Siria, Yemen y el petróleo centran la cumbre de las ‘petromonarquías’
La cita anual del Consejo de Cooperación del Golfo es la primera que preside el rey Salmán
Ángeles Espinosa
Yeddah, El País
Las guerras en Siria y Yemen y el precio del petróleo van a centrar la cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) que durante este miércoles y mañana jueves se celebra en Riad, la capital de Arabia Saudí. Aunque esta cita anual, en la que además participan Kuwait, Bahréin, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Omán, busca ofrecer una imagen de unidad, los actuales retos sociales, económicos y de seguridad que afrontan las petromonarquías auguran encendidos debates que no necesariamente van a trascender.
Esta 36ª cumbre es la primera que va a presidir el rey Salmán, quien llegó al poder el pasado enero tras la muerte de su medio hermano Abdalá. Desde entonces, su país ha adoptado una política regional más activa, embarcándose en una controvertida guerra en Yemen y elevando el enfrentamiento retórico con Irán, su rival por la hegemonía. Además, su decisión de mantener la producción de petróleo ha contribuido a la espectacular caída de los precios del crudo, en un momento de creciente oferta (gracias al fracking) y de contención de la demanda (debido a la ralentización de la economía china).
“El rey Salmán busca una acción unificada del CCG”, titula significativamente este miércoles el diario Arab News. Los analistas estiman que el principal desafío de la cita va a ser mostrar un frente unido sobre esos asuntos clave para la región.
Tradicionalmente, los gobernantes de los otros cinco miembros del CCG han seguido las líneas generales marcadas por Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo y peso pesado del grupo. Sin embargo, Omán discrepa tanto de su política petrolera como de la forma de abordar la relación con Irán. También es posible que surjan diferencias sobre cómo proceder en Siria, donde Doha y Riad han estado respaldando a grupos distintos, y que otros miembros desean cerrar para evitar la inquietud que provoca entre sus poblaciones y la presión migratoria (aunque ninguno de estos países acoge refugiados, todos han visto aumentar el número de sirios que buscan trabajo o piden permiso de residencia para sus familiares).
La cumbre regional coincide con la reunión de grupos sirios de oposición moderada que Arabia Saudí ha organizado con el objetivo de que se coordinen ante la negociación con el régimen de Bachar el Asad, según el proceso internacional lanzado el mes pasado en Viena. La mayoría de las petromonarquías y de los opositores sirios exigen la salida de El Asad, a quien consideran responsable de la guerra que ha causado 250.000 muertos y millones de desplazados desde marzo de 2011.
Aunque inicialmente varios países del CCG respaldaron la campaña aérea internacional contra el Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) en Siria, esa participación ha quedado reducida a nada desde su intervención en Yemen. Bajo la dirección de Arabia Saudí, una coalición árabe intenta desde el pasado marzo reinstaurar al presidente Abdrabbo Mansur Hadi en el Gobierno de Saná, ocupado por los rebeldes Huthi con el apoyo de una parte del Ejército que permanece leal al expresidente Ali Abdalá Saleh. A pesar de que la intervención ha sumido el país en una guerra civil y dado aire al avance yihadista, se espera que la cumbre reafirme la legitimidad de Hadi y respalde el frágil proceso político que encabeza.
La reunión de los seis líderes (o sus representantes, en el caso de EAU y Omán) ha motivado un impresionante despliegue de seguridad en Riad, sobre todo en las avenidas de acceso al lugar de la cita. Arabia Saudí está en el punto de mira del ISIS, que ya ha firmado varios atentados en los últimos meses. Las autoridades, que han anunciado la detención de medio millar de personas vinculadas con el yihadismo, no quieren correr ningún riesgo y han extremado la vigilancia, además de llenar la ciudad de banderolas de bienvenida a los participantes.
Ángeles Espinosa
Yeddah, El País
Las guerras en Siria y Yemen y el precio del petróleo van a centrar la cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) que durante este miércoles y mañana jueves se celebra en Riad, la capital de Arabia Saudí. Aunque esta cita anual, en la que además participan Kuwait, Bahréin, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Omán, busca ofrecer una imagen de unidad, los actuales retos sociales, económicos y de seguridad que afrontan las petromonarquías auguran encendidos debates que no necesariamente van a trascender.
Esta 36ª cumbre es la primera que va a presidir el rey Salmán, quien llegó al poder el pasado enero tras la muerte de su medio hermano Abdalá. Desde entonces, su país ha adoptado una política regional más activa, embarcándose en una controvertida guerra en Yemen y elevando el enfrentamiento retórico con Irán, su rival por la hegemonía. Además, su decisión de mantener la producción de petróleo ha contribuido a la espectacular caída de los precios del crudo, en un momento de creciente oferta (gracias al fracking) y de contención de la demanda (debido a la ralentización de la economía china).
“El rey Salmán busca una acción unificada del CCG”, titula significativamente este miércoles el diario Arab News. Los analistas estiman que el principal desafío de la cita va a ser mostrar un frente unido sobre esos asuntos clave para la región.
Tradicionalmente, los gobernantes de los otros cinco miembros del CCG han seguido las líneas generales marcadas por Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo y peso pesado del grupo. Sin embargo, Omán discrepa tanto de su política petrolera como de la forma de abordar la relación con Irán. También es posible que surjan diferencias sobre cómo proceder en Siria, donde Doha y Riad han estado respaldando a grupos distintos, y que otros miembros desean cerrar para evitar la inquietud que provoca entre sus poblaciones y la presión migratoria (aunque ninguno de estos países acoge refugiados, todos han visto aumentar el número de sirios que buscan trabajo o piden permiso de residencia para sus familiares).
La cumbre regional coincide con la reunión de grupos sirios de oposición moderada que Arabia Saudí ha organizado con el objetivo de que se coordinen ante la negociación con el régimen de Bachar el Asad, según el proceso internacional lanzado el mes pasado en Viena. La mayoría de las petromonarquías y de los opositores sirios exigen la salida de El Asad, a quien consideran responsable de la guerra que ha causado 250.000 muertos y millones de desplazados desde marzo de 2011.
Aunque inicialmente varios países del CCG respaldaron la campaña aérea internacional contra el Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) en Siria, esa participación ha quedado reducida a nada desde su intervención en Yemen. Bajo la dirección de Arabia Saudí, una coalición árabe intenta desde el pasado marzo reinstaurar al presidente Abdrabbo Mansur Hadi en el Gobierno de Saná, ocupado por los rebeldes Huthi con el apoyo de una parte del Ejército que permanece leal al expresidente Ali Abdalá Saleh. A pesar de que la intervención ha sumido el país en una guerra civil y dado aire al avance yihadista, se espera que la cumbre reafirme la legitimidad de Hadi y respalde el frágil proceso político que encabeza.
La reunión de los seis líderes (o sus representantes, en el caso de EAU y Omán) ha motivado un impresionante despliegue de seguridad en Riad, sobre todo en las avenidas de acceso al lugar de la cita. Arabia Saudí está en el punto de mira del ISIS, que ya ha firmado varios atentados en los últimos meses. Las autoridades, que han anunciado la detención de medio millar de personas vinculadas con el yihadismo, no quieren correr ningún riesgo y han extremado la vigilancia, además de llenar la ciudad de banderolas de bienvenida a los participantes.