Ni Donald Trump ni Ted Cruz: ¿Paul Ryan presidente?
Gabriela Esquivada
Reuters
El nombre de Paul Ryan como un candidato presidencial del Partido Republicano (PR) se comenzó a escuchar en enero de 2016. El ex candidato a vice —en 2012, junto con Mitt Romney— no había participado siquiera en una elección primaria, pero dado el escozor que causan las figuras a la cabeza de la carrera por la nominación, tanto hacia dentro como en el plano nacional, se especuló con que Ryan ofrecía un republicanismo más razonable. La página política The Hill señaló: "El presidente de la Cámara de Representantes emerge como el contrapeso mayor del PR para Donald Trump".
Al mes siguiente la publicación conservadora National Review, gran sostén del movimiento #NeverTrump, dedicó un título claro —"Paul Ryan for President!"— con la firma del editor del medio, Fred Schwarz: la oposición entre un "un favorito que los republicanos no sólo detestan sino que creen que podría literalmente destruir el partido" y su rival más fuerte "que rechina severamente en los oídos de un gran número de sus colegas políticos" sólo se podría resolver con la aparición de "un candidato respetado e inofensivo que contraste con todas las personalidades fuertes de la carrera republicana, y Ryan no es sino el Señor Aceptable".
En marzo, desde The New York Times hasta CNBC señalaron que Ryan se negaba al honor con elegancia pero sin énfasis. Y todas las agencias de noticias repitieron las declaraciones de John Boehner, el antecesor de Ryan en la presidencia de la Cámara de Representantes: "Si no tenemos un nombre que pueda ganar en la primera votación, no apoyo a ninguno. Apoyo a Paul Ryan como nuestro nominado".
Y en abril, cuando The Huffington Post reveló que uno de los donantes más importantes del PR, Charles Koch, había dicho en privado que Ryan era "candidato seguro" para la nominación, y Karl Rove (consultor político y principal estratega de los gobiernos de George W. Bush) dijo en el programa de radio de Hugh Hewitt que "una cara fresca nos daría la oportunidad de dar vuelta esta elección y ganar en noviembre contra Hillary", se confirmó que el establishment del PR podría buscar una alternativa a los candidatos que hasta ahora concentran las dos terceras partes del voto de la base republicana.
"Paul Ryan es una figura muy aceptable para la mayoría de los conservadores y para el establishment del Tea Party", dijo a Infobae el director de la Escuela de Políticas y Asuntos de Gobierno e Internacionales (CP&FR) de George Mason University (GMU), Robert J. Guttman. "Es decir que si hay una oportunidad para alguien que haya estado fuera de la carrera por la nominación, Ryan podría tomarla. Pero creo que, en este momento, lo más probable es que sean Trump o Ted Cruz", aclaró .
Michael Traugott, profesor emérito de comunicación e investigador en el Centro de Estudios Políticos de la Universidad de Michigan (U-M), recordó que "el sistema actual de competencia en primarias surgió entre finales de la década de 1960 y comienzos de la de 1970 como una reacción contra el hecho de que las élites del partido eligieran a los nominados a la presidencia y la vicepresidencia sin la opinión popular". Los rumores sobre Ryan le parecen inviables: "Si las élites del PR tratan de orquestar la victoria de un candidato que no compitió en ninguna de las primarias y los caucuses irían contra los principios de la convención tal como existe ahora, y no creo que los delegados apoyen algo así".
Reuters
El nombre de Paul Ryan como un candidato presidencial del Partido Republicano (PR) se comenzó a escuchar en enero de 2016. El ex candidato a vice —en 2012, junto con Mitt Romney— no había participado siquiera en una elección primaria, pero dado el escozor que causan las figuras a la cabeza de la carrera por la nominación, tanto hacia dentro como en el plano nacional, se especuló con que Ryan ofrecía un republicanismo más razonable. La página política The Hill señaló: "El presidente de la Cámara de Representantes emerge como el contrapeso mayor del PR para Donald Trump".
Al mes siguiente la publicación conservadora National Review, gran sostén del movimiento #NeverTrump, dedicó un título claro —"Paul Ryan for President!"— con la firma del editor del medio, Fred Schwarz: la oposición entre un "un favorito que los republicanos no sólo detestan sino que creen que podría literalmente destruir el partido" y su rival más fuerte "que rechina severamente en los oídos de un gran número de sus colegas políticos" sólo se podría resolver con la aparición de "un candidato respetado e inofensivo que contraste con todas las personalidades fuertes de la carrera republicana, y Ryan no es sino el Señor Aceptable".
En marzo, desde The New York Times hasta CNBC señalaron que Ryan se negaba al honor con elegancia pero sin énfasis. Y todas las agencias de noticias repitieron las declaraciones de John Boehner, el antecesor de Ryan en la presidencia de la Cámara de Representantes: "Si no tenemos un nombre que pueda ganar en la primera votación, no apoyo a ninguno. Apoyo a Paul Ryan como nuestro nominado".
Y en abril, cuando The Huffington Post reveló que uno de los donantes más importantes del PR, Charles Koch, había dicho en privado que Ryan era "candidato seguro" para la nominación, y Karl Rove (consultor político y principal estratega de los gobiernos de George W. Bush) dijo en el programa de radio de Hugh Hewitt que "una cara fresca nos daría la oportunidad de dar vuelta esta elección y ganar en noviembre contra Hillary", se confirmó que el establishment del PR podría buscar una alternativa a los candidatos que hasta ahora concentran las dos terceras partes del voto de la base republicana.
"Paul Ryan es una figura muy aceptable para la mayoría de los conservadores y para el establishment del Tea Party", dijo a Infobae el director de la Escuela de Políticas y Asuntos de Gobierno e Internacionales (CP&FR) de George Mason University (GMU), Robert J. Guttman. "Es decir que si hay una oportunidad para alguien que haya estado fuera de la carrera por la nominación, Ryan podría tomarla. Pero creo que, en este momento, lo más probable es que sean Trump o Ted Cruz", aclaró .
Michael Traugott, profesor emérito de comunicación e investigador en el Centro de Estudios Políticos de la Universidad de Michigan (U-M), recordó que "el sistema actual de competencia en primarias surgió entre finales de la década de 1960 y comienzos de la de 1970 como una reacción contra el hecho de que las élites del partido eligieran a los nominados a la presidencia y la vicepresidencia sin la opinión popular". Los rumores sobre Ryan le parecen inviables: "Si las élites del PR tratan de orquestar la victoria de un candidato que no compitió en ninguna de las primarias y los caucuses irían contra los principios de la convención tal como existe ahora, y no creo que los delegados apoyen algo así".