Francia abre los archivos de Vichy
Ciudadanos e investigadores tendrán acceso a los documentos del régimen colaboracionista
Ana Teruel
París, El País
“Soy el garante de la memoria colectiva de la Segunda Guerra Mundial”, había declarado el presidente François Hollande, recién investido, en su primera visita al museo histórico de Caen en 2012, como una declaración de intenciones. Más de setenta años después de la contienda, el Gobierno francés ha decidido abrir al público e investigadores el grueso de los archivos relacionados con la II Guerra Mundial, incluidos los del régimen colaboracionista del mariscal Pétain (1940-1944), que presidió uno de los periodos más oscuros de la historia reciente de Francia.
Las más de 200.000 fichas policiales y demás documentos relativos al periodo, procedentes esencialmente de los ministerios de Exteriores, Justicia e Interior, están accesibles desde ayer, tras la publicación de un decreto firmado por el primer ministro, Manuel Valls. Pueden ser “libremente consultadas gracias a una derogación general (…) antes de lo previsto por los códigos del patrimonio”, que estipulan que hay que esperar 75 años para que sea el caso. Se mantiene una excepción: los documentos cubiertos por el secreto militar requerirán un permiso especial.
“Es una muy buena noticia”, comenta el historiador Denis Peschanski, especializado en el periodo de referencia y presidente del comité del museo histórico del campo de Rivesaltes. “Corresponde a una voluntad personal del presidente Hollande, que siempre ha insistido en la necesidad de hacer un trabajo de historia sobre esa época, y a la preocupación de los historiadores ante las dificultades que se encontraban para acceder a cierto tipo de archivos”, añade.
Hasta ahora, la mayoría de estos documentos podían ser consultados, pero era necesario pedir un permiso a la administración de la que dependían, algo que complicaba mucho la tarea de los historiadores. “Al final, estábamos en manos de la buena voluntad del responsable de tal o tal administración y teníamos bastantes dificultades con todo lo que afecta a los tribunales militares”, añade Peschanski. “Aunque hace décadas que trabajamos con estos documentos, nos va a facilitar mucho la labor”, añade. Su única objeción al decreto es la decisión de mantener clasificados los papeles considerados como secreto de defensa.
Para el historiador Gilles Morins, autor de una petición al presidente François Hollande para que se abrieran del todo estos documentos, facilitar su acceso permitirá entender mejor algunos de los episodios de esta historia reciente, como la detención del famoso resistente Jean Moulin. “Hasta ahora, nuestra principal fuente eran los testimonios”, explicó a la televisión TF1. “Hay también una demanda ciudadana. Los hijos de deportados, de fusilados, quieren saber lo que ocurrió exactamente”, añadió.
Entre este material histórico de incalculable valor se encuentran todos los documentos policiales y judiciales del régimen de Vichy, así como los referentes a los tribunales militares y populares puestos en marcha durante la liberación para juzgar a los colaboracionistas. Aquí se incluyen “los documentos relativos al procesamiento y juicio de criminales de guerra en las zonas de ocupación francesa, en Alemania y en Austria”. Permitirán así conocer mejor el periodo menos estudiado de la salida de la guerra.
La apertura incondicional de los archivos, a excepción de los secretos militares, forma parte del movimiento de apertura y de memoria histórica del país vecino respecto a un periodo tan sensible como objeto de múltiples estudios. Durante el régimen de Pétain, que mantuvo el control en la mitad sur del país mientras los nazis ocupaban el resto del territorio, un total de 76.000 judíos franceses fueron enviados a los campos de concentración nazis. De ellos, solo sobrevivieron 2.500.
En 1995, el expresidente Jacques Chirac fue el primero en reconocer la responsabilidad francesa en la deportación. “La locura criminal del ocupante fue secundada por franceses, por el Estado francés. Francia, patria de las luces y de los derechos humanos, tierra de acogida y de asilo, cometía lo irreparable”, declaró en un histórico discurso que conmemoraba una de las redadas más tristemente célebres, la del Velódromo de Invierno en julio de 1942.
Ana Teruel
París, El País
“Soy el garante de la memoria colectiva de la Segunda Guerra Mundial”, había declarado el presidente François Hollande, recién investido, en su primera visita al museo histórico de Caen en 2012, como una declaración de intenciones. Más de setenta años después de la contienda, el Gobierno francés ha decidido abrir al público e investigadores el grueso de los archivos relacionados con la II Guerra Mundial, incluidos los del régimen colaboracionista del mariscal Pétain (1940-1944), que presidió uno de los periodos más oscuros de la historia reciente de Francia.
Las más de 200.000 fichas policiales y demás documentos relativos al periodo, procedentes esencialmente de los ministerios de Exteriores, Justicia e Interior, están accesibles desde ayer, tras la publicación de un decreto firmado por el primer ministro, Manuel Valls. Pueden ser “libremente consultadas gracias a una derogación general (…) antes de lo previsto por los códigos del patrimonio”, que estipulan que hay que esperar 75 años para que sea el caso. Se mantiene una excepción: los documentos cubiertos por el secreto militar requerirán un permiso especial.
“Es una muy buena noticia”, comenta el historiador Denis Peschanski, especializado en el periodo de referencia y presidente del comité del museo histórico del campo de Rivesaltes. “Corresponde a una voluntad personal del presidente Hollande, que siempre ha insistido en la necesidad de hacer un trabajo de historia sobre esa época, y a la preocupación de los historiadores ante las dificultades que se encontraban para acceder a cierto tipo de archivos”, añade.
Hasta ahora, la mayoría de estos documentos podían ser consultados, pero era necesario pedir un permiso a la administración de la que dependían, algo que complicaba mucho la tarea de los historiadores. “Al final, estábamos en manos de la buena voluntad del responsable de tal o tal administración y teníamos bastantes dificultades con todo lo que afecta a los tribunales militares”, añade Peschanski. “Aunque hace décadas que trabajamos con estos documentos, nos va a facilitar mucho la labor”, añade. Su única objeción al decreto es la decisión de mantener clasificados los papeles considerados como secreto de defensa.
Para el historiador Gilles Morins, autor de una petición al presidente François Hollande para que se abrieran del todo estos documentos, facilitar su acceso permitirá entender mejor algunos de los episodios de esta historia reciente, como la detención del famoso resistente Jean Moulin. “Hasta ahora, nuestra principal fuente eran los testimonios”, explicó a la televisión TF1. “Hay también una demanda ciudadana. Los hijos de deportados, de fusilados, quieren saber lo que ocurrió exactamente”, añadió.
Entre este material histórico de incalculable valor se encuentran todos los documentos policiales y judiciales del régimen de Vichy, así como los referentes a los tribunales militares y populares puestos en marcha durante la liberación para juzgar a los colaboracionistas. Aquí se incluyen “los documentos relativos al procesamiento y juicio de criminales de guerra en las zonas de ocupación francesa, en Alemania y en Austria”. Permitirán así conocer mejor el periodo menos estudiado de la salida de la guerra.
La apertura incondicional de los archivos, a excepción de los secretos militares, forma parte del movimiento de apertura y de memoria histórica del país vecino respecto a un periodo tan sensible como objeto de múltiples estudios. Durante el régimen de Pétain, que mantuvo el control en la mitad sur del país mientras los nazis ocupaban el resto del territorio, un total de 76.000 judíos franceses fueron enviados a los campos de concentración nazis. De ellos, solo sobrevivieron 2.500.
En 1995, el expresidente Jacques Chirac fue el primero en reconocer la responsabilidad francesa en la deportación. “La locura criminal del ocupante fue secundada por franceses, por el Estado francés. Francia, patria de las luces y de los derechos humanos, tierra de acogida y de asilo, cometía lo irreparable”, declaró en un histórico discurso que conmemoraba una de las redadas más tristemente célebres, la del Velódromo de Invierno en julio de 1942.