La libertad de expresión, a prueba en Ucrania

El acoso a un periodista evidencia la amenaza a la libertad de expresión ganada en las revueltas de 2014

Pilar Bonet
El País
La libertad de expresión está siendo sometida a prueba en Ucrania después de que el martes le fuera revocado el permiso de trabajo al periodista Savik Shuster, artífice de un crítico y popular programa de debate televisivo. Diversos parlamentarios (inclusive miembros del bloque del presidente Petró Poroshenko), políticos, comentaristas y periodistas han defendido a Shuster, de nacionalidad canadiense, cuya emisión es una tribuna desde donde se han venido formulando graves denuncias contra las instituciones del Estado, entre ellas la Presidencia y el Gobierno.


El programa de debate de Shuster sigue siendo el más popular en su género en Ucrania, pese a las limitaciones técnicas en las que opera desde que pasó a emitirse por cable e Internet en diciembre de 2015.

Para negar el permiso de trabajo a Shuster, el departamento de empleo, dependiente del Ministerio de Política Social, alegó que el periodista había ocultado su implicación en una investigación sobre un fraude fiscal. Los abogados de Shuster afirman, por su parte, que este figura como testigo en un caso en el que no existe una resolución de culpabilidad. Procedente de una familia emigrada desde la Unión Soviética a Canadá, Shuster, de 63 años, sostiene que se trata de un asunto político y se ha declarado en huelga de hambre hasta que le sea devuelto el permiso de trabajo.

El asunto fue abordado por varios comentaristas el martes por la noche en un programa especial en el canal de cable de Shuster (3s.tv). “El único logro del Maidán hasta hoy ha sido la libertad de expresión”, dijo el comentarista Dmitro Gordón, refiriéndose a la revuelta que acabó con el régimen del presidente Víctor Yanukovich en 2014. Valentín Nalivánchenko, el exjefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, dijo que existe “un plan al más alto nivel para echar a Shuster de la televisión y de Ucrania”. Las autoridades quieren desviar la atención del fracaso de su política económica y del escándalo de los paraísos fiscales, afirmó, por su parte, el diputado Serguéi Vlásenko, del partido Patria, de Yulia Timoshenko.“Estas decisiones no son posibles sin el permiso de los dirigentes”, argumentó el diputado Iván Krulkó, del mismo partido. “Lo consideramos como un ataque a la libertad de expresión”, afirmó Olga Sherbakova, parlamentaria del bloque de Poroshenko.

El programa de Shuster ha abordado la corrupción en la dirección de la Fiscalía del Estado y en el Servicio de Aduanas, así como el sufrimiento de los ciudadanos desplazados de las zonas de Donetsk y Lugansk controladas por los insurgentes prorrusos y las penurias de quienes han permanecido allí. El Gobierno de Ucrania está dividido sobre el pago de las pensiones a los residentes en las autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y en abril ha endurecido las normas de cobro de prestaciones para los que residen en ese territorio.

En una conexión en directo desde Slaviansk (localidad de la provincia Donetsk recuperado por Ucrania a los insurgentes), diversos ciudadanos se quejaron el viernes pasado de la indiferencia de las autoridades centrales ante sus problemas. Desde el estudio de Shuster, el exgobernador de Donetsk Serguéi Taruta acusó de “cinismo” e “ilegalidad” a los dirigentes del Estado por plantearse el impago de pensiones y les exigió devolver a los “abuelos y abuelas” el dinero que al que tienen derecho por haber cotizado al Estado.

Shuster opina que en Ucrania se repite ahora una situación parecida a la que ya vivió en Rusia, donde de 2001 a 2004 dirigió un programa de debate análogo al actual. En Moscú, Shuster fue privado de su permiso de trabajo cuando el canal de televisión NTV clausuró su programa. El periodista se trasladó entonces a la capital ucrania, Kiev, donde comenzó a emitir una emisión semejante a la que había desaparecido en Rusia. En los once años transcurrido desde entonces, su emisión ha pasado por diferentes canales, incluido principal estatal. Además, Shuster ha colaborado con el canal privado del que es propiedad de Poroshenko.

“Soy un patriota de Europa. No quiero que en Europa roben, se burlen de la gente y haya guerras”, dijo Shuster, según el cual los dirigentes de Ucrania “no soportan ninguna crítica”. En una conversación telefónica con esta corresponsal, el periodista opinó, no obstante, que hay diferencias entre su experiencia rusa y en Ucrania, país donde le han apoyado dos canales de televisión de libre acceso y donde existe una activa sociedad civil. “Aquí la gente no tiene miedo”, afirmó, refiriéndose a una encuesta, según la cual el 93% de la ciudadanía opinaba en enero que Poroshenko carece de voluntad política para luchar con la corrupción.

La implicación de Poroshenko en el escándalo de los paraísos fiscales gestionados desde Panamá ha sido tratada en los debates de Shuster, que ha acusado al jefe del Estado comportarse como un “Stalin con (compañías) off-shore”. En su Facebook, Poroshenko ha pedido que se “zanje el incidente” y ha reiterado que defiende “la libertad de expresión en Ucrania en cualquiera de sus manifestaciones”. Por su parte, el alcalde de Kiev, el exboxeador Vitali Klichkó, ha defendido a Shuster y le ha ofrecido emitir por el canal municipal. La representante de la OSCE para medios de comunicación, Dunja Mijatovich, ha manifestado preocupación por el caso y ha pedido proteger los derechos de los periodistas y permitir a Shuster continuar su trabajo.

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