‘Dawn’ sobrevuela Ceres más cerca que nunca
La sonda de la NASA retrata los cráteres del planeta enano, que emiten nubes de vapor como los cometas
Nuño Domínguez, El País
Hoy, a más de 500 millones de kilómetros de la Tierra, la sonda Dawn de la NASA está concluyendo las maniobras de su último descenso sobre Ceres. Desde su descubrimiento a principios del siglo XIX, este cuerpo del cinturón de asteroides que hay entre Marte y Júpiter ha sido alternativamente un planeta, un asteroide y, actualmente, un planeta enano, en concreto, el menor de todos ellos. La nave estadounidense está realizando el mapa más preciso de este cuerpo y los nuevos datos publicados están desdibujando más que nunca las definiciones que usamos para los objetos del Sistema Solar.
Este planeta enano podría albergar abundante agua y se piensa que esta es la causa de las neblinas observadas por misiones anteriores
Un estudio publicado hoy en Nature analiza nuevas imágenes de la misión que se han tomado a más de 4.400 kilómetros sobre la superficie. Desvelan que, en general, Ceres tiene el color gris del cemento. Pero también se han avistado más de 130 zonas brillantes, algunas del mismo color que los océanos helados de la Tierra.
Este planeta enano, con un diámetro de 950 kilómetros, podría albergar abundante agua y se piensa que esta es la causa de las neblinas observadas por misiones anteriores. Lo nuevos datos de Dawn corroboran esta posibilidad. La sonda ha analizado en detalle el cráter Occator, de unos 90 kilómetros de diámetro. El fondo es de un color muy brillante, posiblemente debido al hielo que parece transformarse en vapor de forma violenta, igual que sucede en los cometas al contacto con la luz del Sol.
Ceres, escriben los autores del estudio, es el primer cuerpo de gran tamaño dentro del cinturón de asteroides en el que se ha encontrado no solo material primigenio del Sistema Solar, sino también “una actividad similar a la de un cometa”. Los nuevos datos refuerzan la visión de que no existe una frontera bien definida entre asteroides y cometas, tanto en su composición como en su comportamiento, dice el estudio.
Otro estudio publicado hoy en Nature apunta a que Ceres pudo migrar hasta el cinturón de asteroides desde zonas del Sistema Solar mucho más externas. Se basa en análisis detallados de la composición de la superficie, donde se ha hallado hielo de amoniaco, un compuesto que solo es estable en el frío intenso de las afueras del Sistema Solar.
Tras un viaje de siete años y medio que concluyó en marzo, la sonda va a sobrevolar Ceres a una distancia de unos 350 kilómetros, su nivel más bajo. La nave es la primera de la historia que orbita en torno a un planeta enano. Sus nuevas observaciones prometen desvelar aún más misterios sobre este cuerpo, el mayor de todo el cinturón de asteroides.
Nuño Domínguez, El País
Hoy, a más de 500 millones de kilómetros de la Tierra, la sonda Dawn de la NASA está concluyendo las maniobras de su último descenso sobre Ceres. Desde su descubrimiento a principios del siglo XIX, este cuerpo del cinturón de asteroides que hay entre Marte y Júpiter ha sido alternativamente un planeta, un asteroide y, actualmente, un planeta enano, en concreto, el menor de todos ellos. La nave estadounidense está realizando el mapa más preciso de este cuerpo y los nuevos datos publicados están desdibujando más que nunca las definiciones que usamos para los objetos del Sistema Solar.
Este planeta enano podría albergar abundante agua y se piensa que esta es la causa de las neblinas observadas por misiones anteriores
Un estudio publicado hoy en Nature analiza nuevas imágenes de la misión que se han tomado a más de 4.400 kilómetros sobre la superficie. Desvelan que, en general, Ceres tiene el color gris del cemento. Pero también se han avistado más de 130 zonas brillantes, algunas del mismo color que los océanos helados de la Tierra.
Este planeta enano, con un diámetro de 950 kilómetros, podría albergar abundante agua y se piensa que esta es la causa de las neblinas observadas por misiones anteriores. Lo nuevos datos de Dawn corroboran esta posibilidad. La sonda ha analizado en detalle el cráter Occator, de unos 90 kilómetros de diámetro. El fondo es de un color muy brillante, posiblemente debido al hielo que parece transformarse en vapor de forma violenta, igual que sucede en los cometas al contacto con la luz del Sol.
Ceres, escriben los autores del estudio, es el primer cuerpo de gran tamaño dentro del cinturón de asteroides en el que se ha encontrado no solo material primigenio del Sistema Solar, sino también “una actividad similar a la de un cometa”. Los nuevos datos refuerzan la visión de que no existe una frontera bien definida entre asteroides y cometas, tanto en su composición como en su comportamiento, dice el estudio.
Otro estudio publicado hoy en Nature apunta a que Ceres pudo migrar hasta el cinturón de asteroides desde zonas del Sistema Solar mucho más externas. Se basa en análisis detallados de la composición de la superficie, donde se ha hallado hielo de amoniaco, un compuesto que solo es estable en el frío intenso de las afueras del Sistema Solar.
Tras un viaje de siete años y medio que concluyó en marzo, la sonda va a sobrevolar Ceres a una distancia de unos 350 kilómetros, su nivel más bajo. La nave es la primera de la historia que orbita en torno a un planeta enano. Sus nuevas observaciones prometen desvelar aún más misterios sobre este cuerpo, el mayor de todo el cinturón de asteroides.