Obama advierte de que un ‘Brexit’ dañaría la relación comercial bilateral
El presidente de EEUU recalca que ““la Unión Europea magnifica la influencia de Reino Unido”
Pablo Guimón
Londres, El País
Barack Obama advirtió este viernes a los británicos de que “la Unión Europea magnifica la influencia de Reino Unido y sus valores en el mundo”. En una histórica comparecencia conjunta con el primer ministro David Cameron, el presidente de EE UU quiso dejar claro que seguir o no en el club es algo que corresponde decidir a los británicos, pero defendió que “la amistad implica ser honestos”. Y advirtió de que, en contra de lo que sugieren los partidarios del Brexit, en caso de que Reino Unido abandonara la UE se colocaría “al final de la cola” para alcanzar un acuerdo comercial bilateral con EE UU.
Ambos líderes destacaron que la alianza histórica entre los dos países es, en palabras de Obama “una de las más fuertes y largas que el mundo ha conocido”. “Hacemos el mundo mejor y más seguro”, añadió, “y es vital que luchemos juntos contra las amenazas comunes”. Para abordar los desafíos comunes, añadió Cameron, “nuestro poder y el alcance colectivos se ven amplificados por nuestra pertenencia a la Unión Europea”.
La continuidad de la relación especial, aclaró el presidente de EE UU, no está en peligro. “Pero si nuestro amigo está en una organización que fortalece su poder, su influencia y su economía, creo que como amigo es mi deber decirle que seguir dentro es bueno para ellos”, señaló.
Su mensaje, que el Gobierno interpretó como un punto de inflexión en la campaña del referéndum, enfureció a los euroescépticos. Los partidarios del Brexit han visto en los últimos días cómo sus argumentos cedían terreno en un debate crucial para el futuro del país.
Boris Johnson, alcalde Londres convertido en la más mediática figura de la campaña por el Brexit, recibió ayer duras críticas al mencionar, en una columna en The Sun, que el origen keniano del presidente Obama puede haber contribuido en él a un supuesto sentimiento antibritánico. Johnson aludió a la retirada por parte de Obama de un busto de Winston Churchill del despacho oval. “Algunos dijeron que fue un desaire para Reino Unido”, escribió el alcalde y diputado tory, “otros dijeron que fue un símbolo del ancestral odio por parte de un presidente medio keniano hacia el imperio británico”.
A preguntas de los periodistas, Obama se refirió al episodio del busto. “A la entrada de mi despacho privado, la primera imagen que veo cada día es el busto de Winston Churchill”, explicó. “Mi predecesor lo tenía en el despacho oval. Pero el espacio para colocar esculturas es limitado y cuando llegue pensé que, siendo el primer presidente afroamericano, tendría sentido tener en el despacho oval un busto de Martin Luther King. Creo que muchos de ustedes lo comprenderán”.
Obama dejó clara su postura sobre el Brexit desde primera hora de la mañana, en un artículo de casi mil palabras que firmó en el Daily Telegraph. En él, recalcó que se dirigía a los británicos “como amigo y aliado”, y defendió su derecho a intervenir en un debate nacional apelando a los soldados estadounidenses caídos en los campos de batalla europeos.
“Las decenas de miles de estadounidenses que descansan en los cementerios de Europa”, escribió, “son un testamento silencioso de hasta qué punto nuestra libertad y nuestra prosperidad están interconectadas”. “El camino que escojáis”, añadió, “tendrá eco también en las perspectivas de los estadounidenses de hoy”.
Obama pidió a los británicos que abracen el “notable legado” de la UE en la construcción de la paz después de la Segunda Guerra Mundial. Los ciudadanos de Reino Unido, escribió el presidente, deben estar “orgullos de que la UE ha ayudado a difundir los valores y las costumbres británicas, la democracia, el imperio de la ley y los mercados abiertos, por todo del continente y su periferia”.
El presidente empezó su jornada escuchando Purple rain, de Prince, el genial artista de Minneapolis fallecido el jueves, en el tocadiscos de la residencia del embajador donde se aloja. Al mediodía, los Obama acudieron a almorzar al castillo de Windsor, invitados por la reina Isabel II, “una fuente constante de inspiración” y una de sus “personas favoritas”, a quien felicitaron por su 90 cumpleaños.
Por la tarde, en su comparecencia con el primer ministro, Obama consideró que “la unidad europea no está en crisis, pero sí bajo cierta tensión”. “La crisis migratoria amplifica un debate aquí y en EE UU”, defendió. “En estos tiempos de globalización, en que muchos desafíos son transnacionales, hay una tentación de simplemente separarse. Pero los lazos que nos son más poderosos que las fuerzas que nos separan”.
Obama, finalmente, defendió las ventajas económicas que la pertenencia a la UE proporciona a Reino Unido. “Si ahora tengo acceso a un mercado enorme al que vendo el 44% de mis exportaciones y me estoy planteando abandonar esa organización… eso es algo que probablemente no haría”.
Tras una hora de comparecencia, el presidente y su esposa cenaron con los duques de Cambridge en el palacio de Kensington. La agenda para hoy es de un perfil institucional más bajo, y mañana por la mañana viajarán a Hanover. Allí el presidente se reunirá el lunes con Angela Merkel, François Hollande, Matteo Renzi y el propio Cameron, para discutir la estrategia a seguir ante la crisis de los refugiados. Un desafío que constituye el motivo oficial de un viaje que, en la práctica, será recordado por el momento en que Barack Obama salió al rescate del proyecto europeo.
Londres, El País
Barack Obama advirtió este viernes a los británicos de que “la Unión Europea magnifica la influencia de Reino Unido y sus valores en el mundo”. En una histórica comparecencia conjunta con el primer ministro David Cameron, el presidente de EE UU quiso dejar claro que seguir o no en el club es algo que corresponde decidir a los británicos, pero defendió que “la amistad implica ser honestos”. Y advirtió de que, en contra de lo que sugieren los partidarios del Brexit, en caso de que Reino Unido abandonara la UE se colocaría “al final de la cola” para alcanzar un acuerdo comercial bilateral con EE UU.
Ambos líderes destacaron que la alianza histórica entre los dos países es, en palabras de Obama “una de las más fuertes y largas que el mundo ha conocido”. “Hacemos el mundo mejor y más seguro”, añadió, “y es vital que luchemos juntos contra las amenazas comunes”. Para abordar los desafíos comunes, añadió Cameron, “nuestro poder y el alcance colectivos se ven amplificados por nuestra pertenencia a la Unión Europea”.
La continuidad de la relación especial, aclaró el presidente de EE UU, no está en peligro. “Pero si nuestro amigo está en una organización que fortalece su poder, su influencia y su economía, creo que como amigo es mi deber decirle que seguir dentro es bueno para ellos”, señaló.
Su mensaje, que el Gobierno interpretó como un punto de inflexión en la campaña del referéndum, enfureció a los euroescépticos. Los partidarios del Brexit han visto en los últimos días cómo sus argumentos cedían terreno en un debate crucial para el futuro del país.
Boris Johnson, alcalde Londres convertido en la más mediática figura de la campaña por el Brexit, recibió ayer duras críticas al mencionar, en una columna en The Sun, que el origen keniano del presidente Obama puede haber contribuido en él a un supuesto sentimiento antibritánico. Johnson aludió a la retirada por parte de Obama de un busto de Winston Churchill del despacho oval. “Algunos dijeron que fue un desaire para Reino Unido”, escribió el alcalde y diputado tory, “otros dijeron que fue un símbolo del ancestral odio por parte de un presidente medio keniano hacia el imperio británico”.
A preguntas de los periodistas, Obama se refirió al episodio del busto. “A la entrada de mi despacho privado, la primera imagen que veo cada día es el busto de Winston Churchill”, explicó. “Mi predecesor lo tenía en el despacho oval. Pero el espacio para colocar esculturas es limitado y cuando llegue pensé que, siendo el primer presidente afroamericano, tendría sentido tener en el despacho oval un busto de Martin Luther King. Creo que muchos de ustedes lo comprenderán”.
Obama dejó clara su postura sobre el Brexit desde primera hora de la mañana, en un artículo de casi mil palabras que firmó en el Daily Telegraph. En él, recalcó que se dirigía a los británicos “como amigo y aliado”, y defendió su derecho a intervenir en un debate nacional apelando a los soldados estadounidenses caídos en los campos de batalla europeos.
“Las decenas de miles de estadounidenses que descansan en los cementerios de Europa”, escribió, “son un testamento silencioso de hasta qué punto nuestra libertad y nuestra prosperidad están interconectadas”. “El camino que escojáis”, añadió, “tendrá eco también en las perspectivas de los estadounidenses de hoy”.
Obama pidió a los británicos que abracen el “notable legado” de la UE en la construcción de la paz después de la Segunda Guerra Mundial. Los ciudadanos de Reino Unido, escribió el presidente, deben estar “orgullos de que la UE ha ayudado a difundir los valores y las costumbres británicas, la democracia, el imperio de la ley y los mercados abiertos, por todo del continente y su periferia”.
El presidente empezó su jornada escuchando Purple rain, de Prince, el genial artista de Minneapolis fallecido el jueves, en el tocadiscos de la residencia del embajador donde se aloja. Al mediodía, los Obama acudieron a almorzar al castillo de Windsor, invitados por la reina Isabel II, “una fuente constante de inspiración” y una de sus “personas favoritas”, a quien felicitaron por su 90 cumpleaños.
Por la tarde, en su comparecencia con el primer ministro, Obama consideró que “la unidad europea no está en crisis, pero sí bajo cierta tensión”. “La crisis migratoria amplifica un debate aquí y en EE UU”, defendió. “En estos tiempos de globalización, en que muchos desafíos son transnacionales, hay una tentación de simplemente separarse. Pero los lazos que nos son más poderosos que las fuerzas que nos separan”.
Obama, finalmente, defendió las ventajas económicas que la pertenencia a la UE proporciona a Reino Unido. “Si ahora tengo acceso a un mercado enorme al que vendo el 44% de mis exportaciones y me estoy planteando abandonar esa organización… eso es algo que probablemente no haría”.
Tras una hora de comparecencia, el presidente y su esposa cenaron con los duques de Cambridge en el palacio de Kensington. La agenda para hoy es de un perfil institucional más bajo, y mañana por la mañana viajarán a Hanover. Allí el presidente se reunirá el lunes con Angela Merkel, François Hollande, Matteo Renzi y el propio Cameron, para discutir la estrategia a seguir ante la crisis de los refugiados. Un desafío que constituye el motivo oficial de un viaje que, en la práctica, será recordado por el momento en que Barack Obama salió al rescate del proyecto europeo.