Trump y Cruz luchan por el mando republicano con ataques personales
Insurgentes y moderados se enfrentan todos contra todos en el penúltimo debate antes del inicio de las votaciones para la nominación a la Casa Blanca
Marc Bassets
Washington, El País
El magnate Donald Trump insinuó este jueves que el senador Ted Cruz puede estar legalmente descalificado para ser presidente al haber nacido en Canadá. El texano Cruz dijo que, al ser neoyorquino, Trump es ajeno a los valores conservadores estadounidenses. A menos de tres semanas para el inicio de los caucus (asambleas electivas) y elecciones primarias que decidirán el candidato republicano a las presidenciales de noviembre, Trump y Cruz se enfrentaron repetidas veces en un debate televisado por la cadena Fox Business. Ambos encabezan los sondeos con un mensaje de indignación contra las élites y una retórica que cautiva a las bases más conservadoras.
Hasta hace unos días, Trump y Cruz competían pero evitaban el choque frontal. Trump veía en Cruz un aliado ideológico. Cruz confiaba en que Trump, líder en los sondeos desde el verano, se derrumbase y entonces pudiera heredar a sus votantes. El pacto de no agresión se ha roto. El inicio del ciclo de caucus y primarias se acerca: el 1 de febrero votará Iowa y el 8, New Hampshire. Y la campaña republicana se ha convertido en una carrera con dos vías. De un lado, los candidatos insurgentes Trump y Cruz. Del otro, los aspirantes más o menos identificados con el establishment, que ve en el senador Marco Rubio a su candidato más viable, a medio camino entre el ala populista y la pragmática.
En el debate —el sexto que celebran los republicanos— se escenificó el esfuerzo desesperado de algunos aspirantes por plantear sus argumentos antes de que el tren de los caucus y primarias tome velocidad. Ni Iowa ni New Hampshire decidirán el nominado, pero servirán para descartar a los perdedores. El enemigo común fue el presidente Barack Obama. Pero en Charleston (Carolina del Sur) también eran los otros propios republicanos. Cruz se enfrentó a Trump. Rubio se enfrentó a Cruz. Jeb Bush, cuya campaña naufraga pese a ser uno de los candidatos más cualificados y con más dinero, ofreció el perfil más pragmático frente al radicalismo de Trump.
Trump y Cruz toparon cuando uno de los moderadores preguntó a Cruz sobre su derecho a ser presidente. La Constitución dice que solo un ciudadano natural puede acceder al cargo de presidente. La interpretación mayoritaria es que un ciudadano natural es quien al nacer es ciudadano. Cruz, al ser hijo de una estadounidense, es ciudadano desde su nacimiento. El gobernador de Michigan George Romney, que fue candidato en 1968, había nacido en México y no tuvo ningún problema. El senador John McCain, nacido en Panamá, tampoco. Pero una interpretación rigurosa de la Constitución, en su sentido original, podría dar pie a cuestionar la candidatura de Cruz.
Cruz dijo que, si se llevase a un extremo las teorías conspirativas, podría decirse que sólo un hijo de dos estadounidense sería un auténtico estadounidense, con lo que Trump, hijo de una escocesa, tampoco podría ser presidente. Trump sostiene que él no cree en estas teorías pero los demócratas sí. Y avisa de que podrían crear problemas a Cruz si fuese el candidato en noviembre. “Hay un gran interrogante sobre tu cabeza”, dijo Trump. “Debes tener certidumbre”. Cruz, que es un jurista acreditado, replicó: “No aceptaré lecciones de derecho constitucional de Donald Trump”.
El segundo choque ocurrió cuando una de las moderadoras preguntó a Cruz por qué identificó hace unos días, despectivamente, a Trump con los “valores de Nueva York”. Los valores de Nueva York, dijo Cruz, son progresistas, favorables al matrimonio homosexual y al aborto… El reproche apunta a una de las paradojas de esta campaña: que el candidato antielitista sea un miembro de la élite económica de una ciudad muy alejada de la América interior, como Nueva York. Trump respondió recordando la respuesta de los neoyorquinos a los atentados del 11 de septiembre de 2001 y concluyó: “Lo que ha hecho Ted ha sido una declaración muy insultante”.
El Partido Republicano llega a Iowa y New Hampshire dividido por el fenómeno Trump y agitando el mensaje del miedo. Si el martes, en el discurso sobre el estado de la Unión, el demócrata Obama denunció el catastrofismo de la oposición, en el debate los republicanos le dieron la razón. Los siete aspirantes describieron unos EE UU que, en el mejor de los casos, son el hazmerreír del resto del resto del mundo, y en el peor se encuentran bajo amenazas existenciales, desde terroristas del ISIS camuflados de refugiados a países como China: EE UU es un país al borde del precipicio que caerá por él si la candidata demócrata Hillary Clinton es la próxima presidenta.
Marc Bassets
Washington, El País
El magnate Donald Trump insinuó este jueves que el senador Ted Cruz puede estar legalmente descalificado para ser presidente al haber nacido en Canadá. El texano Cruz dijo que, al ser neoyorquino, Trump es ajeno a los valores conservadores estadounidenses. A menos de tres semanas para el inicio de los caucus (asambleas electivas) y elecciones primarias que decidirán el candidato republicano a las presidenciales de noviembre, Trump y Cruz se enfrentaron repetidas veces en un debate televisado por la cadena Fox Business. Ambos encabezan los sondeos con un mensaje de indignación contra las élites y una retórica que cautiva a las bases más conservadoras.
Hasta hace unos días, Trump y Cruz competían pero evitaban el choque frontal. Trump veía en Cruz un aliado ideológico. Cruz confiaba en que Trump, líder en los sondeos desde el verano, se derrumbase y entonces pudiera heredar a sus votantes. El pacto de no agresión se ha roto. El inicio del ciclo de caucus y primarias se acerca: el 1 de febrero votará Iowa y el 8, New Hampshire. Y la campaña republicana se ha convertido en una carrera con dos vías. De un lado, los candidatos insurgentes Trump y Cruz. Del otro, los aspirantes más o menos identificados con el establishment, que ve en el senador Marco Rubio a su candidato más viable, a medio camino entre el ala populista y la pragmática.
En el debate —el sexto que celebran los republicanos— se escenificó el esfuerzo desesperado de algunos aspirantes por plantear sus argumentos antes de que el tren de los caucus y primarias tome velocidad. Ni Iowa ni New Hampshire decidirán el nominado, pero servirán para descartar a los perdedores. El enemigo común fue el presidente Barack Obama. Pero en Charleston (Carolina del Sur) también eran los otros propios republicanos. Cruz se enfrentó a Trump. Rubio se enfrentó a Cruz. Jeb Bush, cuya campaña naufraga pese a ser uno de los candidatos más cualificados y con más dinero, ofreció el perfil más pragmático frente al radicalismo de Trump.
Trump y Cruz toparon cuando uno de los moderadores preguntó a Cruz sobre su derecho a ser presidente. La Constitución dice que solo un ciudadano natural puede acceder al cargo de presidente. La interpretación mayoritaria es que un ciudadano natural es quien al nacer es ciudadano. Cruz, al ser hijo de una estadounidense, es ciudadano desde su nacimiento. El gobernador de Michigan George Romney, que fue candidato en 1968, había nacido en México y no tuvo ningún problema. El senador John McCain, nacido en Panamá, tampoco. Pero una interpretación rigurosa de la Constitución, en su sentido original, podría dar pie a cuestionar la candidatura de Cruz.
Cruz dijo que, si se llevase a un extremo las teorías conspirativas, podría decirse que sólo un hijo de dos estadounidense sería un auténtico estadounidense, con lo que Trump, hijo de una escocesa, tampoco podría ser presidente. Trump sostiene que él no cree en estas teorías pero los demócratas sí. Y avisa de que podrían crear problemas a Cruz si fuese el candidato en noviembre. “Hay un gran interrogante sobre tu cabeza”, dijo Trump. “Debes tener certidumbre”. Cruz, que es un jurista acreditado, replicó: “No aceptaré lecciones de derecho constitucional de Donald Trump”.
El segundo choque ocurrió cuando una de las moderadoras preguntó a Cruz por qué identificó hace unos días, despectivamente, a Trump con los “valores de Nueva York”. Los valores de Nueva York, dijo Cruz, son progresistas, favorables al matrimonio homosexual y al aborto… El reproche apunta a una de las paradojas de esta campaña: que el candidato antielitista sea un miembro de la élite económica de una ciudad muy alejada de la América interior, como Nueva York. Trump respondió recordando la respuesta de los neoyorquinos a los atentados del 11 de septiembre de 2001 y concluyó: “Lo que ha hecho Ted ha sido una declaración muy insultante”.
El Partido Republicano llega a Iowa y New Hampshire dividido por el fenómeno Trump y agitando el mensaje del miedo. Si el martes, en el discurso sobre el estado de la Unión, el demócrata Obama denunció el catastrofismo de la oposición, en el debate los republicanos le dieron la razón. Los siete aspirantes describieron unos EE UU que, en el mejor de los casos, son el hazmerreír del resto del resto del mundo, y en el peor se encuentran bajo amenazas existenciales, desde terroristas del ISIS camuflados de refugiados a países como China: EE UU es un país al borde del precipicio que caerá por él si la candidata demócrata Hillary Clinton es la próxima presidenta.