ANÁLISIS / Rusia usa el trampolín sirio para volver al mundo

Putin ha superado el aislamiento y ha evitado un “segundo Afganistán” al comenzar la retirada del país

Pilar Bonet
El País
Rusia ha superado el aislamiento internacional y ha evitado un “segundo Afganistán” al comenzar la retirada del grueso de su agrupación militar en Siria. Esta era una conclusión generalizada entre los analistas rusos tras el anuncio realizado el lunes por el presidente Vladímir Putin que este martes se tradujo ya en el retorno de los aviones de combate a su base de Voronesh, en la parte europea del país.


Un destacamento aéreo permanecerá en Siria con la misión de “seguir atacando las instalaciones de los terroristas”, según explicó el viceministro de Defensa Nikolái Pankov, citado por la agencia Ria Nóvosti. En Siria pueden quedarse dos batallones, lo que supone aproximadamente unos 800 soldados, dijo el jefe del Comité de Defensa del Consejo de la Federación (Senado), Víctor Ózerov, según la agencia Interfax. Moscú no ha dado la cifra de los efectivos humanos del contingente enviado en virtud de la decisión del 30 de septiembre pasado, pero se trata de varios miles según las estimaciones occidentales. En Siria quedarán complejos antimisiles S-400 con el fin de custodiar las bases rusas allí.

El aislamiento internacional fue el resultado de la anexión de Crimea y de la política del Kremlin en Ucrania en 2014. Hasta ahora ni la UE ni EE UU han eliminado las sanciones impuestas a Moscú por estas razones (que se mantienen), pero políticos y analistas rusos consideran que su país está en una mejor posición para lograr que se supriman o se suavicen aquellas medidas, sobre todo tras haber forjado la tregua y las condiciones para negociar en Siria conjuntamente con la Administración estadounidense.

Cuando el secretario de Estado estadounidense John Kerry comenzó a llamar cada día al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, Moscú dio por cumplido su objetivo que era salir del aislamiento, afirmaba el experto militar Alexandr Golts a la emisora El Eco de Moscú. “Mañana puede ser tarde”, decía, a su vez, el analista Georgui Bovt, según el cual Rusia ha evitado empantanarse en Siria como la URSS en Afganistán. “Siria no se convirtió en Afganistán”, señalaba Bovt, para quien la retirada es un gesto de buena voluntad hacia las negociaciones y hacia la oposición a Bachar el Asad.

Según el analista, El Asad ha fortalecido su posición, incluso si es para federalizar Siria y quedarse con el control de una parte del territorio. La aviación rusa se retira sin que haya seguridad sobre la solidez de la tregua, pero si la tregua fracasa “las tropas rusas pueden volver, porque toda la infraestructura permanece, incluida la base aérea de Jmeimim”, afirmaba Bovt. Y concluía: “El retorno a la gran geopolítica ha tenido lugar”. Si la tregua hubiera fallado, Rusia se hubiera visto en una posición muy peligrosa debido a una amenaza real de intervención militar de las tropas turcas y de la coalición dirigida por Arabia Saudí, lo que hubiera provocado “una situación cualitativamente diferente que hubiera exigido una respuesta de Rusia”. El contingente militar ruso en Siria puede aumentarse o disminuirse de forma instantánea, sostenía Kiril Koktysh, del Instituto de Relaciones Internacionales MGIMO.

Animado por la intervención rusa, El Asad ya hacía planes para conquistar nuevos territorios a los “terroristas”, lo que “difícilmente encajaba en los planes de Moscú” y que podría haber indispuesto a Rusia contra los grandes jugadores regionales como Turquía y las monarquías del Golfo Pérsico, señalaba Maxim Yusin. Moscú podría haber recibido alguna garantía de los socios extranjeros de que Bachar el Asad, al quedarse sin la ayuda rusa, “no repetirá el destino del líder afgano Nadzhibulá”, lo que “tendría consecuencias catastróficas para la reputación de Moscú”, suponía el comentarista. Abandonado por Rusia, Nadzhibulá pereció trágicamente víctima de sus adversarios.

Hay que planificar el retorno de yihadistas rusos, según un experto

Una incógnita es la repercusión de la retirada rusa para los ciudadanos de este país que combaten en las filas del Estado Islámico (ISIS). Grigori Shvédov, director de la web Kavkazkii Uzel, se mostró escéptico sobre la cifra de 2.000 ciudadanos rusos que según el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, han sido exterminados por la aviación rusa en Siria. Las estimaciones sobre el número de combatientes rusos en las filas del ISIS varían y son poco de fiar, señaló. Rusia no contempla la posibilidad de reintegrar a quienes abandonaron el país para apoyar al ISIS, que son juzgados en caso de regresar. “Quienes deseen volver sólo pueden hacerlo clandestinamente y esto es muy peligroso”, señaló Shvédov, que se mostró a favor de “elaborar un mecanismo” para el retorno de los “decepcionados” del ISIS.

El número de víctimas del terror en el Cáucaso ruso se ha reducido y ha pasado de 525 en 2014 a 258 en 2015, señaló Shvédov, según el cual esta disminución podría estar relacionada con el hecho de que los radicales estaban luchando en Siria. De 2010 a 2015 un total de 6.074 personas fueron víctimas del terror en el norte del Cáucaso, señaló.

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