La ciudad de Washington, bajo una nevada “extremadamente peligrosa”

La capital de EE UU puede quedar cubierta este fin de semana por más de 60 cm de nieve

Cristina F. Pereda
Washington, El País
Más de 70 millones de ciudadanos en alerta, 6.000 vuelos cancelados, el sistema de transporte público y colegios de la capital de Estados Unidos cerrados hasta el lunes y empleados públicos con orden de abandonar sus puestos de trabajo antes del mediodía. Son algunas de las medidas tomadas por las autoridades de Washington, Maryland y Virginia ante la llegada de una tormenta de nieve que puede paralizar la región. La tempestad, con acumulaciones de nieve por encima de los 60 cm, comenzó a primera hora de la tarde del viernes y se espera que no cese hasta la madrugada del domingo.


“Quiero ser muy clara con todos los ciudadanos, esta es una tormenta monstruosa”, declaró la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, mientras la ciudad terminaba de prepararse para la que puede ser una de las peores tempestades de su historia. El viernes por la tarde, alertó de que "desafortunadamente sigue habiendo demasiadas personas en la carretera", a pesar de la rápida llegada de la tormenta, calificada por Bowser como “una cuestión de vida o muerte”. La ciudad no ha experimentado una tormenta similar en más de 90 años y ha requerido la presencia de la Guardia Nacional en apoyo a la policía y bomberos locales.

Las autoridades de Nueva York y Filadelfia también han emitido sus respectivas alertas ya que la tormenta también puede impactar significativamente los centros urbanos, aunque con acumulaciones menores —30 cm de nieve en Nueva York y entre 25 y 42 cm en Filadelfia. La combinación de bajas temperaturas, precipitación en forma de nieve y fuertes vientos de entre 60 y 90 km/h hacen temer cortes de electricidad. En total, más de 70 millones de personas pueden verse afectadas en una región que abarca desde Georgia hasta el norte del Estado de Nueva York.

“Tiene potencial para convertirse en una tormenta extremadamente peligrosa”, declaró este jueves Louis Uccellini, director del Servicio Nacional de Meteorología. Uccellini estimó que los daños por el viento y la nieve tienen capacidad para paralizar la costa Este de Estados Unidos hasta el lunes y que su coste puede ascender a 1.000 millones de dólares. Las previsiones alertan de posibles inundaciones y crecidas en el nivel del mar entre Delaware y Nueva York, aunque no serán equiparables a las provocadas por el Huracán Sandy en 2012.

Los gobernadores de Carolina del Norte, Maryland, Virginia, Pennsylvania y Tennessee, junto con el Distrito de Columbia, han declarado el Estado de emergencia para poder desplegar los recursos necesarios en respuesta a la tormenta. En Washington, desde las 7 de la mañana trabajan las autoridades de tráfico para retirar los vehículos aparcados en vías de emergencia para que puedan avanzar las máquinas quitanieves. Los preparativos para la tormenta habían dejado los principales supermercados de la capital con estantes vacíos desde el jueves y el Congreso ha pospuesto las votaciones del próximo lunes al martes en previsión por posibles cierres de transporte a principios de la semana que viene.

Varias líneas aéreas anunciaron cancelaciones de vuelos desde la tarde del viernes en anticipación por la tormenta. Los más afectados son Dulles International y Reagan National en Washington, el aeropuerto Internacional de Baltimore y Newark (en Nueva Jersey). En Nueva York, el ayuntamiento ha prohibido aparcar en vías principales y ha desplegado a más de 1.000 trabajadores para garantizar el funcionamiento del metro. Se espera que la tormenta llegue a la ciudad entre las 6 y las 8 de la madrugada del sábado.

La capital del país puede sufrir este fin de semana una de las peores tormentas registradas hasta ahora, más fuerte que la de 2010, que dejó 45.2 cm de nieve. El ayuntamiento ha ordenado el cierre completo del sistema de transporte urbano -incluida la segunda red de metro con más viajeros del país- durante tres días. Las autoridades han establecido el cierre de oficinas federales a partir de mediodía y han pedido al resto de ciudadanos que abandonen el centro de la capital a partir de esa hora para evitar aglomeraciones en las vías de salida de Washington por carretera.

La breve pero intensa nevada de la noche del miércoles, que provocó atascos de más de seis horas en la circunvalación de Washington, ha servido de aviso tanto para los ciudadanos como para las autoridades. La alcaldesa pidió disculpas por una “respuesta inadecuada” que dejó atrapada incluso a la caravana del presidente Obama a su regreso de la Base Andrews en Maryland. La nevada más intensa registrada en Washington se remonta a 1922, cuando la capital quedó cubierta bajo un manto de 71 cm de nieve.

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