El cine entra en la campaña electoral estadounidense
Los republicanos confían en que una película sobre los ataques de Bengasi dañe a Clinton
Washington, El País
Una película ha entrado en la campaña de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. El Partido Republicano confía en que dañe las aspiraciones de Hillary Clinton, la favorita del bando demócrata. La ex secretaria de Estado espera amortiguar el posible impacto. La cinta, 13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi [13 Horas: Los Soldados Secretos de Bengasi], narra los atentados de septiembre de 2012 en la ciudad libia de Bengasi, que acabaron con la vida de cuatro estadounidenses, incluido el embajador en el país árabe
Clinton era la jefa de la diplomacia estadounidense cuando tuvieron lugar los ataques contra un complejo diplomático y una sede cercana de la CIA. Desde entonces, la oposición republicana ha tratado de convertir Bengasi en el gran fantasma político de Clinton. La candidata demócrata ha reconocido que la seguridad era insuficiente en las instalaciones de EE UU, pero ha esgrimido que las decisiones de protección no las tomaba ella.
El fantasma de Bengasi se le reaparece ahora a Clinton cuando faltan menos dos semanas para el inicio, en el Estado de Iowa, del proceso de caucus y primarias para escoger al candidato de cada partido a las elecciones de noviembre. La exsenadora dijo el domingo que no tenía tiempo para ver la película, pero insistió en que su prioridad es que un ataque como ese nunca vuelva a ocurrir.
13 Hours, dirigida por Michael Bay, se estrenó el viernes. Fue la cuarta película más vista del fin de semana en EE UU, con una recaudación de 16 millones de dólares. Es una cifra inferior a la taquilla inicial en los últimos años de otras películas de historias reales de fuerzas de seguridad estadounidenses, como American Sniper (El Francotirador).
En la antesala del estreno, los republicanos se movilizaron para explotar al máximo su repercusión. Donald Trump, que encabeza las encuestas del partido, alquiló una sala de cine en Iowa para proyectar gratis la película. El senador Ted Cruz, segundo en los sondeos, alentó a verla en el último debate televisivo de los candidatos por la “increíble valentía de los hombres que lucharon por su vida” ante “los políticos que los abandonaron”. Grupos conservadores organizaron en Washington un coloquio sobre la cinta con la participación de un senador republicano. Decenas de congresistas republicanos la vieron juntos en un cine de Baltimore.
La película cuenta la historia de seis contratistas de seguridad de la CIA que, saltándose órdenes, trataron de rescatar al embajador Christopher Stevens, y defendieron el complejo diplomático y una sede anexa de la agencia de inteligencia. Dos de ellos murieron.
La cinta se basa en un libro con testimonios de esos contratistas y dibuja un paisaje caótico. Un año después de la caída del régimen de Muamar el Gadafi, EE UU no sabía quiénes eran realmente sus aliados entre las milicias libias. Los contratistas advierten con antelación de la insuficiente seguridad en las instalaciones, pero son ignorados. Una vez se inician los ataques, el jefe del complejo de la CIA les impide acudir a ayudar. El apoyo aéreo que solicitan nunca llega.
La película no analiza el papel de Clinton ni las decisiones políticas. Pero reabre polémicas. El Congreso investigó si había habido una orden que prohibió a esos agentes acudir antes a ayudar o si se negó la asistencia de aviones de combate. Los legisladores no encontraron pruebas de ello.
La búsqueda de respuestas ha motivado a Jim Parby, de 63 años, a ir a ver la película. “Sé cuál es la verdad”, dice tras verla en un cine de Washington. Parby, que se declara simpatizante de Trump, está seguro de que el Gobierno “encubrió” los detalles de los ataques y confía en que la cinta evidencie la supuesta falta de integridad de Clinton.
Washington, El País
Una película ha entrado en la campaña de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. El Partido Republicano confía en que dañe las aspiraciones de Hillary Clinton, la favorita del bando demócrata. La ex secretaria de Estado espera amortiguar el posible impacto. La cinta, 13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi [13 Horas: Los Soldados Secretos de Bengasi], narra los atentados de septiembre de 2012 en la ciudad libia de Bengasi, que acabaron con la vida de cuatro estadounidenses, incluido el embajador en el país árabe
Clinton era la jefa de la diplomacia estadounidense cuando tuvieron lugar los ataques contra un complejo diplomático y una sede cercana de la CIA. Desde entonces, la oposición republicana ha tratado de convertir Bengasi en el gran fantasma político de Clinton. La candidata demócrata ha reconocido que la seguridad era insuficiente en las instalaciones de EE UU, pero ha esgrimido que las decisiones de protección no las tomaba ella.
El fantasma de Bengasi se le reaparece ahora a Clinton cuando faltan menos dos semanas para el inicio, en el Estado de Iowa, del proceso de caucus y primarias para escoger al candidato de cada partido a las elecciones de noviembre. La exsenadora dijo el domingo que no tenía tiempo para ver la película, pero insistió en que su prioridad es que un ataque como ese nunca vuelva a ocurrir.
13 Hours, dirigida por Michael Bay, se estrenó el viernes. Fue la cuarta película más vista del fin de semana en EE UU, con una recaudación de 16 millones de dólares. Es una cifra inferior a la taquilla inicial en los últimos años de otras películas de historias reales de fuerzas de seguridad estadounidenses, como American Sniper (El Francotirador).
En la antesala del estreno, los republicanos se movilizaron para explotar al máximo su repercusión. Donald Trump, que encabeza las encuestas del partido, alquiló una sala de cine en Iowa para proyectar gratis la película. El senador Ted Cruz, segundo en los sondeos, alentó a verla en el último debate televisivo de los candidatos por la “increíble valentía de los hombres que lucharon por su vida” ante “los políticos que los abandonaron”. Grupos conservadores organizaron en Washington un coloquio sobre la cinta con la participación de un senador republicano. Decenas de congresistas republicanos la vieron juntos en un cine de Baltimore.
La película cuenta la historia de seis contratistas de seguridad de la CIA que, saltándose órdenes, trataron de rescatar al embajador Christopher Stevens, y defendieron el complejo diplomático y una sede anexa de la agencia de inteligencia. Dos de ellos murieron.
La cinta se basa en un libro con testimonios de esos contratistas y dibuja un paisaje caótico. Un año después de la caída del régimen de Muamar el Gadafi, EE UU no sabía quiénes eran realmente sus aliados entre las milicias libias. Los contratistas advierten con antelación de la insuficiente seguridad en las instalaciones, pero son ignorados. Una vez se inician los ataques, el jefe del complejo de la CIA les impide acudir a ayudar. El apoyo aéreo que solicitan nunca llega.
La película no analiza el papel de Clinton ni las decisiones políticas. Pero reabre polémicas. El Congreso investigó si había habido una orden que prohibió a esos agentes acudir antes a ayudar o si se negó la asistencia de aviones de combate. Los legisladores no encontraron pruebas de ello.
La búsqueda de respuestas ha motivado a Jim Parby, de 63 años, a ir a ver la película. “Sé cuál es la verdad”, dice tras verla en un cine de Washington. Parby, que se declara simpatizante de Trump, está seguro de que el Gobierno “encubrió” los detalles de los ataques y confía en que la cinta evidencie la supuesta falta de integridad de Clinton.