Putin da crédito a la pista terrorista y cancela todos los vuelos a Egipto
El jefe del Servicio Federal de Seguridad expresa su preocupación por "las rutas de turismo"
Pilar Bonet
Moscú, El País
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó ayer el cese de los vuelos de las compañías rusas a Egipto hasta el esclarecimiento de la catástrofe del Airbus 321 sobre la península del Sinaí y dio instrucciones para repatriar a los ciudadanos que allí se encuentran. De este modo, con retraso respecto a otros países occidentales que ya suspendieron vuelos a Egipto, Putin admitió de hecho que la causa del suceso que costó la vida a 224 personas pudo ser un atentado.
La interrupción de vuelos fue propuesta por el director del Servicio Federal de Seguridad, Alexandr Bórtnikov, durante una sesión del Comité Antiterrorista Nacional. Formalmente, Putin aceptó la propuesta poco después y encargó al Gobierno que elaborara un mecanismo para ponerla en práctica. En Egipto se encuentran actualmente 45.000 ciudadanos rusos y los vuelos quedan congelados desde ayer, según afirmó el director de la Agencia Estatal de Turismo, Oleg Safónov. La evacuación de los turistas se calcula que llevará un mínimo de dos semanas.
Fuentes de la inteligencia británica y estadounidense citadas por la agencia Reuters apuntaron ayer que los servicios de esos países han interceptado comunicaciones de presuntos militantes islamistas radicales que reforzarían la tesis de una bomba en el avión. Fuentes de la investigación citadas por la cadena France 2 sostienen que en la grabación de la caja negra se oye una explosión de características incompatible con una rotura de motores.
La decisión rusa de suspender los vuelos a Egipto supone un reconocimiento de hecho del peligro para los ciudadanos rusos en el extranjero, pero formalmente el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, insistía en negar la relación entre el cese de los vuelos y el eventual acto terrorista como causa de la catástrofe.
EE UU reforzará la seguridad en aeropuertos
El temor a que la tragedia del avión ruso haya sido provocada por un ataque terrorista ha llevado a Estados Unidos a anunciar un refuerzo de la seguridad en los aeropuertos. El secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson, explicó que las medidas serán adoptadas en consulta con aerolíneas y Gobiernos extranjeros “relevantes”. No dio detalles, más allá de recalcar que el plan solo se refiere por el momento a algunas terminales foráneas “de la región”, en referencia a Oriente Próximo.
El refuerzo afectará a la revisión de los artículos que los pasajeros pueden llevar consigo en el avión y las inspecciones en aeródromos, entre otras medidas.
La operación militar aérea rusa en Siria no está resultando aparentemente como los dirigentes del país quisieran. Aparte de costar entre 2 y 4,5 millones de euros diarios al presupuesto nacional, (sobre todo en explosivos), la operación aérea puede costarle además el cargo a su responsable, el vicejefe del Estado mayor y jefe de la dirección operativa central, el general Andréi Kartapólov, si el presidente Putin acepta las propuestas que, según la agencia oficial TASS, han sido firmadas por el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú.
Citando una fuente en ese departamento, TASS afirmaba en un despacho fechado ayer que el ministro ha propuesto nombrar a Kartapólov jefe de las tropas del distrito militar occidental y sustituirlo por el general Serguéi Rutskói al frente de la dirección operativa central. La agencia evita mencionar que Kartapólov es responsable de la operación siria. En calidad de tal, el militar se ha explayado sobre los supuestos éxitos de la operación y el 16 de octubre afirmaba al diario Komsomólskaya Pravda que “la acción de la aviación rusa ha devuelto la sonrisa a los niños sirios”.
El economista Andréi Ilariónov, exasesor de Vladímir Putin, comentaba el viernes por la mañana unas declaraciones de Kartapólov, según el cual en las primeras tres semanas de la operación en Siria se habían liberado 350 kilómetros cuadrados y 50 localidades. Al ritmo mencionado, según Ilariónov, harían falta casi cinco años para duplicar el territorio controlado en agosto por el presidente Bachar el Asad (el 16% de un país de 185.180 kilómetros cuadrados) y se requerirían 31 años para liberar toda Siria.
Pilar Bonet
Moscú, El País
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó ayer el cese de los vuelos de las compañías rusas a Egipto hasta el esclarecimiento de la catástrofe del Airbus 321 sobre la península del Sinaí y dio instrucciones para repatriar a los ciudadanos que allí se encuentran. De este modo, con retraso respecto a otros países occidentales que ya suspendieron vuelos a Egipto, Putin admitió de hecho que la causa del suceso que costó la vida a 224 personas pudo ser un atentado.
La interrupción de vuelos fue propuesta por el director del Servicio Federal de Seguridad, Alexandr Bórtnikov, durante una sesión del Comité Antiterrorista Nacional. Formalmente, Putin aceptó la propuesta poco después y encargó al Gobierno que elaborara un mecanismo para ponerla en práctica. En Egipto se encuentran actualmente 45.000 ciudadanos rusos y los vuelos quedan congelados desde ayer, según afirmó el director de la Agencia Estatal de Turismo, Oleg Safónov. La evacuación de los turistas se calcula que llevará un mínimo de dos semanas.
Fuentes de la inteligencia británica y estadounidense citadas por la agencia Reuters apuntaron ayer que los servicios de esos países han interceptado comunicaciones de presuntos militantes islamistas radicales que reforzarían la tesis de una bomba en el avión. Fuentes de la investigación citadas por la cadena France 2 sostienen que en la grabación de la caja negra se oye una explosión de características incompatible con una rotura de motores.
La decisión rusa de suspender los vuelos a Egipto supone un reconocimiento de hecho del peligro para los ciudadanos rusos en el extranjero, pero formalmente el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, insistía en negar la relación entre el cese de los vuelos y el eventual acto terrorista como causa de la catástrofe.
EE UU reforzará la seguridad en aeropuertos
El temor a que la tragedia del avión ruso haya sido provocada por un ataque terrorista ha llevado a Estados Unidos a anunciar un refuerzo de la seguridad en los aeropuertos. El secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson, explicó que las medidas serán adoptadas en consulta con aerolíneas y Gobiernos extranjeros “relevantes”. No dio detalles, más allá de recalcar que el plan solo se refiere por el momento a algunas terminales foráneas “de la región”, en referencia a Oriente Próximo.
El refuerzo afectará a la revisión de los artículos que los pasajeros pueden llevar consigo en el avión y las inspecciones en aeródromos, entre otras medidas.
La operación militar aérea rusa en Siria no está resultando aparentemente como los dirigentes del país quisieran. Aparte de costar entre 2 y 4,5 millones de euros diarios al presupuesto nacional, (sobre todo en explosivos), la operación aérea puede costarle además el cargo a su responsable, el vicejefe del Estado mayor y jefe de la dirección operativa central, el general Andréi Kartapólov, si el presidente Putin acepta las propuestas que, según la agencia oficial TASS, han sido firmadas por el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú.
Citando una fuente en ese departamento, TASS afirmaba en un despacho fechado ayer que el ministro ha propuesto nombrar a Kartapólov jefe de las tropas del distrito militar occidental y sustituirlo por el general Serguéi Rutskói al frente de la dirección operativa central. La agencia evita mencionar que Kartapólov es responsable de la operación siria. En calidad de tal, el militar se ha explayado sobre los supuestos éxitos de la operación y el 16 de octubre afirmaba al diario Komsomólskaya Pravda que “la acción de la aviación rusa ha devuelto la sonrisa a los niños sirios”.
El economista Andréi Ilariónov, exasesor de Vladímir Putin, comentaba el viernes por la mañana unas declaraciones de Kartapólov, según el cual en las primeras tres semanas de la operación en Siria se habían liberado 350 kilómetros cuadrados y 50 localidades. Al ritmo mencionado, según Ilariónov, harían falta casi cinco años para duplicar el territorio controlado en agosto por el presidente Bachar el Asad (el 16% de un país de 185.180 kilómetros cuadrados) y se requerirían 31 años para liberar toda Siria.