Cameron apoya permanecer en la UE con la propuesta de Tusk
El primer ministro se enfrenta a críticas de sectores de su partido que consideran el borrador insuficiente
Pablo Guimón
Londres, El País
David Cameron empezó este martes, extraoficialmente, su campaña para que Reino Unido permanezca en la Unión Europea. El primer ministro considera que el borrador de reforma que presentó Donald Tusk, presidente de la Comisión, proporciona el “cambio sustancial” que solicitó en la relación de su país con Bruselas. “Si tuviera que decidir si Reino Unido debe o no formar parte de la UE en estos términos, sin duda optaría por ser miembro”, dijo. Un alto cargo del Gobierno aseguró que el borrador responde a todas las preocupaciones expresadas por Cameron, pero reconoció que aún quedan detalles sobre los que se necesita avanzar.
Aunque Tusk recurriera a Shakespare para presentar su borrador —“Estar o no estar juntos, esa es la cuestión”, escribió en Twitter—, los autoproclamados guardianes de las esencias británicas frente a las injerencias europeas no tardaron en atacarlo con dureza. La ocasión brindó a Nigel Farage, del partido antieuropeo UKIP, la oportunidad de añadir un nuevo adjetivo a su ya larga lista de descalificaciones, al referirse al acuerdo como “patético”.
Pero más preocupantes para Cameron son las críticas dentro de su propio partido. Lo que hace el documento de la Comisión, según el diputado conservador euroescéptico Steve Baker, es algo así como “dar brillo a una mierda”. Para el exministro de Defensa tory Liam Fox, ninguna de las reformas se acercan siquiera a los cambios fundamentales prometidos al público”. El propio Boris Johnson, alcalde de Londres y candidato a suceder a Cameron en 2020, consideró que “hay muchísimo más que necesita hacerse”.
Ante las críticas, y en un alarde de optimismo, Cameron respondió que cree “con la mano en el corazón” que el texto supone el cumplimiento de los compromisos del programa electoral con el que obtuvo la mayoría absoluta en mayo. Las reformas sobre las ayudas a los trabajadores de otros Estados miembros, el apartado más controvertido de sus demandas, constituyen “un paquete muy fuerte y poderoso”, según el primer ministro, y el texto de Tusk reconoce el “estatus especial” de Reino Unido en la UE.
Será clave conocer la opinión entre los miembros del Gobierno de Cameron, que han pactado no pronunciarse hasta que el acuerdo sea aprobado en la cumbre de líderes europeos que se celebra los días 18 y 19 de febrero. Aunque finalmente se alcance, el acuerdo no impide a ningún ciudadano europeo instalarse en Reino Unido. Y hay quien ya ha señalado que el prometido aumento del salario mínimo producirá un efecto llamada mayor que el que pueda ejercer el actual sistema de ayudas públicas a los trabajadores.
El Gobierno redoblará estos días su ofensiva diplomática para asegurarse de que el texto es aprobado por los otros 27 Estados miembros, y tiene previsto visitar Dinamarca y Polonia el viernes. Además, tratará de pulir detalles importantes, como la duración del freno de emergencia a las ayudas a los trabajadores de otros países miembros. El documento reconoce que “el tipo de situación excepcional” para el que está previsto dicho freno de emergencia “existe en Reino Unido hoy”, por lo que permitiría al Gobierno solicitar su activación inmediatamente después del referéndum. Pero el texto no aclara cuánto pueden durar las restricciones.
Se trata de un texto de redacción, cuando menos, farragosa. Incluso habla de que la restricción del acceso a las ayudas sociales se aplicaría a “trabajadores de la UE que entren por primera vez en el mercado laboral” del Estado miembro que la solicite. Dicha redacción incluiría, literalmente, a los ciudadanos británicos. Pero las fuentes británicas y comunitarias consultadas no han querido ver intencionalidad en esa redacción e insisten en que el documento está aún siendo negociado.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, criticó este martes al primer ministro por realizar su discurso en una fábrica de Siemens en Chippenham en vez de comparecer en la Cámara de los Comunes. “Pide soberanía de los Parlamentos nacionales en sus negociaciones, pero no parece respetar la de este”, dijo.
En ausencia de Cameron, fue David Lidington, secretario de Estado para Europa, quien respondió a las preguntas en la Cámara. Pero no especificó las áreas en las que el Gobierno quiere mejorar la propuesta de Tusk, lo cual, unido a las declaraciones del propio Cameron, indica que el Gobierno está bastante conforme con el tenor del documento. Si finalmente se alcanza un acuerdo en el Consejo Europeo de febrero, el Gobierno confía en poder convocar el referéndum tan pronto como el 23 de junio, y evitar así que un previsible recrudecimiento de la crisis de los refugiados durante el verano pueda dar más alas a los partidarios de abandonar la UE, que ya se encuentran ligeramente por delante en las encuestas.
Pablo Guimón
Londres, El País
David Cameron empezó este martes, extraoficialmente, su campaña para que Reino Unido permanezca en la Unión Europea. El primer ministro considera que el borrador de reforma que presentó Donald Tusk, presidente de la Comisión, proporciona el “cambio sustancial” que solicitó en la relación de su país con Bruselas. “Si tuviera que decidir si Reino Unido debe o no formar parte de la UE en estos términos, sin duda optaría por ser miembro”, dijo. Un alto cargo del Gobierno aseguró que el borrador responde a todas las preocupaciones expresadas por Cameron, pero reconoció que aún quedan detalles sobre los que se necesita avanzar.
Aunque Tusk recurriera a Shakespare para presentar su borrador —“Estar o no estar juntos, esa es la cuestión”, escribió en Twitter—, los autoproclamados guardianes de las esencias británicas frente a las injerencias europeas no tardaron en atacarlo con dureza. La ocasión brindó a Nigel Farage, del partido antieuropeo UKIP, la oportunidad de añadir un nuevo adjetivo a su ya larga lista de descalificaciones, al referirse al acuerdo como “patético”.
Pero más preocupantes para Cameron son las críticas dentro de su propio partido. Lo que hace el documento de la Comisión, según el diputado conservador euroescéptico Steve Baker, es algo así como “dar brillo a una mierda”. Para el exministro de Defensa tory Liam Fox, ninguna de las reformas se acercan siquiera a los cambios fundamentales prometidos al público”. El propio Boris Johnson, alcalde de Londres y candidato a suceder a Cameron en 2020, consideró que “hay muchísimo más que necesita hacerse”.
Ante las críticas, y en un alarde de optimismo, Cameron respondió que cree “con la mano en el corazón” que el texto supone el cumplimiento de los compromisos del programa electoral con el que obtuvo la mayoría absoluta en mayo. Las reformas sobre las ayudas a los trabajadores de otros Estados miembros, el apartado más controvertido de sus demandas, constituyen “un paquete muy fuerte y poderoso”, según el primer ministro, y el texto de Tusk reconoce el “estatus especial” de Reino Unido en la UE.
Será clave conocer la opinión entre los miembros del Gobierno de Cameron, que han pactado no pronunciarse hasta que el acuerdo sea aprobado en la cumbre de líderes europeos que se celebra los días 18 y 19 de febrero. Aunque finalmente se alcance, el acuerdo no impide a ningún ciudadano europeo instalarse en Reino Unido. Y hay quien ya ha señalado que el prometido aumento del salario mínimo producirá un efecto llamada mayor que el que pueda ejercer el actual sistema de ayudas públicas a los trabajadores.
El Gobierno redoblará estos días su ofensiva diplomática para asegurarse de que el texto es aprobado por los otros 27 Estados miembros, y tiene previsto visitar Dinamarca y Polonia el viernes. Además, tratará de pulir detalles importantes, como la duración del freno de emergencia a las ayudas a los trabajadores de otros países miembros. El documento reconoce que “el tipo de situación excepcional” para el que está previsto dicho freno de emergencia “existe en Reino Unido hoy”, por lo que permitiría al Gobierno solicitar su activación inmediatamente después del referéndum. Pero el texto no aclara cuánto pueden durar las restricciones.
Se trata de un texto de redacción, cuando menos, farragosa. Incluso habla de que la restricción del acceso a las ayudas sociales se aplicaría a “trabajadores de la UE que entren por primera vez en el mercado laboral” del Estado miembro que la solicite. Dicha redacción incluiría, literalmente, a los ciudadanos británicos. Pero las fuentes británicas y comunitarias consultadas no han querido ver intencionalidad en esa redacción e insisten en que el documento está aún siendo negociado.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, criticó este martes al primer ministro por realizar su discurso en una fábrica de Siemens en Chippenham en vez de comparecer en la Cámara de los Comunes. “Pide soberanía de los Parlamentos nacionales en sus negociaciones, pero no parece respetar la de este”, dijo.
En ausencia de Cameron, fue David Lidington, secretario de Estado para Europa, quien respondió a las preguntas en la Cámara. Pero no especificó las áreas en las que el Gobierno quiere mejorar la propuesta de Tusk, lo cual, unido a las declaraciones del propio Cameron, indica que el Gobierno está bastante conforme con el tenor del documento. Si finalmente se alcanza un acuerdo en el Consejo Europeo de febrero, el Gobierno confía en poder convocar el referéndum tan pronto como el 23 de junio, y evitar así que un previsible recrudecimiento de la crisis de los refugiados durante el verano pueda dar más alas a los partidarios de abandonar la UE, que ya se encuentran ligeramente por delante en las encuestas.