Jeb Bush suspende su campaña tras un mal resultado en Carolina del Sur
El candidato republicano, antiguo favorito, es el cuarto más votado en las primarias
Joan Faus
Columbia, El País
Carolina del Sur podía ser la salvación o la tumba de las aspiraciones presidenciales del republicano Jeb Bush. Fue lo segundo. Tras quedar cuarto en las elecciones primarias de este sábado, el hermano e hijo de expresidentes anunció el fin de su campaña. Donald Trump, la pesadilla de Bush, se impuso en Carolina del Sur.
“Esta noche, suspendo mi campaña”, dijo Bush ante un centenar de simpatizantes en un hotel de Columbia, la capital de Carolina del Sur. “Noooooo”, exclamó el público. Hubo unos segundos de tenso silencio hasta que alguien soltó: “Te queremos”. Y a continuación, sonaron aplausos. Entre el público, había personas, la mayoría jóvenes, llorando y con cara de circunstancias.
Bush habló con seguridad mientras anunciaba el fin de su sueño presidencial. En una crítica velada a Trump, urgió a que el futuro presidente sirva con "honor y decencia" al país. Sonaba resignado, consciente de que el abandono era una posibilidad cada vez más cercana tras sus malos resultados en Iowa y New Hampshire, los dos primeros Estados en escoger al candidato. Sus donantes, que lo auparon como el candidato del establishment, le presionaban para que tomara una decisión.
Favorito hace siete meses
Hace siete meses, las cosas pintaban mucho mejor para el exgobernador de Florida. Era el favorito para hacerse con la nominación republicana. Se hablaba de una disputa dinástica ante la probabilidad de que Bush fuera el candidato republicano y Hillary Clinton, esposa del expresidente Bill, la demócrata.
Pero la irrupción de la candidatura de Trump, en junio, alteró la ecuación. En julio, el showman televisivo empezó a liderar las encuestas republicanas. La retórica populista contra el establishment político del magnate inmobiliario descolocó a Bush, al que se vio incómodo en la pelea por ver quién decía la frase más altisonante y provocadora.
Con el tiempo, Bush plantó cara a Trump: respondió a sus burlas y trató de dejarlo en evidencia. Se presentó como un gestor eficiente que era la mejor alternativa a la imprevisibilidad y falta de experiencia política del empresario neoyorquino. También pasó al ataque contra el senador Marco Rubio, su antiguo delfín político en Florida.
No sirvió. Tampoco el hecho de que fuera el candidato con más dinero de grupos externos. Ni el intento, ya desesperado, de esta semana de recurrir al apellido familiar, del que había tratado de huir al principio de su campaña. Su hermano George W, el último presidente republicano, participó junto a Jeb en un mitin. También intervinó en actos su madre Barbara, de 90 años, que en abril de 2013 dijo sobre las aspiraciones presidenciales de Jeb: "Hemos tenido suficientes Bushes". Luego se desdijo, pero su profecía se ha acabado cumpliendo.
Joan Faus
Columbia, El País
Carolina del Sur podía ser la salvación o la tumba de las aspiraciones presidenciales del republicano Jeb Bush. Fue lo segundo. Tras quedar cuarto en las elecciones primarias de este sábado, el hermano e hijo de expresidentes anunció el fin de su campaña. Donald Trump, la pesadilla de Bush, se impuso en Carolina del Sur.
“Esta noche, suspendo mi campaña”, dijo Bush ante un centenar de simpatizantes en un hotel de Columbia, la capital de Carolina del Sur. “Noooooo”, exclamó el público. Hubo unos segundos de tenso silencio hasta que alguien soltó: “Te queremos”. Y a continuación, sonaron aplausos. Entre el público, había personas, la mayoría jóvenes, llorando y con cara de circunstancias.
Bush habló con seguridad mientras anunciaba el fin de su sueño presidencial. En una crítica velada a Trump, urgió a que el futuro presidente sirva con "honor y decencia" al país. Sonaba resignado, consciente de que el abandono era una posibilidad cada vez más cercana tras sus malos resultados en Iowa y New Hampshire, los dos primeros Estados en escoger al candidato. Sus donantes, que lo auparon como el candidato del establishment, le presionaban para que tomara una decisión.
Favorito hace siete meses
Hace siete meses, las cosas pintaban mucho mejor para el exgobernador de Florida. Era el favorito para hacerse con la nominación republicana. Se hablaba de una disputa dinástica ante la probabilidad de que Bush fuera el candidato republicano y Hillary Clinton, esposa del expresidente Bill, la demócrata.
Pero la irrupción de la candidatura de Trump, en junio, alteró la ecuación. En julio, el showman televisivo empezó a liderar las encuestas republicanas. La retórica populista contra el establishment político del magnate inmobiliario descolocó a Bush, al que se vio incómodo en la pelea por ver quién decía la frase más altisonante y provocadora.
Con el tiempo, Bush plantó cara a Trump: respondió a sus burlas y trató de dejarlo en evidencia. Se presentó como un gestor eficiente que era la mejor alternativa a la imprevisibilidad y falta de experiencia política del empresario neoyorquino. También pasó al ataque contra el senador Marco Rubio, su antiguo delfín político en Florida.
No sirvió. Tampoco el hecho de que fuera el candidato con más dinero de grupos externos. Ni el intento, ya desesperado, de esta semana de recurrir al apellido familiar, del que había tratado de huir al principio de su campaña. Su hermano George W, el último presidente republicano, participó junto a Jeb en un mitin. También intervinó en actos su madre Barbara, de 90 años, que en abril de 2013 dijo sobre las aspiraciones presidenciales de Jeb: "Hemos tenido suficientes Bushes". Luego se desdijo, pero su profecía se ha acabado cumpliendo.