Bruselas insta a los Gobiernos a compartir más información
La coordinación entre fuerzas policiales avanza con lentitud
Lucía Abellán
Bruselas, El País
El fenómeno de los yihadistas europeos, que pueden moverse por el área Schengen sin ser controlados, ha puesto en alerta a los gobernantes a la hora de dar una respuesta conjunta al fenómeno terrorista. La coordinación de esfuerzos aumentó el año pasado, tras los atentados contra el semanario Charlie Hebdo y el supermercado judío que sacudieron París. Pero se aceleró tras los ataques del pasado 13 de noviembre, también en la capital francesa.
Todos los gobernantes miran a Bruselas cuando se suceden tragedias de este tipo. En la práctica, las competencias son nacionales y las instituciones europeas se limitan a fomentar la coordinación entre Estados. Expertos antiterroristas europeos dicen que el nivel de información que cada país proporciona a sus socios de la UE ha mejorado recientemente. Pese a todo, muchos cuerpos policiales recelan al compartir datos sensibles. Los más reservados son los servicios de inteligencia, según fuentes de la lucha antiterrorista.
Para limitar al máximo el riesgo de atentados, los Estados miembros han aplicado varias medidas en los últimos meses. La más concreta consiste en hacer sistemáticos los controles a todos los europeos que entren y salgan del espacio Schengen. Es decir, pedir el pasaporte a todo europeo que viaje fuera de la zona de libre circulación o regrese a ella y cotejarlo con los archivos policiales. Hasta ahora esos chequeos se hacían solo en situaciones de riesgo (por ejemplo, en los viajes a Turquía, principal puerta de entrada de combatientes extranjeros a Siria) o ante sospechas concretas.
El ritmo al que avanza esa medida revela las ingentes dificultades técnicas que afronta. Hasta el momento solo Suiza (ajena a la UE pero integrada en el espacio Schengen) realiza esos controles sistemáticos a todos los viajeros. Legalmente, el Consejo Europeo ya ha dado su aprobación, pero tiene que pactar aún con el Parlamento Europeo la redacción definitiva. Aun así, los Estados pueden ya hacerlo, pero de momento se realiza de manera discontinua: no en todas las fronteras ni en todos los medios de transporte.
Lucía Abellán
Bruselas, El País
El fenómeno de los yihadistas europeos, que pueden moverse por el área Schengen sin ser controlados, ha puesto en alerta a los gobernantes a la hora de dar una respuesta conjunta al fenómeno terrorista. La coordinación de esfuerzos aumentó el año pasado, tras los atentados contra el semanario Charlie Hebdo y el supermercado judío que sacudieron París. Pero se aceleró tras los ataques del pasado 13 de noviembre, también en la capital francesa.
Todos los gobernantes miran a Bruselas cuando se suceden tragedias de este tipo. En la práctica, las competencias son nacionales y las instituciones europeas se limitan a fomentar la coordinación entre Estados. Expertos antiterroristas europeos dicen que el nivel de información que cada país proporciona a sus socios de la UE ha mejorado recientemente. Pese a todo, muchos cuerpos policiales recelan al compartir datos sensibles. Los más reservados son los servicios de inteligencia, según fuentes de la lucha antiterrorista.
Para limitar al máximo el riesgo de atentados, los Estados miembros han aplicado varias medidas en los últimos meses. La más concreta consiste en hacer sistemáticos los controles a todos los europeos que entren y salgan del espacio Schengen. Es decir, pedir el pasaporte a todo europeo que viaje fuera de la zona de libre circulación o regrese a ella y cotejarlo con los archivos policiales. Hasta ahora esos chequeos se hacían solo en situaciones de riesgo (por ejemplo, en los viajes a Turquía, principal puerta de entrada de combatientes extranjeros a Siria) o ante sospechas concretas.
El ritmo al que avanza esa medida revela las ingentes dificultades técnicas que afronta. Hasta el momento solo Suiza (ajena a la UE pero integrada en el espacio Schengen) realiza esos controles sistemáticos a todos los viajeros. Legalmente, el Consejo Europeo ya ha dado su aprobación, pero tiene que pactar aún con el Parlamento Europeo la redacción definitiva. Aun así, los Estados pueden ya hacerlo, pero de momento se realiza de manera discontinua: no en todas las fronteras ni en todos los medios de transporte.