“Me llamo muerte a los traidores”, dice al juez el detenido por asesinar a la diputada Jo Cox

Thomas Mair ha sido acusado de asesinato, posesión de arma de fuego y daños corporales

Pablo Guimón
Agencias
Londres
"Me llamo muerte a los traidores, libertad para Reino Unido", ha respondido Thomas Mair este sábado ante un tribunal de Londres cuando un funcionario le ha preguntado cómo se llama. Al repetirle la pregunta ha contestado con las mismas palabras. Es lo único que el acusado ha dicho ante los jueces en una comparecencia de 15 minutos. El juez ha acusado formalmente de varios delitos (asesinato, daños corporales, posesión de arma de fuego y posesión de otro arma ofensiva) al hombre de 52 años que está detenido como sospechoso de haber asesinado a la diputada laborista Jo Cox.


En la breve vista la juez ha encargado un informe psiquiátrico. "Teniendo en cuenta el nombre que acaba de dar, debe ser visto por un psiquiatra", ha explicado.

Mair está acusado de haber apuñalado y disparado contra la diputada en la calle, a la salida de un acto en una biblioteca de Birstall, en el norte de Inglaterra. La policía investiga los vínculos neonazis y el historial de salud mental del sospechoso. El ataque contra Cox, de 41 años, se produce apenas una semana antes del referéndum en el que Reino Unido decidirá acerca de su permanencia en la Unión Europea. Cox era partidaria de continuar en el club comunitario. La campaña ha sido suspendida en señal de duelo al menos hasta el domingo.

Mair ha ido al tribunal vestido con jersey gris, pantalones de chándal y zapatos negros, y esposado a un guardia de seguridad durante la audiencia. El acusado se mantuvo en silencio cuando el juez preguntó sobre su dirección y su fecha de nacimiento.

Un hombre de 77 años que intervino para tratar de proteger a Cox continúa en el hospital, estable, después de haber sufrido serias heridas en el abdomen.

Los actos de campaña serán retomados este domingo y el lunes el Parlamento británico acogerá un homenaje a la diputada Cox.

La policía reconoció el viernes que los vínculos con la extrema derecha del sospechoso detenido por el asesinato de Jo Cox constituyen una “línea de investigación prioritaria”. Los agentes que registraron la vivienda del sospechoso, Thomas Mair, de 52 años, encontraron panfletos y parafernalia nazi, según informaba la prensa británica.

La lluvia empapaba el viernes las banderas inglesas que colgaban, desde la victoria el jueves de la selección de fútbol, de algunas ventanas del laberinto de casitas adosadas que conforman el complejo de vivienda social de Fieldhead, a unos minutos andando del lugar donde fue asesinada Jo Cox. En una de esas casas de ladrillo rojo vivía solo Thomas Mair, desde que en 1996 murió su abuela. Fue con ella con quien se crio Mair y no con su madre, a quien, según el testimonio de un hermano, visitaba dos veces por semana. Otro hermano aseguró el viernes a los medios que el arrestado tenía problemas mentales y había recibido tratamiento.

Los vecinos le definen como un hombre desempleado, introvertido y solitario, que se ofrecía a cuidar los pequeños jardines delanteros de estas humildes casas. Diversos testimonios de familiares, además de una declaración suya en un periódico local, apuntan a que Mair había recibido en el pasado tratamiento psiquiátrico.

Un cartero, que no quiso revelar su nombre, dice que cree haber llevado en alguna ocasión correspondencia a casa de Mair. “Era un hombre educado, quizá un poco raro”, explica. Poco más. “Aquí la gente se ocupa de sus propios asuntos, ¿sabe?”, zanja. Quizá uno de esos paquetes contenía los manuales de fabricación de armas caseras que, según informó ayer una organización antiextremista estadounidense, Mair compró a un grupo neonazi norteamericano. El arma de fuego incautada al atacante, según diversos testimonios, parecía de fabricación casera. The Guardian publicó las facturas de dichas compras, algunas de las cuales datan de 1990, que incluyen también panfletos de supremacía blanca y antisemitas.

La reconstrucción del suceso, a través de los testimonios recogidos en la prensa británica, apunta a un ataque deliberado y planeado. Fuentes citadas por el Guardian aseguran que el sospechoso estaba lúcido durante su primer interrogatorio.

El asesinato de Cox ha dejado en estado de shock al país, uniendo a la clase política en el horror, que ha conducido a rebajar la tensión en la campaña del referéndum, que se había tornado muy agresiva. El viernes, el primer ministro, el conservador David Cameron, compareció junto al líder laborista, Jeremy Corbyn, en un acto de homenaje a Jo Cox en Birstall. Corbyn calificó lo ocurrido como un "ataque a la democracia". "Dos niños han perdido a su madre, un marido amoroso ha perdido a su amorosa mujer, y el Parlamento ha perdido a una de sus más apasionadas y brillantes activistas", lamentó el primer ministro.

El asesinato ha reforzado el debate en Reino Unido, donde existe un estricto control de armas, acerca de la seguridad de los diputados, acerca del tono agresivo que se ha apoderado de la escena política y sobre la posibilidad de que este ataque altere el resultado del referéndum del próximo jueves.

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