El ocaso de las grandes petroleras latinoamericanas
La caída del precio del crudo ha destapado las debilidades de los grupos energéticos y aflorado sus oscuros vínculos con el poder
El País
El maná de las petroleras latinoamericanas ha tocado a su fin. Las grandes compañías estatales que se beneficiaron en la última década del boom del crudo están en caída libre. En Venezuela, Brasil, México y Colombia, han registrado en 2015 pérdidas históricas. Y su desplome ha tenido efectos directos sobre el desarrollo. Esta es su situación.
Venezuela
Petróleos de Venezuela (PDVSA) mostró su peor rostro en enero. El grupo, uno de los mayores exportadores y poseedores de reservas mundiales, compró por primera vez 550.000 barriles de crudo a EE UU. Dos meses después, ha importado otros dos cargamentos de crudo estadounidense.
Los informes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) indican que la producción de PDVSA cayó a 2,7 millones de barriles diarios en el 2015. "La producción de crudo se ubicaba, aproximadamente, en 3,7 millones de barriles diarios antes de 2003. Pero hubo una paralización de las inversiones. Si no, PDVSA estaría produciendo cinco millones barriles al día", opina el economista José Toro Hardy, experto en hidrocarburos. Según sus cálculos, las deudas de la petrolera venezolana alcanzan los 95.000 millones de dólares (unos 85.200 millones de euros).
El derrumbe de los precios del crudo no solo afectó a PDVSA. El grupo petrolero aporta un 97% de las divisas a Venezuela. Este déficit de dólares ha incidido en una caída de la importación de medicinas, alimentos y otros productos básicos. Además, en la era chavista y bajo el eslogan "Ahora PDVSA es de todos", la firma asumió las riendas de programas sociales relacionados con alimentación, salud y agricultura, lo que ha provocado mayores gastos para la compañía. Su administración es motivo de investigación. El Parlamento ha constituido una comisión especial para esclarecer un supuesto desfalco de 7.000 millones de euros entre 2002 y 2014.
Brasil
El caso de Petrobras es aún más convulso. A la caída de los precios se le suma la investigación que recae sobre la empresa brasileña desde 2014, que destapó una trama de corrupción operativa por lo menos de 1986, según la Fiscalía. En 2003 la empresa valía 15.000 millones de dólares. Alcanzó los 200.000 millones en 2008 y fue considerada más lucrativa que Microsoft debido al descubrimiento de riquísimos pozos de petróleo. Pero el sueño dorado de Petrobras se transformó en pesadilla cuando se descubrió que ejecutivos, aliados a políticos corruptos, cobraban el 3% extra de todos los contratos para su propio beneficio. Y que, según las investigaciones, el dinero ilícito puede haber engordado las arcas del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
El sueño dorado de Petrobras se esfumó cuando se destapó la corrupción
Las noticias sobre la corrupción enquistada en una de las empresas más emblemáticas de Brasil hundió su imagen y afectó a los negocios. A principios de 2015 llegó a valer 19.000 millones de dólares, cuando sus acciones costaban alrededor de un dólar. La empresa despidió miles de empleados, rebajó sus objetivos de expansión y trata ahora de sobrevivir al terremoto en que se encuentra. Tiene una deuda de 137.000 millones, aunque los pozos de petróleo se le multipliquen.
México
En México, no hay pozo más negro y profundo que Pemex. 30.000 millones de dólares en pérdidas (las mayores de su historia), una deuda de 87.000 millones y un pasivo de 147.000 millones. La mayor compañía mexicana atraviesa los peores días de su historia. Con 150.000 empleados y 100.000 pensionistas a sus espaldas, ya apenas tiene liquidez para hacer frente a sus proveedores y en su horizonte, no se dibuja ninguna salida fácil. El desplome del precio del petróleo ha pulverizado sus previsiones y, lo que es peor, ha sacado a la luz algo que ya se sabía desde hacía décadas: la empresa sobrevivía por la ficción del monopolio.
Acabado este privilegio, ha quedado a la vista un inmenso engranaje, lento y clientelar, cuya finalidad consistía en alimentar las arcas del Estado. Un objetivo que cada vez le resultaba más difícil. Si en 2014, el 30% de los ingresos públicos llegaron por esta vía, en 2015 se redujeron al 20%. Y el pronóstico para este año aún es más desalentador. Esa ha sido su cruz.
Las empresas han anunciado severos ajustes con miles de despidos
Incapaz de satisfacer el objetivo para la que fue creada, la compañía que un día simbolizó la prosperidad mexicana ha pasado a ser considerada un enfermo crítico. Tan débil y menesteroso que el Gobierno de Enrique Peña Nieto, embarcado en fuertes ajustes, ha decidido no esperar a una lejana subida del precio del crudo y se ha puesto a operar sin anestesia. Ha destituido a su director general, un antiguo tiburón de Wall Street, ha anunciado una operación de rescate con despidos masivos y ha puesto al frente del mastodonte a un brillante financiero cuya primera medida ha sido anunciar un recorte de 100.000 millones de pesos (5.500 millones de dólares). Nadie sabe si esta terapia bastará para reanimar a la petrolera, pero desde luego anuncia un cambio de época.
Colombia
Un giro que se vislumbra también como irremediable en el caso de Colombia, uno de los países que más ha crecido en el último lustro en América Latina, en gran medida por el precio del petróleo, del que se volvió dependiente. Esta misma semana se ha conocido que Ecopetrol acumuló en 2015 perdidas por valor de 1.200 millones de dólares. La compañía se ha visto obligada a reducir un 26% su plan de inversiones. Las reservas netas de la compañía ascienden a 1,84 millones de barriles, un 11% menos que en 2014.
El presidente del grupo, Juan Carlos Echeverry, ha anunciado que se deberán acometer "profundos ajustes" para amortiguar la caída de ingresos. La petrolera ya ha anunciado un recorte de 6.000 millones de dólares y una reducción del salario de sus directivos del 15%. Tras el ocaso, nadie duda que una nueva era ha dado comienzo en las petroleras latinoamericanas.
El País
El maná de las petroleras latinoamericanas ha tocado a su fin. Las grandes compañías estatales que se beneficiaron en la última década del boom del crudo están en caída libre. En Venezuela, Brasil, México y Colombia, han registrado en 2015 pérdidas históricas. Y su desplome ha tenido efectos directos sobre el desarrollo. Esta es su situación.
Venezuela
Petróleos de Venezuela (PDVSA) mostró su peor rostro en enero. El grupo, uno de los mayores exportadores y poseedores de reservas mundiales, compró por primera vez 550.000 barriles de crudo a EE UU. Dos meses después, ha importado otros dos cargamentos de crudo estadounidense.
Los informes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) indican que la producción de PDVSA cayó a 2,7 millones de barriles diarios en el 2015. "La producción de crudo se ubicaba, aproximadamente, en 3,7 millones de barriles diarios antes de 2003. Pero hubo una paralización de las inversiones. Si no, PDVSA estaría produciendo cinco millones barriles al día", opina el economista José Toro Hardy, experto en hidrocarburos. Según sus cálculos, las deudas de la petrolera venezolana alcanzan los 95.000 millones de dólares (unos 85.200 millones de euros).
El derrumbe de los precios del crudo no solo afectó a PDVSA. El grupo petrolero aporta un 97% de las divisas a Venezuela. Este déficit de dólares ha incidido en una caída de la importación de medicinas, alimentos y otros productos básicos. Además, en la era chavista y bajo el eslogan "Ahora PDVSA es de todos", la firma asumió las riendas de programas sociales relacionados con alimentación, salud y agricultura, lo que ha provocado mayores gastos para la compañía. Su administración es motivo de investigación. El Parlamento ha constituido una comisión especial para esclarecer un supuesto desfalco de 7.000 millones de euros entre 2002 y 2014.
Brasil
El caso de Petrobras es aún más convulso. A la caída de los precios se le suma la investigación que recae sobre la empresa brasileña desde 2014, que destapó una trama de corrupción operativa por lo menos de 1986, según la Fiscalía. En 2003 la empresa valía 15.000 millones de dólares. Alcanzó los 200.000 millones en 2008 y fue considerada más lucrativa que Microsoft debido al descubrimiento de riquísimos pozos de petróleo. Pero el sueño dorado de Petrobras se transformó en pesadilla cuando se descubrió que ejecutivos, aliados a políticos corruptos, cobraban el 3% extra de todos los contratos para su propio beneficio. Y que, según las investigaciones, el dinero ilícito puede haber engordado las arcas del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
El sueño dorado de Petrobras se esfumó cuando se destapó la corrupción
Las noticias sobre la corrupción enquistada en una de las empresas más emblemáticas de Brasil hundió su imagen y afectó a los negocios. A principios de 2015 llegó a valer 19.000 millones de dólares, cuando sus acciones costaban alrededor de un dólar. La empresa despidió miles de empleados, rebajó sus objetivos de expansión y trata ahora de sobrevivir al terremoto en que se encuentra. Tiene una deuda de 137.000 millones, aunque los pozos de petróleo se le multipliquen.
México
En México, no hay pozo más negro y profundo que Pemex. 30.000 millones de dólares en pérdidas (las mayores de su historia), una deuda de 87.000 millones y un pasivo de 147.000 millones. La mayor compañía mexicana atraviesa los peores días de su historia. Con 150.000 empleados y 100.000 pensionistas a sus espaldas, ya apenas tiene liquidez para hacer frente a sus proveedores y en su horizonte, no se dibuja ninguna salida fácil. El desplome del precio del petróleo ha pulverizado sus previsiones y, lo que es peor, ha sacado a la luz algo que ya se sabía desde hacía décadas: la empresa sobrevivía por la ficción del monopolio.
Acabado este privilegio, ha quedado a la vista un inmenso engranaje, lento y clientelar, cuya finalidad consistía en alimentar las arcas del Estado. Un objetivo que cada vez le resultaba más difícil. Si en 2014, el 30% de los ingresos públicos llegaron por esta vía, en 2015 se redujeron al 20%. Y el pronóstico para este año aún es más desalentador. Esa ha sido su cruz.
Las empresas han anunciado severos ajustes con miles de despidos
Incapaz de satisfacer el objetivo para la que fue creada, la compañía que un día simbolizó la prosperidad mexicana ha pasado a ser considerada un enfermo crítico. Tan débil y menesteroso que el Gobierno de Enrique Peña Nieto, embarcado en fuertes ajustes, ha decidido no esperar a una lejana subida del precio del crudo y se ha puesto a operar sin anestesia. Ha destituido a su director general, un antiguo tiburón de Wall Street, ha anunciado una operación de rescate con despidos masivos y ha puesto al frente del mastodonte a un brillante financiero cuya primera medida ha sido anunciar un recorte de 100.000 millones de pesos (5.500 millones de dólares). Nadie sabe si esta terapia bastará para reanimar a la petrolera, pero desde luego anuncia un cambio de época.
Colombia
Un giro que se vislumbra también como irremediable en el caso de Colombia, uno de los países que más ha crecido en el último lustro en América Latina, en gran medida por el precio del petróleo, del que se volvió dependiente. Esta misma semana se ha conocido que Ecopetrol acumuló en 2015 perdidas por valor de 1.200 millones de dólares. La compañía se ha visto obligada a reducir un 26% su plan de inversiones. Las reservas netas de la compañía ascienden a 1,84 millones de barriles, un 11% menos que en 2014.
El presidente del grupo, Juan Carlos Echeverry, ha anunciado que se deberán acometer "profundos ajustes" para amortiguar la caída de ingresos. La petrolera ya ha anunciado un recorte de 6.000 millones de dólares y una reducción del salario de sus directivos del 15%. Tras el ocaso, nadie duda que una nueva era ha dado comienzo en las petroleras latinoamericanas.