Luis Almagro y Nicolás Maduro llevan a la República Dominicana la disputa por la Carta Democrática en Venezuela

Héctor Silva Avalos - desde Washington
Infobae
La República Dominicana se prepara para convertirse, la semana próxima, en el nuevo escenario de la confrontación del momento en el continente entre el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. Aunque no es parte del temario oficial de la Asamblea General de la OEA que arranca el lunes próximo en Santo Domingo, el tema será la comidlla principal en los pasillos y bastará con que alguno de los países lo plantee en uno de los plenarios para que se libre un nuevo round retórico, según los analistas y diplomáticos consultados por Infobae en Washington.


La cita en Santo Domingo llegará, además, a pocos días de que el Consejo Permanente, formado por los 34 Estados miembros, se reúna en la capital de Estados Unidos a petición de Almagro para votar la posible aplicación de la Carta Democrática a Venezuela, lo que implicaría la suspensión de los derechos de ese país dentro de la organización y con relación a otros organismos multilaterales.

"Aplicar la Carta es prácticamente excluir al país de la organización, de sus beneficios, aunque sea temporalmente, como le pasó a Honduras después del golpe (de Estado que en 2009 sacó al presidente Manuel Zelaya del poder)", explica un diplomático centroamericano en Washington, quien pidió reserva de su nombre.

Por ahora no hay una fecha definida para la reunión del Consejo Permanente en Washington (el calendario en la página electrónica de la OEA permanece vacío), pero fuentes diplomáticas aseguraron que puede ocurrir entre el 17 y el 20 de junio, justo después de la Asamblea en Dominicana.

Almagro llegará a la cita en Santa Domingo sin demasiados apoyos explícitos para la aplicación de la Carta Democrática.

"Parece incierto que la Carta Democrática logre suficiente apoyo entre los Estados miembros para ser aprobada. Hay un enorme consenso acerca de la situación en Venezuela, pero muy poco apetito para que la organización tome una posición de fuerza, más allá de apoyar el 'diálogo' y otras posiciones menos confrontativas", dijo a Infobae Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, uno de los centros de análisis de la ciudad que más de cerca han seguido la situación en Venezuela y la reciente coyuntura política en la OEA.

Almagro necesita al menos dos tercios de los votos (23 sobre los 35) para invocar la Carta. Nada indica que los tenga. Por ahora.

El 30 de mayo pasado, Almagro envió un informe de 132 páginas a Juan José Arcuri, embajador argentino ante la OEA y presidente del Consejo Permanente, en la que invocaba la aplicación de la Carta Democrática como forma de "atender la alteración del orden constitucional y como ésta afecta el orden democrático de la República Bolivariana de Venezuela". Allí pedía una reunión del Consejo para votar sobre el asunto.

A la iniciativa política de Almagro siguió una fuerte respuesta de Maduro, quien incluso llegó a decir al secretario general que se metiera la Carta "por donde le cupiese".

Ya a principios de junio, la oficina del secretario general había esbozado un comunicado respecto a la situación en Venezuela, en términos diplomáticos tan fuertes como los del informe y con referencias más explícitas al referéndum sobre la continuidad de Maduro en el poder en Caracas. El comunicado debía ser aprobado por el Consejo Permanente.

De acuerdo con fuentes diplomáticas consultadas en Washington, el cabildeo ejercido por la Embajada de Venezuela ante la OEA bajó tono al comunicado y partió del supuesto de que mantener la disputa diplomática podía entorpecer el éxito de la misión enviada por UNASUR a Caracas para mediar entre Maduro y la oposición, al frente de la cual estuvieron los ex presidenteñs José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Martín Torrijos, de Panamá; y Leonel Fernández, de República Dominicana.

"Venezuela logró bajar tensiones y llevar a varios países a la idea de que siempre era mejor el diálogo", dice el representante centroamericano consultado. Otro diplomático, este del Caribe, dijo que en la reunión del Consejo Permanente previa a la publicación del comunicado final respecto a Venezuela –que simplemente reitera el apoyo de la OEA al diálogo entre oficialismo y oposición–, que varios países coincidieron en que el secretario general se había extralimitado al atacar a la figura de un presidente. Infobae contactó a la oficina de Almagro para obtener su comentario al respecto, pero al cierre de esta nota no había obtenido respuesta.

En Washington, no obstante, centros como el Diálogo Interamericano entienden que, sin la avanzada de Almagro, el tema venezolano ni siquiera estaría en la agenda –formal o informal– de la OEA.

"La misión de UNASUR, con Rodríguez Zapatero, Torrijos y Fernández, recibió apoyo en la resolución de la OEA sobre Venezuela. Aún no está claro si la posición de Almagro fue necesaria para que la misión ocurriera en primer lugar, pero Almagro sí merece el crédito por haber creado el espacio para que la OEA tomara cartas en la crisis venezolana", dice Shifter.

Al decir del presidente de Diálogo, y de las otras dos fuentes diplomáticas consultadas en Washington, es inevitable que el asunto se cuele en la agenda de Santo Domingo. "Será difícil de evadir", dice Shifter, en coincidencia con el diplomático centroamericano, quien prevé que la discusión se centrará más en cómo empujar el referéndum que en la aplicación de la Carta Democrática.

Eso, aunque Maduro insistió anoche en Caracas en que "la opción del referéndum con posibilidad revocatoria no ha estado ni va a estar en ninguna mesa de diálogo".

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