La líder de Escocia sugiere que su Parlamento podría vetar el ‘Brexit’
Nicola Sturgeon apunta que podría pedir a los diputados que no dieran su consentimiento a la legislación que dispone la salida de Reino Unido de la UE
María R. Sahuquillo
Edimburgo (Enviada especial), El País
Escocia ha añadido una nueva derivada al complejo tablero surgido tras el Brexit. La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, ha sugerido este domingo que su Parlamento podría bloquear la ley que dispone la salida de Reino Unido de la UE. Escocia hará todo lo posible para mantenerse en la Unión, ha dicho. Y esa hoja de ruta podría no sólo incluir un segundo referéndum de independencia; también negar el consentimiento constitucional necesario para la desvinculación. El Parlamento escocés podría hacerlo, ha afirmado Sturgeon en una entrevista a la BBC, si juzga que es lo mejor para Escocia –donde los ciudadanos apoyaron mayoritariamente la permanencia- y determina “que no va a votar algo que va contra los intereses de la nación”.
El resultado del referéndum no es legalmente vinculante. Y el Parlamento de Westminster debe aprobar las leyes que cortan los lazos con la UE. Además, debido a distintos acuerdos de cesión de competencias y descentralización de poder, esa ley debe también obtener el consentimiento de los parlamento de Gales, de Irlanda del Norte y de Escocia (conocido como Holyrood), donde el Partido Nacionalista de Sturgeon (SNP) tiene 63 de 129 escaños; mientras, en Westminster, los independentistas ocupan 56 de los 59 asientos reservados a esa nación.
No obstante, el encaje de esa maniobra legal esbozada por la líder escocesa no será fácil. Y así lo ha reconocido también la propia Sturgeon. “Sospecho que el Gobierno del Reino Unido tendrá una visión muy distinta sobre este tema y tendremos que ver dónde termina esta discusión”, ha dicho.
De hecho, tanto el diputado conservador en Holyrood y experto Constitucional Adam Tomkins como el secretario de Estado para Escocia, David Mundell, se apresuraron a salir al paso de las declaraciones de Sturgeon para cuestionar la viabilidad de la medida. “Tenemos que respetar el resultado del jueves, incluso si no nos gusta ha sido el voto de Reino Unido”, ha declarado Mundell, que además es el único diputado conservador por Escocia en Westminster. Y es que el camino enfrentaría, además, a la pequeña nación de 5,5 millones de habitantes con su vecina Inglaterra, donde viven 54,8 millones de personas y donde ha ganado mayoritariamente el Brexit. Lo quedesataría probablemente la ira de esos votantes. Una furia similar, ha dicho Sturgeon, "a la de muchos escoceses que ahora afrontan la perspectiva de ser expulsados de la UE contra su voluntad".
El envite de Sturgeon, que el sábado insistió además en que un nuevo referéndum de independencia está sobre la mesa ahora más que nunca, llega en un momento político muy complicado para el país. A la crisis del Gobierno británico, con la dimisión en diferido del primer ministro, el conservador David Cameron –que se ha marcado para octubre—, y la crisis de su partido; se añade también una rebelión en el partido laborista para tratar de despojar del liderazgo a Jeremy Corbyn, por su defensa de la permanencia en la UE que muchos han considerado demasiado tibia.
“Las consecuencias del proceso que saca a Reino Unido de la UE va a traer algunos efectos dramáticos y dolorosos. Y yo voy a tratar de proteger a Escocia de ello”, ha dicho Sturgeon que, por otro lado, ha apuntado que no contempla la posibilidad de que el nuevo primer ministro que sucediese a Cameron bloquease un segundo referéndum de independencia, que contempla como una vía para mantener a Escocia en la UE. “Sería inaceptable”, ha dicho, “que alguien tratase de dictar a Escocia los términos en los que tratamos de sacar el país adelante y advertiría sobre ello a cualquier futuro primer ministro”, ha recalcado Sturgeon, una carismática política que goza de unos altos índices de popularidad –y no sólo en Escocia—y que tras el terremoto del Brexit está cobrando aún más fuerza.
Como también lo hace, tras el varapalo del Brexit, el panorama de una nueva consulta sobre la secesión. Una encuesta realizada para el Sunday el Sunday Times, reveló ayer que el 52% de los escoceses estaría a favor de la independencia; hace dos años esa opción fue rechazada en referéndum por 55% frente a 49%. Otro sondeo del diario The Scotsman (aunque con una muestra menor) mostró que los partidarios de la secesión son un 59%.
Parece que el plan de Sturgeon está, además, ganando réditos. Este sábado ha ganado algo de impulso en Alemania, donde el responsable de Asuntos Europeos del Parlamento, Gunther Krichbaum, del partido de Angela Merkel y un buen aliado de la canciller, ha respaldado la idea. "La UE seguirá contando con 28 Estados miembros si, como espero, un nuevo referéndum de independencia en Escocia tiene resultados satisfactorios", ha dicho al diario Welt am Sonntag.
María R. Sahuquillo
Edimburgo (Enviada especial), El País
Escocia ha añadido una nueva derivada al complejo tablero surgido tras el Brexit. La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, ha sugerido este domingo que su Parlamento podría bloquear la ley que dispone la salida de Reino Unido de la UE. Escocia hará todo lo posible para mantenerse en la Unión, ha dicho. Y esa hoja de ruta podría no sólo incluir un segundo referéndum de independencia; también negar el consentimiento constitucional necesario para la desvinculación. El Parlamento escocés podría hacerlo, ha afirmado Sturgeon en una entrevista a la BBC, si juzga que es lo mejor para Escocia –donde los ciudadanos apoyaron mayoritariamente la permanencia- y determina “que no va a votar algo que va contra los intereses de la nación”.
El resultado del referéndum no es legalmente vinculante. Y el Parlamento de Westminster debe aprobar las leyes que cortan los lazos con la UE. Además, debido a distintos acuerdos de cesión de competencias y descentralización de poder, esa ley debe también obtener el consentimiento de los parlamento de Gales, de Irlanda del Norte y de Escocia (conocido como Holyrood), donde el Partido Nacionalista de Sturgeon (SNP) tiene 63 de 129 escaños; mientras, en Westminster, los independentistas ocupan 56 de los 59 asientos reservados a esa nación.
No obstante, el encaje de esa maniobra legal esbozada por la líder escocesa no será fácil. Y así lo ha reconocido también la propia Sturgeon. “Sospecho que el Gobierno del Reino Unido tendrá una visión muy distinta sobre este tema y tendremos que ver dónde termina esta discusión”, ha dicho.
De hecho, tanto el diputado conservador en Holyrood y experto Constitucional Adam Tomkins como el secretario de Estado para Escocia, David Mundell, se apresuraron a salir al paso de las declaraciones de Sturgeon para cuestionar la viabilidad de la medida. “Tenemos que respetar el resultado del jueves, incluso si no nos gusta ha sido el voto de Reino Unido”, ha declarado Mundell, que además es el único diputado conservador por Escocia en Westminster. Y es que el camino enfrentaría, además, a la pequeña nación de 5,5 millones de habitantes con su vecina Inglaterra, donde viven 54,8 millones de personas y donde ha ganado mayoritariamente el Brexit. Lo quedesataría probablemente la ira de esos votantes. Una furia similar, ha dicho Sturgeon, "a la de muchos escoceses que ahora afrontan la perspectiva de ser expulsados de la UE contra su voluntad".
El envite de Sturgeon, que el sábado insistió además en que un nuevo referéndum de independencia está sobre la mesa ahora más que nunca, llega en un momento político muy complicado para el país. A la crisis del Gobierno británico, con la dimisión en diferido del primer ministro, el conservador David Cameron –que se ha marcado para octubre—, y la crisis de su partido; se añade también una rebelión en el partido laborista para tratar de despojar del liderazgo a Jeremy Corbyn, por su defensa de la permanencia en la UE que muchos han considerado demasiado tibia.
“Las consecuencias del proceso que saca a Reino Unido de la UE va a traer algunos efectos dramáticos y dolorosos. Y yo voy a tratar de proteger a Escocia de ello”, ha dicho Sturgeon que, por otro lado, ha apuntado que no contempla la posibilidad de que el nuevo primer ministro que sucediese a Cameron bloquease un segundo referéndum de independencia, que contempla como una vía para mantener a Escocia en la UE. “Sería inaceptable”, ha dicho, “que alguien tratase de dictar a Escocia los términos en los que tratamos de sacar el país adelante y advertiría sobre ello a cualquier futuro primer ministro”, ha recalcado Sturgeon, una carismática política que goza de unos altos índices de popularidad –y no sólo en Escocia—y que tras el terremoto del Brexit está cobrando aún más fuerza.
Como también lo hace, tras el varapalo del Brexit, el panorama de una nueva consulta sobre la secesión. Una encuesta realizada para el Sunday el Sunday Times, reveló ayer que el 52% de los escoceses estaría a favor de la independencia; hace dos años esa opción fue rechazada en referéndum por 55% frente a 49%. Otro sondeo del diario The Scotsman (aunque con una muestra menor) mostró que los partidarios de la secesión son un 59%.
Parece que el plan de Sturgeon está, además, ganando réditos. Este sábado ha ganado algo de impulso en Alemania, donde el responsable de Asuntos Europeos del Parlamento, Gunther Krichbaum, del partido de Angela Merkel y un buen aliado de la canciller, ha respaldado la idea. "La UE seguirá contando con 28 Estados miembros si, como espero, un nuevo referéndum de independencia en Escocia tiene resultados satisfactorios", ha dicho al diario Welt am Sonntag.