15 gigatoneladas de gases de efecto invernadero de más en 2030
El pacto es solo el inicio de un camino ya que los esfuerzos actuales no son suficientes
Manuel Planelles
París, El País
El pacto aprobado el sábado en la Cumbre del Clima de París, del que forman parte 195 países, consta de dos partes. La primera es el acuerdo (18 páginas) y la segunda es la decisión (22 páginas). En esta última, que está abierta a ser modifica cada año, es donde se baja al detalle en muchos de los aspectos de la lucha contra el cambio climático previstos para los próximos años.
Ahí se reconoce que los esfuerzos que hasta ahora los Gobiernos del mundo han puesto sobre la mesa no son suficientes para cumplir con el objetivo general del acuerdo de París: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que expulsa el hombre con sus actividades para que el aumento de la temperatura a final de siglo se quede "muy por debajo" de los 2 grados respecto a los niveles preindustriales. Según se reconoce en la decisión, al mundo le sobrarán 15 gigatoneladas de gases anuales en 2030. En esa fecha, la ONU estima que se tendrían que estar rondando las 40 gigatoneladas al año, pero la previsión que figura en el texto es estar en las 55 gigatoneladas.
Para llegar a esta conclusión se parte de un informe que en octubre presentó el área de cambio climático de la ONU, al que también se hace referencia en el texto. Aquel documento analizaba los planes que 150 países habían presentado voluntariamente para recortar las emisiones. Entre esos 150 figuraban las principales economías del planeta y los principales emisores. La ONU estableció que, aunque al sumar todos esos esfuerzos se conseguían reducir un 9% las emisiones per cápita del mundo, las emisiones brutas seguirían creciendo hasta alcanzar las 55 gigatonaladas, 15 más de lo necesario si se quiere cumplir con el objetivo de los dos grados.
Por eso en el acuerdo de París se establece un mecanismo de revisión cada cinco años, que debería implicar que los programas de reducción de cada país aumenten para corregir esa brecha.
En la decisión se establece que en 2018 se realizará "un balance de los esfuerzos colectivos" para "determinar el avance en el logro del objetivo a largo plazo". La primera revisión al alza de los planes nacionales sería para 2020.
Manuel Planelles
París, El País
El pacto aprobado el sábado en la Cumbre del Clima de París, del que forman parte 195 países, consta de dos partes. La primera es el acuerdo (18 páginas) y la segunda es la decisión (22 páginas). En esta última, que está abierta a ser modifica cada año, es donde se baja al detalle en muchos de los aspectos de la lucha contra el cambio climático previstos para los próximos años.
Ahí se reconoce que los esfuerzos que hasta ahora los Gobiernos del mundo han puesto sobre la mesa no son suficientes para cumplir con el objetivo general del acuerdo de París: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que expulsa el hombre con sus actividades para que el aumento de la temperatura a final de siglo se quede "muy por debajo" de los 2 grados respecto a los niveles preindustriales. Según se reconoce en la decisión, al mundo le sobrarán 15 gigatoneladas de gases anuales en 2030. En esa fecha, la ONU estima que se tendrían que estar rondando las 40 gigatoneladas al año, pero la previsión que figura en el texto es estar en las 55 gigatoneladas.
Para llegar a esta conclusión se parte de un informe que en octubre presentó el área de cambio climático de la ONU, al que también se hace referencia en el texto. Aquel documento analizaba los planes que 150 países habían presentado voluntariamente para recortar las emisiones. Entre esos 150 figuraban las principales economías del planeta y los principales emisores. La ONU estableció que, aunque al sumar todos esos esfuerzos se conseguían reducir un 9% las emisiones per cápita del mundo, las emisiones brutas seguirían creciendo hasta alcanzar las 55 gigatonaladas, 15 más de lo necesario si se quiere cumplir con el objetivo de los dos grados.
Por eso en el acuerdo de París se establece un mecanismo de revisión cada cinco años, que debería implicar que los programas de reducción de cada país aumenten para corregir esa brecha.
En la decisión se establece que en 2018 se realizará "un balance de los esfuerzos colectivos" para "determinar el avance en el logro del objetivo a largo plazo". La primera revisión al alza de los planes nacionales sería para 2020.