Alemania y Suecia reclaman en Davos la solidaridad europea

Sigmar Gabriel apuesta por invertir en los países vecinos de Siria

Alicia González (Enviada Especial)
Sigmar Gabriel, vicecanciller de Alemania, ha defendido un acuerdo europeo para hacer frente a la crisis de refugiados, en la que todos los países asuman su responsabilidad en la solución del problema, desde posiciones realistas, sin ignorar los problemas que la inmigración comporta en muchos casos, como los ataques a mujeres en Colonia o la falta de formación de la mayoría de los inmigrantes. “Los países de la UE deben empezar por invertir en los países vecinos de Siria, presionar para mejorar la protección de las fronteras y, a partir de ahí, aceptar la entrada de varios cientos de miles de inmigrantes cada año, repartidos no necesariamente de forma equitativa entre los países miembros”, ha señalado Gabriel durante un debate sobre inmigración organizado por la Alianza Europea de Periódicos Líderes (LENA, por sus siglas en inglés) en el marco del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza).


Gabriel mantenía así la equidistancia entre la defensa de la acogida de refugiados que plantea la canciller Angela Merkel y los límites a la entrada de inmigrantes que proponía el presidente alemán en Davos este mismo miércoles. En la misma línea Stefan Löfven, primer ministro de Suecia, ha criticado que Europa haya dejado la solución de la crisis a cinco o seis países. “500.000 inmigrantes nuevos al año no es una cifra sostenible para la sociedad sueca pero sí lo es para el conjunto de la sociedad europea”, apuntó en su intervención. Aleksandar Vucic, primer ministro de Serbia, criticó con dureza a los países responsables de vigilar la entrada de refugiados por sus fronteras “y que solo quieren ser europeos cuando se trata de dinero”, dijo en referencia a Grecia.

En el debate, abierto al público y que ha contado con la asistencia de los reyes de Bélgica, participaron además William Lacy Swing, director general de la Organización Mundial para la Inmigración; Hamdi Ulukaya, consejero delegado de Chobani; y Simone Broll, la responsable de la oficina de refugiados de Davos.

Swing defendía que “el empleo marca la diferencia y permite a los refugiados costear cuanto antes sus gastos y aportar a la sociedad de acogida con el pago de sus impuestos”. Un buen ejemplo de ese proceso estaba sentado a su lado: Ulukaya, de Chobani, una empresa que emplea en su mayoría a refugiados. “Nunca hemos tenido ningún problema, al contrario”, dice. Es la propuesta que planteaba el Fondo Monetario Internacional (FMI), que urgía a Europa a integrar cuanto antes a los refugiados con propuestas no exentas de críticas, como la eliminación temporal del salario mínimo para quienes den empleo a los refugiados. “A corto plazo, la llegada de refugiados elevará el PIB de la zona euro”, insistía la directora del FMI, Christine Lagarde.

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