El G7 considera el “Brexit” un riesgo para el crecimiento global
Los Siete apuestan por una mezcla “equilibrada” de medidas monetarias, estructurales y fiscales para estimular el crecimiento
Macarena Vidal Liy (Enviada Especial)
Hiroshima (Japón), El País
La posible salida del Reino Unido de la Unión Europea es uno de los riesgos que amenazan al crecimiento global. Así lo han considerado los líderes de países industrializados agrupados en el G7, en un comunicado al término de la cumbre de dos días que han celebrado en Ise-shima, en la costa japonesa.
"La salida de Reino Unido de la Unión Europea revertirá la tendencia hacia un mejor comercio e inversión globales y los empleos que esto conlleva, y es un grave riesgo añadido al crecimiento", han indicado, en una breve referencia al referéndum en el que el Reino Unido decidirá el 23 de junio si continúa como miembro comunitario.
El tema no formaba parte de la agenda de la cumbre, ni los líderes lo han abordado de manera formal. Pero sí se ha tratado en los pasillos. La canciller alemana, Angela Merkel, ha declarado que todos los líderes presentes estaban de acuerdo en la necesidad de que Londres continúe dentro de los 28.
"Todos los líderes compartimos la visión de que la salida del Reino Unido de la UE es un riesgo a evitar, aunque la decisión final corresponde a los votantes británicos”, indicó el primer ministro británico, David Cameron, en su rueda de prensa de cierre de la cumbre, informa Efe. “Es evidente que nuestra salida tendría un impacto negativo. Somos una gran nación comercial, y el 40% de nuestros productos se exporta al Mercado Único”. Para el líder conservador, "la mejor opción para Reino Unido es quedarse en la UE y reformarla desde dentro”.
Una combinación de las principales encuestas ofrecida por el periódico Financial Times, con fecha del miércoles pasado, encuentra que el 46% de los votantes británicos se inclina por permanecer en la Unión Europea, mientras que el 41% quiere la salida.
Aunque, según aseguró el primer ministro japonés, Shinzo Abe, los líderes de este grupo de países desarrollados consideran que el riesgo más preocupante es “una contracción de la economía global”, una posibilidad que se aproxima “si no se abordan medidas apropiadas”.
Pero como se esperaba, la extensa declaración final, de 32 páginas, ofreció una fórmula de compromiso para estimular un crecimiento de la economía global que consideran aún demasiado débil y por debajo de su potencial, debido a la menor expansión de las economías emergentes y —especialmente— de China. Los Siete —Canadá, EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón— se inclinan por “políticas económicas de forma cooperativa y el uso de un conjunto de medidas más enérgico y equilibrado, de modo que se logre con rapidez una tendencia de crecimiento sólido y sostenible”.
En suma, suscriben la receta ya avanzada en la reunión una semana antes de sus ministros de Finanzas, una combinación de todas las herramientas a su disposición: monetarias, estructurales y fiscales. Con ella, armonizan las inclinaciones de países como Japón, Canadá o EEUU, partidarios de aumentar el gasto público y de estímulos fiscales para hacer crecer la demanda, con las de Alemania o el Reino Unido, que prefieren aumentar la competitividad mediante reformas estructurales.
Los Siete también optaron por el compromiso a la hora de hablar de las divisas. El grupo se comprometió a mantener tipos de cambio de mercado y a evitar la devaluación con fines “competitivos” de sus monedas, al tiempo que advertía contra movimientos demasiado bruscos en las cotizaciones. Estados Unidos se opone a una intervención en los mercados monetarios, mientras que Japón ha amenazado con intervenir para impedir subidas drásticas del yen.
El G7 también identificó como un problema la sobre capacidad industrial en todo el mundo, especialmente en el sector del acero. China, que acapara la mitad de la producción mundial, ha sido acusada de “dumping” por la Unión Europea y Estados Unidos. Según Abe, las medidas de Pekín para atajar ese exceso de capacidad “han sido insuficientes” hasta ahora.
Los Siete también hicieron referencia a problemas globales no económicos. Expresaron su preocupación, aunque sin mencionar directamente a China, sobre la situación en los mares del Sur y Este de China, donde las declaraciones de soberanía de Pekín suscitan la preocupación de Japón, el país anfitrión, y Estados Unidos. Asimismo, exigieron a Corea del Norte que ponga fin a las “acciones provocadoras” que ha multiplicado en los últimos meses, cuando ha llevado a cabo una prueba nuclear y varias de misiles de diverso alcance.
Macarena Vidal Liy (Enviada Especial)
Hiroshima (Japón), El País
La posible salida del Reino Unido de la Unión Europea es uno de los riesgos que amenazan al crecimiento global. Así lo han considerado los líderes de países industrializados agrupados en el G7, en un comunicado al término de la cumbre de dos días que han celebrado en Ise-shima, en la costa japonesa.
"La salida de Reino Unido de la Unión Europea revertirá la tendencia hacia un mejor comercio e inversión globales y los empleos que esto conlleva, y es un grave riesgo añadido al crecimiento", han indicado, en una breve referencia al referéndum en el que el Reino Unido decidirá el 23 de junio si continúa como miembro comunitario.
El tema no formaba parte de la agenda de la cumbre, ni los líderes lo han abordado de manera formal. Pero sí se ha tratado en los pasillos. La canciller alemana, Angela Merkel, ha declarado que todos los líderes presentes estaban de acuerdo en la necesidad de que Londres continúe dentro de los 28.
"Todos los líderes compartimos la visión de que la salida del Reino Unido de la UE es un riesgo a evitar, aunque la decisión final corresponde a los votantes británicos”, indicó el primer ministro británico, David Cameron, en su rueda de prensa de cierre de la cumbre, informa Efe. “Es evidente que nuestra salida tendría un impacto negativo. Somos una gran nación comercial, y el 40% de nuestros productos se exporta al Mercado Único”. Para el líder conservador, "la mejor opción para Reino Unido es quedarse en la UE y reformarla desde dentro”.
Una combinación de las principales encuestas ofrecida por el periódico Financial Times, con fecha del miércoles pasado, encuentra que el 46% de los votantes británicos se inclina por permanecer en la Unión Europea, mientras que el 41% quiere la salida.
Aunque, según aseguró el primer ministro japonés, Shinzo Abe, los líderes de este grupo de países desarrollados consideran que el riesgo más preocupante es “una contracción de la economía global”, una posibilidad que se aproxima “si no se abordan medidas apropiadas”.
Pero como se esperaba, la extensa declaración final, de 32 páginas, ofreció una fórmula de compromiso para estimular un crecimiento de la economía global que consideran aún demasiado débil y por debajo de su potencial, debido a la menor expansión de las economías emergentes y —especialmente— de China. Los Siete —Canadá, EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón— se inclinan por “políticas económicas de forma cooperativa y el uso de un conjunto de medidas más enérgico y equilibrado, de modo que se logre con rapidez una tendencia de crecimiento sólido y sostenible”.
En suma, suscriben la receta ya avanzada en la reunión una semana antes de sus ministros de Finanzas, una combinación de todas las herramientas a su disposición: monetarias, estructurales y fiscales. Con ella, armonizan las inclinaciones de países como Japón, Canadá o EEUU, partidarios de aumentar el gasto público y de estímulos fiscales para hacer crecer la demanda, con las de Alemania o el Reino Unido, que prefieren aumentar la competitividad mediante reformas estructurales.
Los Siete también optaron por el compromiso a la hora de hablar de las divisas. El grupo se comprometió a mantener tipos de cambio de mercado y a evitar la devaluación con fines “competitivos” de sus monedas, al tiempo que advertía contra movimientos demasiado bruscos en las cotizaciones. Estados Unidos se opone a una intervención en los mercados monetarios, mientras que Japón ha amenazado con intervenir para impedir subidas drásticas del yen.
El G7 también identificó como un problema la sobre capacidad industrial en todo el mundo, especialmente en el sector del acero. China, que acapara la mitad de la producción mundial, ha sido acusada de “dumping” por la Unión Europea y Estados Unidos. Según Abe, las medidas de Pekín para atajar ese exceso de capacidad “han sido insuficientes” hasta ahora.
Los Siete también hicieron referencia a problemas globales no económicos. Expresaron su preocupación, aunque sin mencionar directamente a China, sobre la situación en los mares del Sur y Este de China, donde las declaraciones de soberanía de Pekín suscitan la preocupación de Japón, el país anfitrión, y Estados Unidos. Asimismo, exigieron a Corea del Norte que ponga fin a las “acciones provocadoras” que ha multiplicado en los últimos meses, cuando ha llevado a cabo una prueba nuclear y varias de misiles de diverso alcance.