Goleada del Roma tras perder con el Madrid en Champions
En un día para olvidar, con la explosión del caso Totti-Spalletti, el Roma, bajo la mirada de su Capitano en la grada arrolló al Palermo 5-0 llegando a cinco victorias consecutivas en el Calcio. Una noche que empezaba entre los pitos al técnico giallorosso y la tensión acumulada en estas horas, acabó en una fiesta también gracias al regreso al césped de Kevin Strootman tras un calvario largo 393 días.
El enfrentamiento tuvo poca historia: los sicilianos, que cambiaron de entrenador por sexta vez en este curso – Zamparini nunca falla – con el regreso de Iachini no mostraron mejoras y no supieron meterse en el partido. Los locales dominaron desde el primer instante y estaba claro que los goles hubieran llegado con el tiempo y sin apuros. Dzeko falló un gol a puerta vacía increíble en el 28'; con la camiseta y el orgullo desgarrados, sin embargo, dos minutos después abrió la lata con una bonita volea y antes del descanso Pjanic se topó con el palo con un lanzamiento de falta, especialidad de la casa.
En la reanudación el Roma desbordó: Keita firmó el 2-0 con la punta del pie derecho tras un córner, y luego empezó el show de Salah. En el 60' aprovechó un pase vertical de Dzeko y batió a Alastra (otro jovencísimo portero, es un '97). Poco después, finalizó un espectacular contragolpe de Nainggolan (que empezó la jugada con el taconazo), llegando hasta la portería rival, regateando al meta rival y chutando desde la línea de fondo. Un tanto bellísimo que acordó aquello sin ángulo de Vieri al Paok con la elástica del Atlético.
Antes del pitido final, hubo tiempo para la ovación de pie dedicada a Strootman, que “volvió a sentirse futbolista” tras una ausencia infinita en la Serie A (donde no jugaba desde el 25 de enero del 2015), y también para el segundo gol de Dzeko, que con un cabezazo firmó su primer doblete como romanista. Los tres puntos dejan al Roma a dos del tercer puesto, que gracias a los cinco triunfos consecutivos volvió a ser un objetivo real. Una temporada que había nacido muy mal se está enderezando: ahora solo falta que Spalletti y Totti 'hagan las paces'...
