El avance del Ejército sirio fuerza la suspensión del diálogo de paz en Ginebra
De Mistura, el mediador de la ONU, asegura que el diálogo se reanudará el 25 de febrero
Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
El diálogo que arrancó de forma vacilante el pasado fin de semana en Ginebra entre el Gobierno de Damasco y las fuerzas rebeldes sirias se ha estrellado contra la lógica de la guerra. El mediador de la ONU, Staffan de Mistura, anunció este miércoles la suspensión hasta el día 25 de las conversaciones convocadas para intentar poner fin a casi cinco años de conflicto civil.. La oposición se ha negado a proseguir los contactos indirectos con el régimen tras los avances de las tropas en el norte de Siria, que acaban de cortar las líneas de suministro desde Turquía a los feudos insurgentes en Alepo, la segunda ciudad del país, dividida entre los contendientes.
“Aún queda trabajo por hacer”, reconoció De Mistura tras reunirse con los representantes opositores del Alto Comité para las Negociaciones (HNC, en sus siglas en inglés) en un hotel situado a orillas del lago Lemán. El diplomático italo-sueco, que había dado oficialmente por iniciadas las negociaciones el lunes después de un primer contacto formal con los delegados rebeldes en el Palacio de las Naciones de Ginebra (Suiza), ha tenido que dar marcha atrás ante el veto planteado por los rebeldes. El HNC, que ya había amenazado con boicotear el diálogo si el régimen no mostraba “gestos humanitarios” con una docena de enclaves sitiados por hambre, con miles de presos (incluidos mujeres y menores) en las cárceles gubernamentales, y con las víctimas de los bombardeos sistemáticos contra la población civil.
El periodo de seis meses de conversaciones “de proximidad” previsto por las grandes potencias el pasado otoño en las conferencias de Viena y ratificado por unanimidad por el Consejo de Seguridad en diciembre tendrá que esperar al menos casi un mes. El objetivo de alcanzar un alto el fuego como primera etapa para una solución política —que preveía un Gobierno de unidad nacional y la celebración de elecciones libres en 2017— choca de lleno con la actividad bélica emprendida en los últimos días por el Ejército de Bachar el Asad en el norte de Siria, gracias al imprescindible apoyo aéreo ruso.
Las tropas gubernamentales han roto el cerco que los rebeldes mantenían desde hace tres años sobre las poblaciones alauíes de Nubol y Zahraa, y se apoderan de la principal carretera que enlaza la frontera de Turquía —abierta partidaria de la oposición a El Asad en el conflicto— con los distritos de Alepo que siguen en manos de la oposición. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG radicada en Reino Unido que cuenta con una amplia red de informadores sobre el terreno, ha constatado en los últimos días el incremento de los bombardeos de la aviación rusa en la zona.
El embajador sirio ante la ONU, Bachar al Jaafari, que encabeza la delegación del Gobierno del presidente Bachar el Asad, se reunió anoche también con De Mistura para fijar los detalles de la “suspensión temporal de las negociaciones”.
Total desconfianza
Damasco no reconoce legitimidad a los representes del Alto Comité para las Negociaciones, ya que considera que no son capaces ni siquiera de cerrar definitivamente la lista de integrantes de la delegación opositora, y califica de “terroristas” a algunos de sus miembros. “El nivel de confianza entre las partes es próximo a cero”, reconocía el mediador de la ONU tras toparse en Ginebra con la cerrazón de los contendientes. “Rusia ha utilizado las negociaciones políticas para imponer una solución militar sobre el terreno”, apostilló desde Ginebra el portavoz del HNC, Salem Meslet. Tras el fracaso de la primera ronda de negociaciones en Ginebra —impulsadas por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan en 2012— y de la segunda —que trató de encauzar el exdiplomático argelino Lajdar Brahimi en 2014—, De Mistura se enfrenta ahora a un sombrío panorama en la que él mismo denomina “última oportunidad para la paz en Siria”.
No lo pudo decir más claro el jefe de la diplomacia del Kremlin, Serguéi Lavrov, en una visita oficial este miércoles a Omán. “Los bombardeos rusos no cesarán hasta que hayamos destruido por completo a los terroristas del ISIS y del Frente al Nusra [Al Qaeda]”. La oposición ha corroborado que las represalias rusas se concentran contra las posiciones de los mismos grupos rebeldes con los que el régimen debía negociar.
Después de haber apoyado la reanudación del diálogo, Estados Unidos —que arma a las milicias kurdas sirias (excluidas de Ginebra 3) en la lucha contra el Estado Islámico— y sobre todo Rusia —que juega con dos barajas, en el frente diplomático y en el de combates—, parecen lanzar el mensaje de que la solución al conflicto de Siria solo puede ser militar.
Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
El diálogo que arrancó de forma vacilante el pasado fin de semana en Ginebra entre el Gobierno de Damasco y las fuerzas rebeldes sirias se ha estrellado contra la lógica de la guerra. El mediador de la ONU, Staffan de Mistura, anunció este miércoles la suspensión hasta el día 25 de las conversaciones convocadas para intentar poner fin a casi cinco años de conflicto civil.. La oposición se ha negado a proseguir los contactos indirectos con el régimen tras los avances de las tropas en el norte de Siria, que acaban de cortar las líneas de suministro desde Turquía a los feudos insurgentes en Alepo, la segunda ciudad del país, dividida entre los contendientes.
“Aún queda trabajo por hacer”, reconoció De Mistura tras reunirse con los representantes opositores del Alto Comité para las Negociaciones (HNC, en sus siglas en inglés) en un hotel situado a orillas del lago Lemán. El diplomático italo-sueco, que había dado oficialmente por iniciadas las negociaciones el lunes después de un primer contacto formal con los delegados rebeldes en el Palacio de las Naciones de Ginebra (Suiza), ha tenido que dar marcha atrás ante el veto planteado por los rebeldes. El HNC, que ya había amenazado con boicotear el diálogo si el régimen no mostraba “gestos humanitarios” con una docena de enclaves sitiados por hambre, con miles de presos (incluidos mujeres y menores) en las cárceles gubernamentales, y con las víctimas de los bombardeos sistemáticos contra la población civil.
El periodo de seis meses de conversaciones “de proximidad” previsto por las grandes potencias el pasado otoño en las conferencias de Viena y ratificado por unanimidad por el Consejo de Seguridad en diciembre tendrá que esperar al menos casi un mes. El objetivo de alcanzar un alto el fuego como primera etapa para una solución política —que preveía un Gobierno de unidad nacional y la celebración de elecciones libres en 2017— choca de lleno con la actividad bélica emprendida en los últimos días por el Ejército de Bachar el Asad en el norte de Siria, gracias al imprescindible apoyo aéreo ruso.
Las tropas gubernamentales han roto el cerco que los rebeldes mantenían desde hace tres años sobre las poblaciones alauíes de Nubol y Zahraa, y se apoderan de la principal carretera que enlaza la frontera de Turquía —abierta partidaria de la oposición a El Asad en el conflicto— con los distritos de Alepo que siguen en manos de la oposición. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG radicada en Reino Unido que cuenta con una amplia red de informadores sobre el terreno, ha constatado en los últimos días el incremento de los bombardeos de la aviación rusa en la zona.
El embajador sirio ante la ONU, Bachar al Jaafari, que encabeza la delegación del Gobierno del presidente Bachar el Asad, se reunió anoche también con De Mistura para fijar los detalles de la “suspensión temporal de las negociaciones”.
Total desconfianza
Damasco no reconoce legitimidad a los representes del Alto Comité para las Negociaciones, ya que considera que no son capaces ni siquiera de cerrar definitivamente la lista de integrantes de la delegación opositora, y califica de “terroristas” a algunos de sus miembros. “El nivel de confianza entre las partes es próximo a cero”, reconocía el mediador de la ONU tras toparse en Ginebra con la cerrazón de los contendientes. “Rusia ha utilizado las negociaciones políticas para imponer una solución militar sobre el terreno”, apostilló desde Ginebra el portavoz del HNC, Salem Meslet. Tras el fracaso de la primera ronda de negociaciones en Ginebra —impulsadas por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan en 2012— y de la segunda —que trató de encauzar el exdiplomático argelino Lajdar Brahimi en 2014—, De Mistura se enfrenta ahora a un sombrío panorama en la que él mismo denomina “última oportunidad para la paz en Siria”.
No lo pudo decir más claro el jefe de la diplomacia del Kremlin, Serguéi Lavrov, en una visita oficial este miércoles a Omán. “Los bombardeos rusos no cesarán hasta que hayamos destruido por completo a los terroristas del ISIS y del Frente al Nusra [Al Qaeda]”. La oposición ha corroborado que las represalias rusas se concentran contra las posiciones de los mismos grupos rebeldes con los que el régimen debía negociar.
Después de haber apoyado la reanudación del diálogo, Estados Unidos —que arma a las milicias kurdas sirias (excluidas de Ginebra 3) en la lucha contra el Estado Islámico— y sobre todo Rusia —que juega con dos barajas, en el frente diplomático y en el de combates—, parecen lanzar el mensaje de que la solución al conflicto de Siria solo puede ser militar.