¿El efecto del vídeo viral aumenta el crimen?
El director del FBI asegura que el auge de los delitos violentos tiene que ver con las redes
Joan Faus
El País
Casi dos años después sigue siendo un misterio por qué la muerte de Michael Brown en un pueblo desconocido del Medio Oeste de EE UU no fue una más en las estadísticas de personas negras desarmadas muertas a manos de la policía. La versión más extendida es que la mecha que prendió la indignación de los residentes negros de Ferguson (Misuri) es que el cuerpo de Brown permaneció cuatro horas tendido en la calle, a plena luz del día, en medio de un charco de sangre.
La indignación derivó en un debate nacional sobre el trato de la policía con los negros. Ferguson dejó de ser anónimo: se convirtió en símbolo de las denuncias de discriminación. No hay imágenes sobre cómo murió Brown en agosto de 2014. Seguramente nunca se sepa qué llevó a un agente blanco a descerrajarle 12 tiros tras pararle mientras andaba. Pero su muerte desató un afán de claridad que sigue vigente: una avalancha de grabaciones ciudadanas en todo el país han destapado abusos policiales contra los negros. En paralelo, más cuerpos policiales han instalado cámaras en los uniformes.
El creciente escrutinio es objeto de análisis. Las muertes violentas han aumentado en el último año en una veintena de grandes ciudades tras dos décadas de caída. El debate sobre las causas es intenso. Se habla del llamado efecto Ferguson: la policía se contiene por miedo a que una grabación indigne a la opinión pública. El director del FBI, James Comey, avala esa teoría. A mediados de mayo, aseguró que el “efecto del vídeo viral” podría ser una de las principales causas del auge del crimen. Comey, que tras Ferguson aseguró que hay un racismo implícito en la policía, dijo que carece de cifras, pero que así se lo han comunicado los cuerpos policiales.
La Casa Blanca lo desautorizó, esgrimiendo que las teorías tienen que basarse en pruebas. Los expertos son prudentes. Otros posibles factores son la mayor proliferación de las drogas y el aumento de la violencia de las bandas.
Joan Faus
El País
Casi dos años después sigue siendo un misterio por qué la muerte de Michael Brown en un pueblo desconocido del Medio Oeste de EE UU no fue una más en las estadísticas de personas negras desarmadas muertas a manos de la policía. La versión más extendida es que la mecha que prendió la indignación de los residentes negros de Ferguson (Misuri) es que el cuerpo de Brown permaneció cuatro horas tendido en la calle, a plena luz del día, en medio de un charco de sangre.
La indignación derivó en un debate nacional sobre el trato de la policía con los negros. Ferguson dejó de ser anónimo: se convirtió en símbolo de las denuncias de discriminación. No hay imágenes sobre cómo murió Brown en agosto de 2014. Seguramente nunca se sepa qué llevó a un agente blanco a descerrajarle 12 tiros tras pararle mientras andaba. Pero su muerte desató un afán de claridad que sigue vigente: una avalancha de grabaciones ciudadanas en todo el país han destapado abusos policiales contra los negros. En paralelo, más cuerpos policiales han instalado cámaras en los uniformes.
El creciente escrutinio es objeto de análisis. Las muertes violentas han aumentado en el último año en una veintena de grandes ciudades tras dos décadas de caída. El debate sobre las causas es intenso. Se habla del llamado efecto Ferguson: la policía se contiene por miedo a que una grabación indigne a la opinión pública. El director del FBI, James Comey, avala esa teoría. A mediados de mayo, aseguró que el “efecto del vídeo viral” podría ser una de las principales causas del auge del crimen. Comey, que tras Ferguson aseguró que hay un racismo implícito en la policía, dijo que carece de cifras, pero que así se lo han comunicado los cuerpos policiales.
La Casa Blanca lo desautorizó, esgrimiendo que las teorías tienen que basarse en pruebas. Los expertos son prudentes. Otros posibles factores son la mayor proliferación de las drogas y el aumento de la violencia de las bandas.