de Política Monetaria prefirieron, por una amplísima mayoría de 8 a 1, dejar las cosas como están a la espera de que haya más datos sobre el impacto de la ruptura con la UE en el crecimiento económico. El banco central asume que “la actividad económica se debilitará a corto plazo” pero desplaza la decisión a agosto, cuando probablemente tendrá que “suavizar la política monetaria”.
Hammond, que apoyó la permanencia en la UE, reconoció ayer que el voto por el Brexit “ha sacudido la confianza” y “ha provocado que muchas empresas paralicen decisiones de inversión que tenían que tomar”. “Debemos abandonar la UE de una manera que proteja la economía británica”, explicó.
“Saldremos del mercado común como resultado de nuestra decisión de abandonar la Unión Europea”, admitió el nuevo titular de Economía. “La pregunta es cómo negociamos con la UE, no desde el punto de vista de miembros sino de vecinos y socios comerciales”.
Con su nombramiento como canciller del Exchequer, Philip Hammond, uno de los más experimentados políticos conservadores, cumple una ambición personal. Pero toma las riendas de una economía que atraviesa serias turbulencias y se enfrenta a desafíos cruciales. Después del referéndum la libra se desplomó a su valor mínimo en 31 años respecto al dólar, caída que se ha corregido levemente. Una libra baja ayuda a las exportaciones, pero encarece las importaciones con el consiguiente riesgo de inflación. Las tensiones se han notado también poderosamente en el mercado inmobiliario, obligando a algunos fondos a la suspensión. El Banco de Inglaterra ya advirtió de que los riesgos a la estabilidad financiera que plantea el Brexit “se están cristalizando”.
Pablo Guimón
Londres, El País
La austeridad fue la respuesta adecuada a la crisis financiera de 2008, pero la economía entra en “una nueva fase” que aconseja revisar la receta. Así lo aseguró ayer, en una entrevista en la BBC, el nuevo canciller del Exchequer, Philip Hammond. Quien hasta el miércoles estuvo al cargo del Foreign Office se distanciaba así de George Osborne, descartando además presentar unos severos Presupuestos de emergencia que su predecesor al frente de la Economía dijo que serían necesarios si el país decidía, como finalmente decidió, abandonar la UE.
Hammond anunció que en los próximos meses estudiará con Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, cómo estimular la economía, enfriada tras el voto por romper con Europa, y evitar la temida recesión. Pero poco después de la intervención de Hammond, el Banco de Inglaterra anunciaba su decisión de mantener los tipos de interés en el 0,5%, descartando por el momento la bajada que los mercados y muchos analistas pronosticaban para impulsar la economía tras la sacudida del Brexit.
Los miembros del Comité de Política Monetaria prefirieron, por una amplísima mayoría de 8 a 1, dejar las cosas como están a la espera de que haya más datos sobre el impacto de la ruptura con la UE en el crecimiento económico. El banco central asume que “la actividad económica se debilitará a corto plazo” pero desplaza la decisión a agosto, cuando probablemente tendrá que “suavizar la política monetaria”.
Hammond, que apoyó la permanencia en la UE, reconoció ayer que el voto por el Brexit “ha sacudido la confianza” y “ha provocado que muchas empresas paralicen decisiones de inversión que tenían que tomar”. “Debemos abandonar la UE de una manera que proteja la economía británica”, explicó.
“Saldremos del mercado común como resultado de nuestra decisión de abandonar la Unión Europea”, admitió el nuevo titular de Economía. “La pregunta es cómo negociamos con la UE, no desde el punto de vista de miembros sino de vecinos y socios comerciales”.
Con su nombramiento como canciller del Exchequer, Philip Hammond, uno de los más experimentados políticos conservadores, cumple una ambición personal. Pero toma las riendas de una economía que atraviesa serias turbulencias y se enfrenta a desafíos cruciales. Después del referéndum la libra se desplomó a su valor mínimo en 31 años respecto al dólar, caída que se ha corregido levemente. Una libra baja ayuda a las exportaciones, pero encarece las importaciones con el consiguiente riesgo de inflación. Las tensiones se han notado también poderosamente en el mercado inmobiliario, obligando a algunos fondos a la suspensión. El Banco de Inglaterra ya advirtió de que los riesgos a la estabilidad financiera que plantea el Brexit “se están cristalizando”.