Latinoamérica, amenazada por la coincidencia de varias crisis

Los cambios financieros en Argentina se suman a las tensiones políticas y económicas en Brasil

Alicia González, El País
Dice un viejo refrán que las malas noticias nunca vienen solas y esta semana Latinoamérica ha podido dar buena fe de ello. En la misma jornada, Estados Unidos subió los tipos de interés por primera vez en nueve años; la segunda agencia de calificación retiró a Brasil el grado de inversión; y Argentina eliminó los controles cambiarios y abrió la puerta a una devaluación de su divisa. Suficientes elementos para arrojar una sombra de duda sobre las perspectivas de las economías de la región para 2016 y abrir, cuando menos, una etapa de inestabilidad.


La subida de los tipos de interés en EE UU reduce el apetito de los inversores por los mercados de más riesgo. Ayer acentuó la caída de los precios de las materias primas, el principal motor de crecimiento regional.

En ese contexto de debilidad, azuzado a su vez por la caída de la demanda global, una devaluación del 30% de la divisa de uno de los principales productores de granos del mundo introduce una severa distorsión en el mercado, que afecta también a otras industrias, como la automovilística, el turismo o el sector inmobiliario. El economista uruguayo Aldo Lema, socio director de Vixion Consultores, escribía ayer que este escenario abre un escenario “muy complejo”, con un importante impacto negativo a corto plazo para la actividad al otro lado del Río de la Plata.

Lo peor es que la devaluación de la divisa está lejos de haber llegado a su fin. “Para recuperar el nivel de competitividad previo a los controles de capital el dólar debería cambiarse a 17 pesos y si hablamos de la competitividad relativa respecto a sus socios comerciales no debería bajar de los 16,10 pesos”, apunta en una nota Alex Fusté, economista jefe de Andbank. A medio plazo la medida repercutirá positivamente sobre la economía argentina pero a corto plazo el sufrimiento para los consumidores será inevitable. “En Latinoamérica, la economía ha pasado a situarse en segundo plano de la política”, apunta Neil Shearing, economista jefe para mercados emergentes de Capital Economics.

Por si fuera poco, la decisión de Fitch de rebajar a bono basura la calificación de la deuda brasileña —una decisión que Standard and Poor’s ya adoptó en septiembre— tiene consecuencias inmediatas para muchos fondos de inversión, obligados por sus estatutos a permanecer únicamente en aquellos mercados con el sello de calidad de al menos dos agencias de rating. El temor de las autoridades regionales es que se produzca un “comportamiento de manada” de los fondos de capital, que decidan retirarse de Sudamérica como consecuencia del coletazo brasileño, y que eso encarezca la financiación de los gobiernos.

Los Ejecutivos de la región pueden verse forzados a subir los tipos de interés para contener las presiones deflacionistas, derivadas una divisa más débil. “Puede que los beneficios de una moneda débil no se perciban hasta la segunda mitad de 2016”, apunta Shearing.

Como consecuencia de tanta turbulencia, la CEPAL aseguró ayer que la economía de Sudamérica caerá un 0,8% el año que viene, lejos del 4,3% que crecerá América Central o del aumento del 2,6% de México.

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