Clinton mantiene la ventaja ante sus rivales demócratas y mira ya a los republicanos
La seguridad y el terrorismo vuelven a dominar el último debate demócrata
Silvia Ayuso
Washington, El País
Hillary Clinton se prepara ya para el cara a cara con su contrincante republicano en el camino a la Casa Blanca. Queda más de mes y medio para el inicio de las primarias que deberán seleccionar al candidato demócrata, pero la exsecretaria de Estado actúa ya casi como fuera la elegida. En el último debate demócrata del año, los rivales de Clinton no lograron acortar la distancia que los separa en las encuestas y ella pareció lanzar sus dardos más contra el próximo candidato republicano que contra los dos aspirantes demócratas a su lado.
Quizás el momento más gráfico sobre la consolidación de la distancia entre Clinton y el senador por Vermont Bernie Sanders y el exgobernador de Maryland Martin O’Malley fue al término de la primera parte del debate. Tras la pausa comercial, las cámaras enfocaron de nuevo el podio instalado en la facultad de Saint Anselm College, en Manchester (New Hampshire). Faltaba Clinton, que no había tenido tiempo suficiente para regresar a su puesto, en el centro del escenario. Desconcertados, los moderadores del debate dudaron unos instantes antes de lanzar la siguiente pregunta a los dos aspirantes ya instalados, pero el público contenía el aliento. Unos segundos más tarde, Clinton hizo su entrada y se colocó en su sitio con un escueto “lo siento”, que el auditorio recibió con risas y aplausos. Se los había vuelto a meter en el bolsillo.
Los candidatos discutieron de forma mayormente educada durante las dos horas que duró el debate organizado por la cadena ABC. Dos semanas después de la matanza terrorista de San Bernardino, la lucha contra el Estado Islámico y el control de armas marcó buena parte de un debate en el que los argumentos contrastaron fuertemente con las propuestas republicanas, como destacaron todos los candidatos una y otra vez.
Pero aunque los tres coincidieron en rechazar el envío de tropas estadounidenses a combatir al ISIS, las distancias se ampliaron a la hora de evaluar el papel de Estados Unidos en esta lucha global y en la necesidad de forzar un cambio de régimen en Siria. “Si Estados Unidos no asume el liderazgo, no hay otro líder, entonces habrá un vacío” de poder, dijo Clinton, quien también insistió en la necesidad de sacar del poder a Bachar el Asad en Siria.
La policía del mundo
“No podemos ser la policía del mundo”, rebatió Sanders, que recordó que “no es Asad el que ataca Estados Unidos, es el ISIS”.
Trump se cuela en el debate demócrata
El candidato republicano Donald Trump se coló la noche del sábado en el debate demócrata, donde el millonario y sus controvertidas propuestas fueron usadas por los aspirantes demócratas como el ejemplo a no seguir.
Con su propuesta de cerrar las puertas de Estados Unidos a los musulmanes, Trump “está convirtiéndose en el mejor reclutador del ISIS”, denunció Hillary Clinton, que citó al magnate republicano por su nombre en varios momentos del debate. El exgobernador de Maryland Martin O’Malley fue más lejos aún y llamó a “no rendir los valores americanos a los racistas ni a las propuestas fascistas de millonarios bocazas”.
Trump también estuvo de forma recurrente en el discurso del tercer candidato demócrata en el podio en New Hampshire, Bernie Sanders, que denunció las políticas empresariales del inmobiliario millonario. “Cree que los salarios bajos son una buena idea”, lamentó el candidato demócrata socialista.
El debate estuvo precedido por una polémica interna que amenazaba con ensombrecer el intercambio de los aspirantes presidenciales. Pocas horas antes de la cita en New Hampshire, el Comité Nacional Demócrata (DNC) había dado marcha atrás en su decisión de suspender el acceso del equipo de Sanders a la base de datos de votantes demócratas.
La sanción había sido impuesta el viernes, tras conocerse que varios miembros de su campaña accedieron a datos de electores recolectados por el equipo de Clinton gracias a un error informático. Pero esa decisión llevó a Sanders a presentar a su vez una demanda contra el DNC, al que acusó —y no es la primera vez— de beneficiar a Clinton en la carrera interna por la nominación. Finalmente, ambas partes llegaron a un acuerdo y Sanders obtuvo de nuevo acceso a la base de datos. Las aguas sin embargo no se calmaron. El DNC dejó claro que la investigación sobre el incidente continuará y que espera la “total cooperación” del equipo del senador de Vermont.
¿Merece Clinton una disculpa?, le preguntaron los moderadores nada más comenzar el debate. “Sí, y pido disculpas”, respondió Sanders entre aplausos y mirando a Clinton. La exsecretaria de Estado agradeció el gesto y llamó a pasar página y “avanzar” hacia otros temas más importantes. Unas palabras similares a las que había tenido Sanders en el primer debate demócrata, cuando era Clinton la acosada por la revelación de que había usado un servidor privado de correo electrónico cuando era la jefa de la diplomacia del país.
Silvia Ayuso
Washington, El País
Hillary Clinton se prepara ya para el cara a cara con su contrincante republicano en el camino a la Casa Blanca. Queda más de mes y medio para el inicio de las primarias que deberán seleccionar al candidato demócrata, pero la exsecretaria de Estado actúa ya casi como fuera la elegida. En el último debate demócrata del año, los rivales de Clinton no lograron acortar la distancia que los separa en las encuestas y ella pareció lanzar sus dardos más contra el próximo candidato republicano que contra los dos aspirantes demócratas a su lado.
Quizás el momento más gráfico sobre la consolidación de la distancia entre Clinton y el senador por Vermont Bernie Sanders y el exgobernador de Maryland Martin O’Malley fue al término de la primera parte del debate. Tras la pausa comercial, las cámaras enfocaron de nuevo el podio instalado en la facultad de Saint Anselm College, en Manchester (New Hampshire). Faltaba Clinton, que no había tenido tiempo suficiente para regresar a su puesto, en el centro del escenario. Desconcertados, los moderadores del debate dudaron unos instantes antes de lanzar la siguiente pregunta a los dos aspirantes ya instalados, pero el público contenía el aliento. Unos segundos más tarde, Clinton hizo su entrada y se colocó en su sitio con un escueto “lo siento”, que el auditorio recibió con risas y aplausos. Se los había vuelto a meter en el bolsillo.
Los candidatos discutieron de forma mayormente educada durante las dos horas que duró el debate organizado por la cadena ABC. Dos semanas después de la matanza terrorista de San Bernardino, la lucha contra el Estado Islámico y el control de armas marcó buena parte de un debate en el que los argumentos contrastaron fuertemente con las propuestas republicanas, como destacaron todos los candidatos una y otra vez.
Pero aunque los tres coincidieron en rechazar el envío de tropas estadounidenses a combatir al ISIS, las distancias se ampliaron a la hora de evaluar el papel de Estados Unidos en esta lucha global y en la necesidad de forzar un cambio de régimen en Siria. “Si Estados Unidos no asume el liderazgo, no hay otro líder, entonces habrá un vacío” de poder, dijo Clinton, quien también insistió en la necesidad de sacar del poder a Bachar el Asad en Siria.
La policía del mundo
“No podemos ser la policía del mundo”, rebatió Sanders, que recordó que “no es Asad el que ataca Estados Unidos, es el ISIS”.
Trump se cuela en el debate demócrata
El candidato republicano Donald Trump se coló la noche del sábado en el debate demócrata, donde el millonario y sus controvertidas propuestas fueron usadas por los aspirantes demócratas como el ejemplo a no seguir.
Con su propuesta de cerrar las puertas de Estados Unidos a los musulmanes, Trump “está convirtiéndose en el mejor reclutador del ISIS”, denunció Hillary Clinton, que citó al magnate republicano por su nombre en varios momentos del debate. El exgobernador de Maryland Martin O’Malley fue más lejos aún y llamó a “no rendir los valores americanos a los racistas ni a las propuestas fascistas de millonarios bocazas”.
Trump también estuvo de forma recurrente en el discurso del tercer candidato demócrata en el podio en New Hampshire, Bernie Sanders, que denunció las políticas empresariales del inmobiliario millonario. “Cree que los salarios bajos son una buena idea”, lamentó el candidato demócrata socialista.
El debate estuvo precedido por una polémica interna que amenazaba con ensombrecer el intercambio de los aspirantes presidenciales. Pocas horas antes de la cita en New Hampshire, el Comité Nacional Demócrata (DNC) había dado marcha atrás en su decisión de suspender el acceso del equipo de Sanders a la base de datos de votantes demócratas.
La sanción había sido impuesta el viernes, tras conocerse que varios miembros de su campaña accedieron a datos de electores recolectados por el equipo de Clinton gracias a un error informático. Pero esa decisión llevó a Sanders a presentar a su vez una demanda contra el DNC, al que acusó —y no es la primera vez— de beneficiar a Clinton en la carrera interna por la nominación. Finalmente, ambas partes llegaron a un acuerdo y Sanders obtuvo de nuevo acceso a la base de datos. Las aguas sin embargo no se calmaron. El DNC dejó claro que la investigación sobre el incidente continuará y que espera la “total cooperación” del equipo del senador de Vermont.
¿Merece Clinton una disculpa?, le preguntaron los moderadores nada más comenzar el debate. “Sí, y pido disculpas”, respondió Sanders entre aplausos y mirando a Clinton. La exsecretaria de Estado agradeció el gesto y llamó a pasar página y “avanzar” hacia otros temas más importantes. Unas palabras similares a las que había tenido Sanders en el primer debate demócrata, cuando era Clinton la acosada por la revelación de que había usado un servidor privado de correo electrónico cuando era la jefa de la diplomacia del país.