Tras el atentado al semanario Charlie Hebdo, Francia vuelve a vivir días de angustia

París, DPA
Francia prometió más policía y un mayor estado de alerta tras el atentado contra la redacción del semanario satírico francés “Charlie Hebdo” en París en enero. Después de la ola de atentados del viernes, las críticas a la política de seguridad del gobierno se hacen oír con cada vez más fuerza. Otros, en tanto, advierten en contra de sacrificar derechos fundamentales en pos de la seguridad.

¿Qué se hizo tras el atentado contra “Charlie Hebdo”?

Desde los atentados contra “Charlie Hebdo”, la muerte de una mujer policía y la de cuatro personas en un supermercado judío en París en enero, entra en vigor el nivel de máxima alerta terrorista “Vigipirate Alerte Attentat”. Siete mil soldados son desplegados en el país para patrullar lugares como la Torre Eiffel, las estaciones de trenes y las sinagogas. En teatros y museos, personal de seguridad revisa los bolsos de los visitantes. A mediados de año, el Parlamento prometió a los servicios secretos amplias competencias para realizar escuchas y acciones de vigilancia en Internet. Hace años, las autoridades almacenan datos de telecomunicaciones para combatir la criminalidad y el terrorismo.

¿Fallaron las autoridades?

Este tipo de acusaciones se hicieron una y otra vez en los últimos meses. Muchos sospechosos de terrorismo lograron actuar por más que estuvieran fichados por las autoridades, como el atacante del tren Thalys que logró ser reducido o uno de los atacantes suicidas de la sala de conciertos “Bataclan”. Sin embargo, estas personas fichadas bajo una “s” (la “s” figura para “protección del Estado”) son, según el primer ministro francés Manuel Valls, más de 10.000, y más de la mitad de ellas están registradas como islamistas radicales o por posibles conexiones con el terrorismo.
“Los más peligrosos son vigilados, mientras que los más silenciosos no se toman en cuenta”, indican desde círculos de seguridad de acuerdo con el diario “Le Figaro”. “Esto puede terminar siendo fatal, pero no pueden ser vigilados todos”. Sin embargo, esta información desata un tipo de alerta cuando la persona es controlada en alguna instancia.
Tras la reciente ola de atentrados hay otras preguntas: uno de los atacantes, Samy Amimour, estaba acusado de terrorismo y bajo vigilancia de la justicia, pero igual pudo dejar el país en 2013. Sin embargo, aún no están claras las circunstancias.

¿Por qué está Francia en la mira de los terroristas del EI y por qué tiene tantos islamistas potenciales?

El Ejército francés lucha en la zona del Sahel contra las milicias terroristas mientras que la fuerza aérea ataca objetivos de EI en Irak y Siria. Además, Francia representa el estilo de vida occidental, rechazado por los islamistas. El viernes fueron atacados, entre otros, bares, restaurantes y una sala de conciertos donde tocaba una banda de hard rock.
En los suburbios de muchas ciudades francesas se da además una mezcla explosiva: muchos jóvenes, hijos de inmigrantes, viven allí aislados y con pocas oportunidades. El primer ministro Valls habló de una especie de “apartheid”. El diputado socialista Malek Boutih advirtió que no sorprende que la radicalización islamista tenga éxito allí.
De acuerdo con los últimos datos del ministro del Interior Bernard Cazeneuve, 571 franceses viajaron a Siria o Irak para sumarse a la yihad o guerra santa, de los cuales 141 murieron allí y 246 regresaron a Francia. En general, las autoridades parten de la base de que podría haber 2.000 franceses involucrados en redes islamistas.

¿Qué papel desempeñan los socios europeos?

Los franceses están molestos porque en Bruselas no logran avanzar en temas espinosos como la evaluación de datos de pasajeros de vuelos. El ministro del Interior Cazeneuve dejó en claro que espera que ahora haya movimiento, pero el proyecto plantea reparos entre los protectores de los datos personales. París también quiere controles coordinados en las fronteras internas de la UE.

¿Se convertirá Francia en un Estado policial?

El Gobierno asegura que no. “Respetamos nuestro derecho, respetamos nuestras libertades fundamentales”, dice Valls. Sin embargo, el estado de excepción vigente limita algunos derechos: son posibles los registros de y arrestos en viviendas sin orden judicial. La idea es modificar la Constitución y endurecer la política de seguridad.
De todas formas, hay algo claro: la seguridad total es imposible en un país libre. “No se pueden poner militares en todas las esquinas”, dijo incluso el jefe del Estado Mayor, Pierre de Villiers, al diario “Direct Matin”.

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