El ‘caso Rusia’ provoca una crisis olímpica a 20 días de Río
Una decena de agencias antidopaje, incluida la española, solicitan al COI que prohíba al país participar en los Juegos
Carlos Arribas
El País
A los realistas, a los que saben que lo que va mal siempre puede empeorar, los sucesos de la semana que empieza, que pueden desembocar en la crisis más grave del movimiento olímpico y en el golpe más fuerte que puedan recibir los Juegos de Río, ya tan golpeados e inciertos, seguramente les reforzarán en su creencia. Como siempre ocurre con el movimiento olímpico, el conflicto que se abra desbordará los límites del deporte para entrar en los peligrosos terrenos de la geopolítica. Los sucesivos y recíprocos boicots de los bloques enfrentados a los Juegos de Moscú 80 y Los Ángeles 84 en plena guerra fría, son un recuerdo cercano.
El lunes 18, a las tres de la tarde, se conocerá el informe McLaren, que certificará que todo el deporte de alto rendimiento en Rusia se rige bajo un régimen de dopaje organizado desde el Estado. Una decena de agencias nacionales antidopaje, incluida la española, que conocen sus principales conclusiones, han solicitado ya que se prohíba a Rusia participar en los Juegos de Río, que se inauguran en 18 días. Diversas figuras del movimiento olímpico mundial, incluido Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE) se han apresurado a mostrar su “incredulidad y decepción” por tan disparatada idea.
Desde la sede del Comité Olímpico Internacional (COI), en Lausana, nadie ha hablado aún de un conflicto que le coloca entre la espada y la pared: por un lado, Rusia, una de las grandes potencias económicas y deportivas mundiales, que ya ha amagado varias veces con convocar un boicot global a Río si no se permite participar a sus deportistas; por otro, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) una organización hija del COI, que la financia, al 50%, a medias con los Estados y que le exige decisiones extraordinarias ante situaciones excepcionales.
En mayo pasado, en el New York Times, Grigory Rodchenkov, el director del laboratorio antidopaje durante los Juegos de Sochi, describió cómo el Gobierno ruso había organizado todo para que durante la competición ningún deportista ruso, incluidos 19 medallistas, diera positivo. Las muestras originales se perdían y eran sustituidas en la noche por otras de orina limpias. En el laboratorio, miembros de la policía secreta de Putin vigilaban para que nadie interfiriera en el proceso, que incluía la entrada de orina clandestina en biberones y latas de Coca Cola.
Además, Rodchenkov, que se exilió en Estados Unidos porque temía por su vida (dos exdirectores del laboratorio antidopaje de Moscú, murieron en un plazo de días de, aparentemente, causas naturales), explicó los métodos de los dirigentes deportivos y gubernamentales para dopar a sus aspirantes a medalla y cómo en los Mundiales de atletismo de Moscú 2013 se escamotearon muestras positivas.
La AMA leyó el diario neoyorquino y, asustada por lo que se denunciaba, encargó al abogado canadiense Richard McLaren que organizara una comisión de investigación. Dos meses después, su informe está listo e imprimido. Se hará público el lunes, pero las agencias antidopaje de Estados Unidos y Canadá ya lo han leído y a sus dirigentes se les han puesto los pelos de punta.
“Es el caso de dopaje más grave de la historia. La descripción detallada de un dopaje organizado por el Estado con el único fin de ganar medallas”, dice Enrique Gómez Bastida, director de la agencia española, que se sumó inmediatamente a la iniciativa estadounidense-canadiense de firmar una carta solicitando al COI el inmediato veto a todo el deporte ruso en Río y a quien indignó, ingenuamente la tibieza, por llamarla de alguna manera, de la respuesta del movimiento olímpico. “Es el momento de dar una respuesta contundente”. Las asociaciones antidopaje de Japón, Alemania y Suiza, así como 20 asociaciones de deportistas, se han sumado a la iniciativa.
“Es el caso de dopaje más grave de la historia. La descripción detallada de un dopaje organizado por el Estado con el único fin de ganar medallas”
Enrique Gómez Bastida
“Siento sorpresa, incredulidad y decepción cuando veo y leo cómo se prepara una campaña para intentar que se sancione al Comité Olímpico Ruso y que se impida participar a los deportistas rusos en Río 2016”, declaró el presidente del COE a la Agencia EFE, anticipando seguramente, los argumentos que maneja Thomas Bach. “Es un comité reconocido por el COI y que en estos momentos está colaborando plenamente para que se conozca la verdad y se depuren todas las responsabilidades”.
Las agencias antidopaje que solicitan la exclusión rusa manejan también el informe demoledor de la agencia británica, UKAD, que asumió en enero los controles de los deportistas en Rusia después de la suspensión de su homóloga rusa a raíz el informe Pound, el primero que describía el funcionamiento del deporte en el país de Putin. La UKAD señaló la práctica imposibilidad de realizar controles a deportistas en Rusia, que habitualmente rellenan mal, con direcciones inexistentes, los documentos sobre su paradero o que entrenan en instalaciones militares a la que no se permite la entrada de extranjeros.
Pese a ello, Alejandro Blanco insistió en sus argumentos. “¿Podemos, de verdad, proponer sancionar a deportistas por su lugar de origen cuando, de acuerdo con las normas de sus Federaciones Internacionales, pasan múltiples controles y nunca nos han dado positivo?”, señaló a Efe el presidente del COE. “No tiene cabida la sanción indiscriminada. No tienen cabida decisiones que no respeten los derechos de los deportistas que nunca han dado positivo y no tienen cabida campañas organizadas en las que se implican personas e instituciones que llevan en su ADN luchar y vencer a esa gran lacra que es el dopaje”.
Carlos Arribas
El País
A los realistas, a los que saben que lo que va mal siempre puede empeorar, los sucesos de la semana que empieza, que pueden desembocar en la crisis más grave del movimiento olímpico y en el golpe más fuerte que puedan recibir los Juegos de Río, ya tan golpeados e inciertos, seguramente les reforzarán en su creencia. Como siempre ocurre con el movimiento olímpico, el conflicto que se abra desbordará los límites del deporte para entrar en los peligrosos terrenos de la geopolítica. Los sucesivos y recíprocos boicots de los bloques enfrentados a los Juegos de Moscú 80 y Los Ángeles 84 en plena guerra fría, son un recuerdo cercano.
El lunes 18, a las tres de la tarde, se conocerá el informe McLaren, que certificará que todo el deporte de alto rendimiento en Rusia se rige bajo un régimen de dopaje organizado desde el Estado. Una decena de agencias nacionales antidopaje, incluida la española, que conocen sus principales conclusiones, han solicitado ya que se prohíba a Rusia participar en los Juegos de Río, que se inauguran en 18 días. Diversas figuras del movimiento olímpico mundial, incluido Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE) se han apresurado a mostrar su “incredulidad y decepción” por tan disparatada idea.
Desde la sede del Comité Olímpico Internacional (COI), en Lausana, nadie ha hablado aún de un conflicto que le coloca entre la espada y la pared: por un lado, Rusia, una de las grandes potencias económicas y deportivas mundiales, que ya ha amagado varias veces con convocar un boicot global a Río si no se permite participar a sus deportistas; por otro, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) una organización hija del COI, que la financia, al 50%, a medias con los Estados y que le exige decisiones extraordinarias ante situaciones excepcionales.
En mayo pasado, en el New York Times, Grigory Rodchenkov, el director del laboratorio antidopaje durante los Juegos de Sochi, describió cómo el Gobierno ruso había organizado todo para que durante la competición ningún deportista ruso, incluidos 19 medallistas, diera positivo. Las muestras originales se perdían y eran sustituidas en la noche por otras de orina limpias. En el laboratorio, miembros de la policía secreta de Putin vigilaban para que nadie interfiriera en el proceso, que incluía la entrada de orina clandestina en biberones y latas de Coca Cola.
Además, Rodchenkov, que se exilió en Estados Unidos porque temía por su vida (dos exdirectores del laboratorio antidopaje de Moscú, murieron en un plazo de días de, aparentemente, causas naturales), explicó los métodos de los dirigentes deportivos y gubernamentales para dopar a sus aspirantes a medalla y cómo en los Mundiales de atletismo de Moscú 2013 se escamotearon muestras positivas.
La AMA leyó el diario neoyorquino y, asustada por lo que se denunciaba, encargó al abogado canadiense Richard McLaren que organizara una comisión de investigación. Dos meses después, su informe está listo e imprimido. Se hará público el lunes, pero las agencias antidopaje de Estados Unidos y Canadá ya lo han leído y a sus dirigentes se les han puesto los pelos de punta.
“Es el caso de dopaje más grave de la historia. La descripción detallada de un dopaje organizado por el Estado con el único fin de ganar medallas”, dice Enrique Gómez Bastida, director de la agencia española, que se sumó inmediatamente a la iniciativa estadounidense-canadiense de firmar una carta solicitando al COI el inmediato veto a todo el deporte ruso en Río y a quien indignó, ingenuamente la tibieza, por llamarla de alguna manera, de la respuesta del movimiento olímpico. “Es el momento de dar una respuesta contundente”. Las asociaciones antidopaje de Japón, Alemania y Suiza, así como 20 asociaciones de deportistas, se han sumado a la iniciativa.
“Es el caso de dopaje más grave de la historia. La descripción detallada de un dopaje organizado por el Estado con el único fin de ganar medallas”
Enrique Gómez Bastida
“Siento sorpresa, incredulidad y decepción cuando veo y leo cómo se prepara una campaña para intentar que se sancione al Comité Olímpico Ruso y que se impida participar a los deportistas rusos en Río 2016”, declaró el presidente del COE a la Agencia EFE, anticipando seguramente, los argumentos que maneja Thomas Bach. “Es un comité reconocido por el COI y que en estos momentos está colaborando plenamente para que se conozca la verdad y se depuren todas las responsabilidades”.
Las agencias antidopaje que solicitan la exclusión rusa manejan también el informe demoledor de la agencia británica, UKAD, que asumió en enero los controles de los deportistas en Rusia después de la suspensión de su homóloga rusa a raíz el informe Pound, el primero que describía el funcionamiento del deporte en el país de Putin. La UKAD señaló la práctica imposibilidad de realizar controles a deportistas en Rusia, que habitualmente rellenan mal, con direcciones inexistentes, los documentos sobre su paradero o que entrenan en instalaciones militares a la que no se permite la entrada de extranjeros.
Pese a ello, Alejandro Blanco insistió en sus argumentos. “¿Podemos, de verdad, proponer sancionar a deportistas por su lugar de origen cuando, de acuerdo con las normas de sus Federaciones Internacionales, pasan múltiples controles y nunca nos han dado positivo?”, señaló a Efe el presidente del COE. “No tiene cabida la sanción indiscriminada. No tienen cabida decisiones que no respeten los derechos de los deportistas que nunca han dado positivo y no tienen cabida campañas organizadas en las que se implican personas e instituciones que llevan en su ADN luchar y vencer a esa gran lacra que es el dopaje”.