El nieto de Jomeini quiere elegir al próximo ayatolá de Irán
El moderado familiar del líder se presenta a la asamblea que busca sucesor para Jamenei
Ali Falahi
Teherán, El País
Hassan Jomeini, el nieto del fundador de la República Islámica de Irán, Ruholá Jomeini, ha presentado su candidatura a las elecciones de la Asamblea de Expertos, un consejo de 88 clérigos de alto rango que designan, supervisan y destituyen al líder supremo, el cargo más alto en el complejo sistema político del país persa. Hassan Jomeini, de 43 años, se convirtió en el principal heredero de la familia tras la muerte de su padre, Ahmad Jomeini, en 1995. Aunque durante estos años el clérigo no ha asumido ningún cargo políticamente relevante, se ha presentado como una figura de tendencias moderadas y cercano a los reformistas.
La decisión de Jomeini de concurrir a los comicios de la Asamblea el 26 de febrero, el mismo día que las elecciones parlamentarias, ha provocado una auténtica polémica. Los sectores conservadores ven con recelo el intento de los actores reformistas de ocupar los escaños del órgano que se encarga de la sucesión de Ali Jamenei, el actual líder iraní, de 76 años. Esta Asamblea se elige cada ocho años, por lo que estas elecciones son de gran importancia.
No obstante, los candidatos deben superar el filtro del Consejo de Guardianes, integrado por seis clérigos y seis juristas que vigilan la aptitud de los candidatos a todas las elecciones. Este ente siempre ha sido una de las bazas de los ultras para cribar e imponer sus candidatos.
La operación de próstata de Ali Jamenei en septiembre de 2014 dio pie a una serie de especulaciones sobre el futuro líder de la República Islámica. Así se rompió el tabú de hablar del relevo del líder. Akbar Hashemí Rafsanyaní, el expresidente y actual miembro de la Asamblea, no sólo declaró que un grupo de clérigos está examinando a posibles candidatos para suceder a Jamenei, sino planteó la posibilidad de la formación de un consejo de liderazgo, si ningún candidato consigue el respaldo de la Asamblea. Estos comentarios provocaron la reacción de Sadeq Lariyaní, jefe del Poder Judicial, que los calificó de "unas ilusiones personales".
La candidatura de Hassan Jomeini no sólo se sustenta en el parentesco con el carismático abuelo, que le garantiza el apoyo de una parte de la sociedad iraní. Aunque la familia y, en especial, Hassan Jomeini, han intentado mantenerse alejados de las diferentes tendencias políticas del país, sus lazos con los reformistas y sobre todo con el expresidente reformista Mohammad Jatamí son innegables. Tampoco ha pasado desapercibido el apoyo que ha ofrecido al nieto de Jomeini el propio Hashemí Rafsanyaní —rival personal y político de Jamenei—, que lo describió hace unos meses como "sabio", el sobrenombre que se da a los clérigos de más alto nivel, lo que suscitó la indignación de los medios críticos con el círculo de Hashemí.
Jomeini también cuenta con el respaldo de una parte de los ayatolas que han preferido mantener su distancia con el centro del poder y se presentan más tolerantes con respecto a las nuevas tecnologías y abogan por medidas moderadas y reformistas en temas políticos.
El politólogo y profesor de universidad, Sadegh Zibakalam, observa la candidatura de Jomeini, como "el refuerzo del frente del presidente Rohaní en las elecciones" del 26 de febrero y opina que "mientras Jomeini no se aleje de Hashemí, los ultras se opondrán a su candidatura (…) lo que resultaba previsible”.
El moderado presidente Rohaní y su aliado Akbar Hashemí Rafsanyaní piensan sacar provecho de la popularidad que les ha brindado el acuerdo nuclear que el Gobierno firmó en el mes de julio con las grandes potencias mundiales, y del inminente levantamiento de sanciones, con el fin de asumir nuevas parcelas de poder en las futuras elecciones del Parlamento y de la Asamblea de Expertos. El nuevo panorama sociopolítico alimenta esperanzas sobre una nueva alianza entre los dos veteranos con el joven Jomeini para hacer frente a los sectores más conservadores del sistema.
Ali Falahi
Teherán, El País
Hassan Jomeini, el nieto del fundador de la República Islámica de Irán, Ruholá Jomeini, ha presentado su candidatura a las elecciones de la Asamblea de Expertos, un consejo de 88 clérigos de alto rango que designan, supervisan y destituyen al líder supremo, el cargo más alto en el complejo sistema político del país persa. Hassan Jomeini, de 43 años, se convirtió en el principal heredero de la familia tras la muerte de su padre, Ahmad Jomeini, en 1995. Aunque durante estos años el clérigo no ha asumido ningún cargo políticamente relevante, se ha presentado como una figura de tendencias moderadas y cercano a los reformistas.
La decisión de Jomeini de concurrir a los comicios de la Asamblea el 26 de febrero, el mismo día que las elecciones parlamentarias, ha provocado una auténtica polémica. Los sectores conservadores ven con recelo el intento de los actores reformistas de ocupar los escaños del órgano que se encarga de la sucesión de Ali Jamenei, el actual líder iraní, de 76 años. Esta Asamblea se elige cada ocho años, por lo que estas elecciones son de gran importancia.
No obstante, los candidatos deben superar el filtro del Consejo de Guardianes, integrado por seis clérigos y seis juristas que vigilan la aptitud de los candidatos a todas las elecciones. Este ente siempre ha sido una de las bazas de los ultras para cribar e imponer sus candidatos.
La operación de próstata de Ali Jamenei en septiembre de 2014 dio pie a una serie de especulaciones sobre el futuro líder de la República Islámica. Así se rompió el tabú de hablar del relevo del líder. Akbar Hashemí Rafsanyaní, el expresidente y actual miembro de la Asamblea, no sólo declaró que un grupo de clérigos está examinando a posibles candidatos para suceder a Jamenei, sino planteó la posibilidad de la formación de un consejo de liderazgo, si ningún candidato consigue el respaldo de la Asamblea. Estos comentarios provocaron la reacción de Sadeq Lariyaní, jefe del Poder Judicial, que los calificó de "unas ilusiones personales".
La candidatura de Hassan Jomeini no sólo se sustenta en el parentesco con el carismático abuelo, que le garantiza el apoyo de una parte de la sociedad iraní. Aunque la familia y, en especial, Hassan Jomeini, han intentado mantenerse alejados de las diferentes tendencias políticas del país, sus lazos con los reformistas y sobre todo con el expresidente reformista Mohammad Jatamí son innegables. Tampoco ha pasado desapercibido el apoyo que ha ofrecido al nieto de Jomeini el propio Hashemí Rafsanyaní —rival personal y político de Jamenei—, que lo describió hace unos meses como "sabio", el sobrenombre que se da a los clérigos de más alto nivel, lo que suscitó la indignación de los medios críticos con el círculo de Hashemí.
Jomeini también cuenta con el respaldo de una parte de los ayatolas que han preferido mantener su distancia con el centro del poder y se presentan más tolerantes con respecto a las nuevas tecnologías y abogan por medidas moderadas y reformistas en temas políticos.
El politólogo y profesor de universidad, Sadegh Zibakalam, observa la candidatura de Jomeini, como "el refuerzo del frente del presidente Rohaní en las elecciones" del 26 de febrero y opina que "mientras Jomeini no se aleje de Hashemí, los ultras se opondrán a su candidatura (…) lo que resultaba previsible”.
El moderado presidente Rohaní y su aliado Akbar Hashemí Rafsanyaní piensan sacar provecho de la popularidad que les ha brindado el acuerdo nuclear que el Gobierno firmó en el mes de julio con las grandes potencias mundiales, y del inminente levantamiento de sanciones, con el fin de asumir nuevas parcelas de poder en las futuras elecciones del Parlamento y de la Asamblea de Expertos. El nuevo panorama sociopolítico alimenta esperanzas sobre una nueva alianza entre los dos veteranos con el joven Jomeini para hacer frente a los sectores más conservadores del sistema.